
El duelo fingido entre Prohens y Cañadas, ejemplo político del mito del eterno retorno, me ha hecho refugiar a Isabel Díaz Ayuso en busca de emociones fuertes. Una vez oí a una mujer que le decía a su hermana: "¡Tenemos que borrar Intereconomía del televisor de mamá. Lo ve todo el día y la pone muy violenta!". Somos esa madre con los vídeos de Ayuso. Me enerva, pero al mismo tiempo siente una fascinación irresistible por sus ojos vacíos mientras vierten odio por la boca. Miguel Ángel Rodríguez ha logrado cotas excelsas como ventrílocuo.
No importa si la presidenta de la comunidad de Madrid habla del aborto, de Pedro Sánchez, de la sanidad pública (o más bien de la privada) ni si pone con Gloria Estefan. Cambiará el rictus apretado o la sonrisa, pero la mirada siempre permanece inalterable. He buscado recientes encuestas de intención de voto y le auguran una mayoría absoluta aún más ancha. Vox lo tendrá difícil para crecer a su costa, porque ella es PP, Vox y cualquier fiesta que pueda organizar Alvise dentro de 2027. Aclaramos que el sondeo lo ha encargado Telemadrid, que es como si la hubiera contratado la presidenta, pero nada indica que la mujer dedicada a hacer más oposición de Sánchez que Feijóo. En Madrid, por lo visto, cada vez hay más Nachos Cano y menos Nachos Duato. Cuando estoy al límite de ponerme violento, busco vídeos del bailarín para compensar una indignación con otra, ahora que él se ha convertido en azote de la presidenta. Este señor, tan elegante y de formas impecables, se enciende criticando a la presidenta. Show del bueno.
Ayuso, como Mazón con la dana, ha salido indemne (incluso reforzada en las urnas) tras su gestión en las residencias de ancianos durante la pandemia. Porque, ¿a quién le importaban un puñado de viejos si los bares estaban abiertos? Isabel es la presidenta que clama politización ante cualquier mención a Gaza en el ámbito público, pero la misma que organiza una semana de fastos para celebrar el Día de la hispanidad, porque entre inmigrantes hay clases: no es lo mismo quienes "comparten lengua y cultura" que los demás. Tiene claro dónde pescar para cumplir la profecía de Telemadrid. Mientras, se fotografía en colegios a los que obliga a ofrecer una versión parcial, sesgada y más propia del franquismo sobre la conquista de América. Porque politización siempre es lo que hacen los demás. Qué suerte no vivir en Madrid.