Si estás interesado en realizar esta ruta guiada por Juan Carlos Palos día 8 de febrero de diciembre 2025 accede al siguiente enlace .
El Born y el muelle de la Riba, el camino del mar dentro de Ciudad
Paseo por la arteria urbana que ha sido durante siglos el camino genuino de entrada y salida de quienes llegaban en barco a la isla

PalmaHasta que la Riera no fue desviada de su curso natural por dentro de Ciutat, este torrente –puigpunyentí de nacimiento– era el camino natural de una parte de las aguas de la Tramuntana hacia el mar. Fue a causa del diluvio de octubre de 1403, en el que murieron unas 5.000 personas. La Rambla, la calle Riera, Unió y el Born configuran la huella fósil de este hecho. Entonces, siglo XV, el mar entraba bien adentro y hasta la plaza de la Reina, este paseo urbano era una pequeña rada, accesible en barco. La desecación de la Riera supuso el nacimiento de un nuevo camino, de una vía pública que nos habla constantemente, con el corazón en la mano, de la historia y del patrimonio, de catástrofes naturales y de celebraciones festivas, de la vida y de la muerte. El Born y el muelle de la Riba son nuestra caminata urbana para entender la relación de la ciudad con el mar, de la memoria de caminos.
En esta ruta no detallamos horarios, sólo desnivel y altura máxima. Tan sólo se trata de un paseo llano y familiar por calles y plazas llenas de historias, leyendas y un inmenso patrimonio arquitectónico y cultural que requiere tiempo y calma para transitarlo sin prisas y con los cinco sentidos. Una iniciativa del diario ARA Baleares y de la Autoridad Portuaria de las Illes Balears para transmitir y dar a conocer el patrimonio secreto de nuestros puertos, con especial mención a los de Palma, Alcudia, Maó, Ibiza y la Savina de Formentera. En esta ocasión partimos de la plaza Weyler de Palma en dirección al mar. Por aquí hacen parada las líneas 3, 4, 7, 20 y 35 de la EMT. Al terminar la ruta, podemos volver atrás a pie o en bus, L-1 (emtpalma.cat).
La ruta
La apertura del Gran Hotel, en 1903, supuso un paso adelante muy importante en la oferta de alojamiento turístico de Palma. Hoy sede del CaixaFòrum, nos encontramos ante una de las joyas del modernismo en Mallorca, proyectada por el arquitecto catalán Lluís Domènech i Montaner. "Un edificio grande y hermoso de cinco pisos, con una fachada imponente y ventanas con balcón que acechan en la pequeña plaza central de la ciudad", tal y como lo describió la escritora británica Margaret d'Este, que se alojó con su madre en la primavera de 1906. Muy cerca, el Forn del Can –pla Pensión Menorquina –plaza del Mercat– son otras muestras representativas del modernismo en nuestra ciudad.
Desde la misma plaza Weyler, nos ponemos a andar en dirección al paseo del Born, por la calle de la Unió. Rodeamos a la izquierda por la popularmente conocida como la plaza de las Tortugas, y entramos en el paseo del Born. Ésta es la verdadera arteria que da vida a la ciudad y que sirve a la vez de portal mayor para todos aquellos que acceden desde el puerto. "Es la yema de la isla, es allí donde pasa el meridiano, es el hueso, el corazón y el alma", dijo el pintor y escritor Santiago Rusiñol.
Al margen de toda la ornamentación del entorno, fruto de la intervención pensada y diseñada por Tomàs Abrines en 1833 como parte del proyecto llamado El Salón de la Princesa, en homenaje de la infanta Maria Isabel Luisa de Borbón y Borbón, futura reina Isabel II, el paseo del Born es "una delicia urbana, una calle por estar", según el periodista y escritor Josep Pla. Otro tiempo, por el centro del Born sólo paseaba la gente de altura, ahora pasa todo el mundo. Entre la Lonja y el palacio de la Almudaina, el mar penetraba hasta casi la confluencia de las calles de la Unió y de Jaume III. La desecación de este espacio en el siglo XVI, transformó 250 metros de 'puerto fangoso' en una vía de vida intensa, que fluye sin darse cuenta por un inmenso y potente entorno patrimonial. Así podemos contemplar el Casal Solleric, del siglo XVIII, y algunos de los edificios más emblemáticos del arquitecto Gaspar Bennàssar y Moner, Can Ribas y el Cine Born, de principios del siglo XX.
Salimos del antiguo Salón de la Princesa y entramos en la plaza de la Reina. El monumento a Isabel II que daba nombre a la plaza cayó el 16 de octubre de 1868, como consecuencia de la proclamación de la Primera República. A la izquierda, tenemos un jardincito proyectado por Josep Frontera en 1863 y un monumento a Joan Alcover de 1927, La musa, obra de Esteve Monegal. En el lado derecho, merece la pena mirar un momento en la calle de la Mar. El portal de la Gabella de la Sal o del Almodí, vestigio de la antigua muralla medieval y el más genuino de los accesos a Palma desde el mar. A la derecha, al inicio de la calle, sobre el muro de un antiguo cuartel militar del siglo XVI, encontramos una placa que recuerda la presencia en este entorno de la escritora francesa George Sand (Aurore Dudevant) y el músico polaco Frederic Chopin, con los dos hijos de aquella, Maurice y Solange, el invierno de 1898 a 1838 la ausencia de puesta por los viajeros en una ciudad "tan cercana de las grandes civilizaciones de Europa".
Retomamos el paseo por la avenida de Antoni Maura en dirección al mar. Hacemos un parón en los jardines del Hort del Rei y echemos un vistazo al antiguo puerto real de la Ciudad, a los pies del palacio de la Almudaina. Una vieja infraestructura portuaria de época medieval musulmana. Atravesamos el paseo de Sagrera, pasamos junto al monumento a Ramon Llull, de 1967, obra del escultor Horacio de Eguia. Dejamos a la izquierda los edificios de Capitanía Marítima y de Aduanas. Al otro lado del paseo, al inicio del muelle de la Riba, encontramos a la izquierda los dos edificios que componen la sede de la Autoridad Portuaria de Baleares. El primero y más antiguo es de 1933, tiene una función más institucional; a su lado, otro más moderno y funcional destinado a oficinas. Sobre la explanada donde nos situamos ahora tenemos, a la derecha, el monumento al Capitán Toni (Remigia Caubet, 1972), el teniente general de la Armada Antoni Barceló y Puente de la Tierra, Hijo Ilustre de Palma y gran corsario del siglo XVIII. Y a tan sólo unos metros, un tramo de vía del tren que conectaba la plaza de Espanya con el puerto, primero en superficie y después enterrado, entre los años 1877 y 1965.
Capilla de Sant Telm
Giramos hacia nuestra derecha, en dirección a poniente, acera al mar. Pasamos por encima de la Escalera Real del muelle de la Lonja. A la derecha, la Lonja y el Consulado del Mar, conectados ahora por la antigua puerta del Moll, consecuencia del desarrollo del puerto y de su agitada actividad entre los siglos XV, XVI y XVII. Nos dirigimos ahora hacia el muelle de pescadores y el Real Club Náutico de Palma, contemplamos la escultura de Lluïsa Granero y Serra, El genio de las islas, de 1986. Antes de poner punto y final a nuestra ruta, nos detenemos ante la capilla de Sant Telm, del siglo XVII. Ubicada inicialmente en la esquina del paseo de Sagrera con la calle de la Mar, en 1947 fue trasladada piedra por piedra hasta este nuevo emplazamiento. Lugar de culto, taller de velas, oficina de aduanas, estanco e incluso taberna, se trata de una pieza clave del patrimonio histórico para entender Palma y el mar. "En la Riba, el paseo era largo y pausado de alcance doméstico, apto para mirones. [.../...] La Riba era entonces uno de los límites de Palma. Su farola, solitaria como todas las farolas, señalaba el final del muelle y, por tanto, el inicio del mundo de fuera Mallorca" (Memoria de Caminos, de Miquel Rayó. Nueva Editorial Muelle, 2022).
Dificultad 1 sobre 5
Distancia 2,5 km
Desnivel 25 m
Duración variable
Altitud máxima 25 m
Ruta no circular
@Fita_a_Fita