Como era Julia Colón según su madre: “Entre las manos, siempre llevaba insectos, cangrejos y langostos”

La madre de la cantante nos cuenta lo pequeña que era y los secretos de su infancia y adolescencia

La cantante Júlia Colom
27/07/2025
3 min

PalmaPor las calles de Valldemossa pasean celebrities Del tamaño de Dua Lipa, Catherine Zeta-Jones y Alexa Chung. Es donde el compositor y pianista Frédéric Chopin y la escritora George Sand se alojaron durante el invierno de 1838-1839 (experiencia no del todo favorable que quedó recogida en el libro Un invierno en Mallorca de Sand). Y por estas mismas calles y jardines, desde el año 1996 corre y juega una muñeca a la que le encantaba jugar con insectos y cazar cangrejos y langostos. Es una celebrity Nostrada: hace años que se pasea por diferentes escenarios cantando desde bien adentro. Es una de las sibilas más conocidas de la isla y desde siempre ha mostrado interés por la glosa. risueña, simpática y muy fácil de llevar". Además, dice que la cantante nunca fue una "muñeca al uso": "No le chamuscaba nada y seguido seguido llevaba en las manos insectos, o cangrejos, o langostos, aunque con el tiempo esa fijación acabó. mamás y papás, ni se disfrazaba ni se maquillaba mucho. En cambio, le gustaba mucho hacer manualidades, collares y pulseras. Era una muñeca sociable y ha sido, desde pequeña, muy autónoma". La creatividad le ha acompañado siempre: "Se inventaba palabras y nos hacía reír mucho. Un pico fuimos al País Vasco y se ponía a hablar en euskera. Inventado todo, claro, pero era muy graciosa”.

Es la de en medio de tres hermanos, dos chicos. "No fue fácil", dice la madre de la autora del disco. Miramar (2023), pero con los años, los tres hermanos encontraron puntos en común por compartir, como la música. "Pasábamos mucho tiempo juntos en familia: hacíamos excursiones, muchos invitados a casa. Los niños hacían. show cuando había invitados, nuestra casa era como un escenario. Los domingos íbamos a la caseta del olivar para hacer tostadas".

Muy pronto vieron que a Julia le gustaba cantar, así que la apuntaron a las corales infantiles de la UIB con sus hermanos, después a bailar ya flauta travesera en la Escuela Municipal de Música de Vallde. canciones". Maria Antònia recuerda un día que la muñeca debía de tener nueve o diez años: "Una amiga mía le pidió qué quería ser de mayor y, ella, seria, respondió: 'Cantante'. Todo el mundo se rió, pero ella lo dijo muy convencida. A medida que creció, esa vocación se hizo más evidente. Decidió hacer Bachillerato Artístico y después continuar con la música, sin plantearse nunca un plan B. Y mira que, en casa, le hemos insistido con esto del plan B".

Era una adolescente y ya pedía a los padres que le acompañaran a las jam sesiones del Saratoga (Palma), y pronto empezó a actuar en público. "Nunca ha tenido miedo al escenario ni al micrófono. Quizás ahora, de mayor, es cuando más prejuicios o nervios sufre", apunta Maria Antònia. Julia dice a menudo que no estaría donde está sin su familia. Y su madre quiere matizar esto: "Nosotros no le hemos ayudado tanto como dice. Sencillamente, no le hemos puesto límites. Eso sí, le insistimos mucho en que debía estudiar y hacer la Selectividad, por si acaso".

Los valores de Julia, según Maria Antònia, van ligados a una serie de factores concretos que le han hecho ser quien es: nacer en Valldemossa, ir a los scouts, a la agrupación Nuredduna; y también haber crecido en una casa llena de amor por la música, así como por la lengua: "Es una muñeca combativa y comprometida con los valores de la tierra, el paisaje y la lengua, unos valores que ha visto en su casa".

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