Precios y turistización alejan a los residentes de los restaurantes
La restauración afronta otra temporada floja en lo que se refiere a la afluencia de turistas, en un momento en que los residentes controlan más los gastos


PalmaLa facturación de cafeterías y restaurantes en las Islas ha descendido entre un 20% y un 30% en los primeros seis meses del año, según los datos de las asociaciones empresariales. "El peor año en bastante tiempo", confirma el presidente de CAEBRestauració, Juanmi Ferrer, quien apunta que una de las causas de la situación es el descenso del consumo por parte de turistas y residentes, que han mermado, y mucho, sus visitas a bares y restaurantes "debido al precio, principalmente", confirma.
Según las patronales, desde la pandemia hasta hoy en día, entre energía, agua y costes de personal, el incremento de gastos es de más del 30%. "Esto sin tener en cuenta el precio de los alquileres de aquellos a los que les acaba el contrato". "Es imposible no repercutir estos incrementos en los precios de la carta, y somos conscientes de que esto es muy complicado de asumir para muchos de los clientes", admite el presidente de los empresarios.
El resultado es que el invierno no ha ido bien a muchos de los negocios que no viven exclusivamente del turismo, pero la llegada masiva de visitantes, en contra de lo que sucedía en las últimas temporadas, "no ha arreglado el cajón, porque van con una botella de agua en la mano, pasan y nos comentan menos", y los locales entran. de una cafetería en Palma.
Los locales giran la espalda
Se ha reducido el número de salidas y la gente va muy alerta con el gasto
Si hay un hecho en el que coinciden la mayoría de empresarios es que los locales han reducido el número de salidas a cenar o comer y, además, "van muy alerta con lo que gastan. Pero es normal. Una pareja y dos hijos no pueden ir a comer por menos de 120 euros. ¿Quién puede aguantar esto?", explica Laura. revelar el nombre. "Es un negocio muy duro y, aunque quien no lo conoce pueda encontrar que hemos subido mucho los precios, si no lo haces debes cerrar", asegura.
Según Jordi, camarero del conocido bar el Aurora en Ciutadella, "es cierto que hay menos movimiento". "El año pasado, en Menorca ya hubo un pequeño retroceso, pero este año es más exagerado. Aquí se ha hablado de que el Born para peatones puede haber afectado a algunos, pero pienso que no. Los turistas y los residentes alertan y gastan menos. Se sienta menos gente y cuando lo hace, su gasto es menor al de otros años", confirma.
Precios exagerados
En las zonas turísticas, los turistas compran alcohol en los supermercados
Por mucho que los costes de los negocios se hayan disparado en los últimos años, los consumidores tienen claro que los precios han ido demasiado lejos. "Han perdido la cabeza", afirma Alfonso Rodríguez, presidente de Consubal. "Los isleños no podemos pagar los precios, se pasan y al final han conseguido que sólo se llenen los locales muy baratos. ¿Dónde deben ir los jóvenes? Antes salías más a celebrar y ahora ya no se puede, es así de simple", explica Rodríguez, quien revela que "en estos momentos en Consubal tramitamos una reclamación de una clienta que tuvo que pagar las 3,5, 3,5 euros por el alioli. Es un abuso de los empresarios, y los clientes están dándole la espalda", confirma.
Joan Fullana pasea muchos por las tardes por la playa de Palma, ya que vive en Can Pastilla. "Ves perfectamente cómo muchos turistas van al súper, compran bebida y se sientan sobre la pared esta hasta que se engatan. Tienen un presupuesto muy limitado y, si van a una cafetería, no podrían pagarlo. Yo mismo, que tengo una nómina, diría que normal, no puedo ir de restaurantes. Para colmo, muchos son sólo para.
Final de una expansión enorme
Se han abierto negocios desde que acabó la pandemia
La temporada no va igual de bien ni de mal por todo. Incluso en un mismo término como Sóller la zona turística presenta más mesas vacías, por ejemplo, que la plaza del pueblo, donde empresarios como Joan, propietario del bar Sa Granja, no lo viven con tanto alarmismo. "Antes teníamos a ocho o nueve personas derechas esperando, ahora es cierto que no tenemos tantas, pero hacemos trabajo y bien. Lo que quiero que no perdamos de vista es que antes de la pandemia yo tenía diez trabajadores, y después he tenido que llegar a los 16 porque la cosa realmente se ha disparado", asegura.
Para el empresario solleric, "en este contexto ha habido muchos negocios nuevos de los últimos años que han crecido para responder a una demanda exagerada. Ahora volvemos a nuestro sitio. Sé que caerá algún negocio, pero es que ha habido una expansión excesiva, y alguna subida de precios algo exagerada", explica.
Joan Vallespir, comercial de Olives Rosselló que lleva 30 años recorriendo bares y restaurantes del Levante, cree que "los que van mejor son los muy buenos, que tienen una clientela asegurada entre los extranjeros que quieren conocerlos y las familias mallorquinas que acuden una vez al año por mil y que pagan. que cuesta hoy salir a cenar", asegura.
Vallespir destaca que "la zona de Cala Ratjada va peor este año, mientras que por ejemplo Cala Millor aguanta mejor". "En Cala Ratjada los precios no son baratos, y su principal cliente son alemanes que este año no van tan sobrados económicamente. Los kebab están llenos de clientes porque con 10 euros comes y bebes una cerveza", relata.
Competencia del alojamiento
El alquiler turístico fomenta que se cocine y los hoteles también abren cafeterías
Además de unos precios que no están al alcance de la mayoría, otros factores han contribuido a que los restaurantes vayan perdiendo clientes entre los turistas. "El alquiler turístico que todos vimos con alegría hace unos años, ahora se ha convertido en un sistema que no nos beneficia nada. Especialmente, los pisos atraen turismo de poca calidad, se mete a más gente de lo permitido y, por supuesto, lo que hacen es ir al supermercado. Debemos preguntarnos si queremos eso", lamenta el presidente de los restaura.
También se ha producido otro fenómeno más reciente todavía: la incorporación de pequeños establecimientos "en los bajos o en los espacios abiertos de los hoteles", explica Joan Vallespir. "Este año he visto abrir más de dos, que hacen la competencia en los mismos restaurantes. Aquí todo el mundo compite por lo mismo", señala. Esta fórmula se da gracias a la reforma de la Ley turística en tiempos del Covid, una modificación con la que el Pacto permitió ampliar las instalaciones de los hoteles hasta un 10%.
Turistas de 'selfie'
El incremento turístico de los últimos años ha sido de poca calidad
Uno de los fenómenos que destacan los empresarios es que el gran incremento de turistas de los dos últimos años "no aporta". "Nos quedamos con los de toda la vida", afirma el propietario del bar Sa Granja de Sóller. "Te llegan algunos jóvenes y no tan jóvenes que piden un plato concreto que han visto en redes sociales. Se hacen una selfie y ave. Les preguntas si quieren beber y te dicen que no, que están bien así. Y tú piensas: ¿realmente por qué debemos necesitar a estos visitantes?", se pide. Pero también quiere dar un grito de alerta:"¡A mí también me cansa la saturación, pero alerta si enviamos mensajes negativos! Los educados dejarán de venir. Los de la selfie, no", remata.