Las Islas pierden 67 millones de litros de agua por la red todos los días
Se reduce un 1% el porcentaje de fugas, pero los incrementos de consumo (un 4,8% más en un año) hacen estéril el esfuerzo, y la sangría del recurso sigue. La sequía y el crecimiento urbanístico disparan las alertas de los expertos


PalmaBaleares consumió en 2024 un total de 111,3 hectómetros cúbicos de agua, es decir, 111.300 millones de litros, lo que supone de entrada un incremento descomunal, de más del 4,8% en un solo ejercicio, frente a 2023. Pero lo más preocupante es que una quinta dentro de la quinta 24,4 hectómetros cúbicos, no llegó a su destino, porque se perdió por las innumerables grietas y escapes que sufre el sistema de distribución. Los datos acaban de ser publicados por la Agencia Balear del Agua y transmiten básicamente dos ideas: mejora ligeramente la situación con una reducción muy pequeña de las fugas, pero el gran incremento de consumo año tras año hace que esto no se note y que, por tanto, el esfuerzo hídrico siga siendo muy superior a los recursos disponibles.
Las Islas pierden 67 millones de litros de agua diarios por las tuberías. "Es una tragedia, porque tenemos que pensar que ahora mismo por cada 100 litros que metemos dentro de la red, más de 20 se tuedan. ¿Cómo podemos pedirle compromiso a los ciudadanos a la hora de gestionar un bien tan escaso si somos incapaces de tener unas infraestructuras en condiciones que eviten esta situación?", se pide el director de la Aliança por la realidad como la, conoce a la realidad con, con la dificultad de la Alianza mejorar esta situación porque fue gerente de Abaqua durante la última etapa del Pacto: "No podemos hacer demagogia, no es fácil revertir la situación, pero hay un elemento fundamental que es el compromiso municipal a ir arreglando la red. Y esto se hace muy por debajo de lo que tocaría", asegura.
Los motivos son muy fáciles de explicar, asegura Neus Prats, del GEN-GOB Ibiza, quien considera que "los ayuntamientos no quieren gastarse los recursos públicos en proteger el agua. Y un ejemplo es la falta de inversión en la reparación y mantenimiento de la red. Son obras que no se ven y, por tanto, no plantean un plan a los que, término que ha agotado el agua, te das cuenta de que no les importa el futuro. Es desolador", lamenta.
Según los datos del Portal del Agua, de los 24,4 hectómetros cúbicos que se perdieron en las tuberías en 2024, Mallorca fue la isla que más contribuyó, con 18,4 hm3. La que menos, Formentera, aunque perdió más en el 2024 que en el 2023, como le ocurrió también a Ibiza, porque el incremento de consumo anuló completamente las pequeñas mejoras en las redes. Y el caso es que las Islas pasaran de consumir 106,2 hectómetros cúbicos en 2023 a los 111,3 del año siguiente. Formentera fue la que más creció en porcentaje, con un aumento de un 14,3% en agua suministrada en un solo año, y Mallorca la que más lo hizo en términos absolutos: la mayor de Baleares consumió 4.400 millones de litros más entre 2023 y 2024.
Petit
"Es una lástima que el incremento de consumos cubra un poco los buenos resultados de la reducción de las fugas", quiere destacar el director general de Recursos Hídricos, Joan Calafat, quien insiste en que "después de unos años en los que parecía que nada mejoraba, todas las Islas con la excepción de Ibiza mejoran en conjunto. Y no es fácil por conjunto. Gobierno se está implicando, porque nos jugamos el futuro. Lo tenemos claro y no vamos a parar de trabajar hasta que estas cifras mejoren.
Municipios que pierden más del 40%
Aunque las medias por islas se sitúan entre el 14,5% de Formentera y el 24,7% que alcanza Eivissa, la realidad de algunos municipios es realmente muy exagerada. Los que peores resultados dan, con diferencia, son Campos, que mide hasta un 67,1% de toda el agua que introduce en las tuberías, y Esporles, que ya va por el 58%. Lo más significativo es que tanto un municipio como el otro han empeorado sus registros y, por tanto, no sólo consumen mucha más agua que hace 25 años (ver gráfico adjunto), sino que, además, el porcentaje de agua que se pierde por el camino es aún mayor.
Tampoco presentan una situación mucho mejor Sineu, que pierde hoy el 41,8% de agua, cuando hace 25 años sólo perdía el 16,5%; Selva, que ha pasado del 31,1% al 50,3%; y Campanet, que ya va por el 43% de agua tudada, cuando en el 2000 este concepto sólo alcanzaba el 24,7%. Sant Antoni de Portmany es el caso más negativo de Eivissa, ya que ha pasado de perder un 17,6% a un 24,6%, mientras que, en Menorca, Ciutadella no logra mejorar su 25% de pérdidas. Eso sí, con el incremento de consumo por el crecimiento urbanístico, el agua suministrada ha tenido que aumentarse y, por tanto, también el total del agua perdida.
"Y es que si un municipio reduce un 5% sus pérdidas, pero el crecimiento poblacional y turístico aumenta un 20% en una o dos décadas, lo que está pasando es que echa mucha más agua. Porque el volumen total del recurso que debes meter dentro de las tuberías es mucho más elevado, y lo es también el número de litros que se pierden", explica.
En este sentido, asegura que le parece "muy preocupante que los poderes públicos no apuesten de forma decidida por reducir este aumento constante de la capacidad turística y residencial, porque lamentablemente ya no hay más agua. Los acuíferos están sobreexplotados, y las desaladoras están funcionando en toda el verano". "No tendremos ninguna nueva desaladora a corto plazo y, por tanto, es hora de aplicar otras políticas, que básicamente son contención urbanística y mejora en la gestión, incluyendo una fuerte inversión en detectar y arreglar fugas", concluye.
Incluso Menorca, tradicionalmente presentada como la isla del equilibrio y la moderación en materia de crecimiento urbanístico, ha experimentado en los últimos tiempos un aumento considerable del consumo de agua. En un solo año ha pasado de los 9,6 hm3 consumidos en 2023 a 10,1 en 2024, lo que supone un incremento de más del 5%. El Instituto Menorquín de Estudios y GOBMenorca han advertido este verano sobre la grave situación hídrica que vive la isla. Según ha dicho el geólogo Agustí Rodríguez (IME) en distintas ocasiones, "los acuíferos menorquines se encuentran en niveles muy bajos, comparables a los años más críticos, como en 2000", y en algunas zonas han sufrido descensos de hasta 28 metros desde los años ochenta.
Esto está provocando que pese a los episodios de lluvia, "los acuíferos no se recuperan porque la demanda de agua supera de largo la capacidad de recarga natural", ha dicho también Miquel Camps, del GOB. Actualmente, existen más de 2.500 pozos registrados en Menorca, pero sólo una pequeña parte está realmente controlada, lo que hace muy difícil conocer y gestionar su consumo real. Los ecologistas y los técnicos del IME consideran que existen usos que son claramente insostenibles, como el riego de jardines o el llenado de piscinas en un contexto de sequía.
Para revertir esta situación, las propuestas de las entidades menorquinas básicamente se orientan a reducir la demanda de agua limitando usos no esenciales, mejorar las infraestructuras para evitar fugas, implementar contadores inteligentes y aplicar tarifas que penalicen sus consumos excesivos. Menorca ya está en situación de prealerta por sequía y "puede llegar a un escenario catastrófico si no se toman decisiones valientes", asegura el GOB Menorca.
Restricciones
Como la realidad es que no se logra frenar el crecimiento urbanístico ni turístico, ya la vez las tuberías pierden 67 millones de litros diarios, los municipios ven cuán cada vez es más complicado pasar el verano. Este año, las Islas han entrado en una fase crítica en lo que se refiere a la gestión del agua. "La sequía acumulada, la temperatura alta y el elevado consumo veraniego nos han llevado a una situación complicada, que además debemos analizar en el contexto de un ciclo muy seco", recuerda el director general de recursos hídricos, Joan Calafat, quien considera que "por mucha sensibilización que se haya hecho en el pasado, no basta. El agua es uno de los grandes".
Este panorama de elevado consumo, sequía y aumento residencial y turístico obliga a muchos municipios a imponer restricciones para intentar garantizar el abastecimiento mínimo y proteger los recursos hídricos. A medida que las reservas subterráneas merman, se multiplican los bandos municipales, los límites al consumo y los llamamientos a la responsabilidad ciudadana.
En Mallorca, varios municipios han tomado medidas drásticas. En Estellencs, desde la primavera, se limita el consumo a 120 litros por persona y día, y se prohíbe regar, llenar piscinas y limpiar coches. En Esporles, las restricciones incluyen la prohibición del riego de jardines con agua potable, limpieza de exteriores y usos recreativos. Banyalbufar aplica cortes nocturnos de agua, actualmente los viernes y sábados. También hay presión en el Pla de Mallorca, donde municipios como Porreres, Montuïri y Algaida han tenido que ser abastecidos con camiones cisterna puntualmente, y se estudian restricciones adicionales. En Sóller, las recientes restricciones ya han logrado reducir un 11% su consumo.
En Menorca, la situación es especialmente delicada en Mahón, donde el Ayuntamiento ha impuesto restricciones estrictas: ha prohibido utilizar el agua de la red para usos no esenciales como regar, llenar piscinas, lavar vehículos y duchas en playas. Aunque el resto de municipios menorquines no han decretado restricciones formales, muchos han activado campañas informativas.
En Ibiza, el municipio de Santa Eulària ha decretado limitaciones de caudal a los grandes consumidores desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre, con el objetivo de ahorrar más de 67.000 toneladas de agua. En Vila (Ibiza ciudad), el Ayuntamiento ha cortado el agua de las fuentes públicas municipales como medida simbólica y práctica para fomentar el ahorro. La situación en la isla es preocupante, especialmente en áreas turísticas con alta demanda estacional. Neus Prats, del GEN-GOB, también lamenta que "ni el agua depurada se puede utilizar para la agricultura, porque tiene demasiada sal. Es hora de tomarnos en serio el tema entre todos o las consecuencias serán irreversibles", asegura el ecologista.
No hay una cifra disponible sobre lo que invierten los ayuntamientos de Baleares en mejora de las tuberías, pero la Alianza por el Agua tiene muy claro que es "absolutamente insuficiente". "Son actuaciones costosas porque incluyen la detección, reparación y mantenimiento", explica el director, Juan Calvo. Este especialista recuerda que además, "hoy en día hay tecnología suficiente para digitalizar el seguimiento de los consumos, por tramos y, por tanto, esto te ayuda mucho a encontrar dónde pierdes el agua y minimizar el coste de la actuación, pero claro, primero hay que apostar por invertir, y en general no se hace", lamenta. La buena noticia es que en 20 años hay ayuntamientos que han reducido a la mitad sus fugas.