Hace 40 años de la creación del Instituto Menorquín de Estudios, institución continuadora de una tradición que arrancó con la Sociedad Maonesa de Cultura
PalmaQue Menorca sea la isla de los sabios no viene de ahora. Ya a finales del siglo XVIII, cuando en el resto del Estado las nuevas ideas de la Ilustración apenas llegaron a arraigar, los menorquines vivieron una verdadera edad dorada de la cultura; y además, en catalán, sorteando el uniformismo borbónico, gracias a la dominación británica. El 11 de noviembre de 1985, hace cuarenta años, toda esta tradición tomó la forma del Instituto Menorquín de Estudios (IME).
El IME es el continuador de una tradición que se remonta, como mínimo, a la Sociedad Maonesa de Cultura, que existió desde 1778 hasta 1785 y de la que formaron parte personajes excepcionales, como Joan Ramis y Ramis, el autor del primer libro de arqueología publicado en el Estado. A diferencia del resto de territorios de lengua catalana, Menorca, bajo el paraguas británico, se vio libre de la Inquisición –un obstáculo para la investigación y la ciencia– y la lengua propia se mantuvo como vehículo de cultura. Hasta la reincorporación a España, por supuesto.
Joan Francesc López Casasnovas, impulsor del IME.Josep Bagur Gomila
Quizás por esta 'conexión europea' –sobre todo con Gran Bretaña, y también con Francia, en el siglo XVIII–, Menorca ha destacado por su perfil cultural y científico, respecto de las otras islas. Cómo lo ha hecho por la preservación de la lengua y del paisaje. El desaparecido editor Lluís Ripoll, un divulgador de las tradiciones del Archipiélago, contaba que sus libros gozaban de mejor aceptación en Menorca que en Mallorca o las Pitiusas. Josep Pla la llamó "la isla estudiada", porque no conocía ningún territorio similar con tantos estudios publicados.
Ochenta años antes de constituirse el IME, ya en 1905 se fundó lo que, aún hoy, constituye un referente imprescindible de la cultura en Menorca: el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón, una entidad generadora de actividades de todo tipo, en materias tan diversas como las políticas, las diversas y la arqueología, y editora de la Revista de Menorca. Jugó también un papel fundamental en el último franquismo, bajo la presidencia del después senador Guillermo de Olivas, como foro de pluralidad –toda la que era viable en aquellos momentos.
Un 'boom' de universitarios menorquines
Ahora bien, Ciutadella no podía quedarse por detrás de Mahón –la rivalidad entre las dos ciudades es proverbial– y en 1953 se constituyó la Sección de Estudios de su Círculo Artístico, el tercer polo más destacado de la cultura menorquina del siglo XX, junto con el propio Ateneo y el IME. Encabezada por el erudito y cura Josep Salord, el arqueólogo Gabriel Martí Bella y el cartógrafo Josep Mascaró Pasarius, esta Sección llevó a cabo iniciativas en materia de lengua, literatura y folclore, historia y arqueología, ciencias naturales, arte y estudios urbanos.
Probablemente no ha existido en Mallorca una entidad con la consistencia, la presencia social y, sobre todo, la continuidad del Ateneo de Maó y el Círculo Artístico de Ciutadella. En 1971, la Diputación provincial –franquista– creó, en el ámbito de todo el Archipiélago, el Instituto de Estudios Baleáricos (IEB), a imitación de otros centros de estudios territoriales del resto del Estado. Pero, desde 2004, esta entidad se reorientó, sobre todo, hacia la comunicación cultural entre las Islas –cada una con sus competencias en esta materia– y su proyección exterior. El Instituto de Estudios Ibicencos (IEE) –si bien su ámbito es el conjunto de las Pitiusas–, es una entidad creada en 1949, y reconstituida en 1969 como asociación, con una actividad también muy intensa y diversificada.
El fin del franquismo, el comienzo de la democracia y la recuperación del autogobierno, en Menorca, coincidieron con un momento de verdadera efervescencia cultural. Se conjugaron varios factores, entre ellos la ya mencionada tradición ilustrada de la isla, pero también un verdadero boom: el mayor número de universitarios nunca generado desde Menorca. Por supuesto, formados en el exterior, pero con el deseo de volver y ejercer la investigación.
La puesta en marcha delEnciclopedia de Menorca, no por orden alfabético, sino por temas, y dirigida por el físico Josep Miquel Vidal, quien sería el primer coordinador científico del IME, puso de manifiesto las carencias en materia de investigaciones. Josefina Salord, entonces una joven filóloga que redactaba los fascículos de literatura –en el 2013 tomaría el relevo de Vidal como coordinadora científica del IME–, lo soltó así al responsable de la publicación: "Esto ha terminado". No era posible acometer una historia de las letras menorquinas "sin ediciones, sin estudios, sin nada suficientemente consistente". Así que debía hacerse.
Que la investigación sería una de las prioridades de los menorquines –junto con la lengua– ya quedaba claro cuando, al constituirse el Consell de Menorca en 1979, se creó un departamento específico de Normalización Lingüística e Investigación –diferenciado del de Cultura y Educación–, a cargo de Joan Francesc López Casasnovas. Fue él mismo quien, en la siguiente legislatura, dio los pasos necesarios para constituir el nuevo Instituto Menorquín de Estudios.
El IME no acaba de ser del todo una institución oficial, como el IEB, ni una asociación, como el IEE. Ciertamente, depende del Consell de Menorca, pero está integrado por los miembros de las diferentes secciones especializadas y funciona de forma autónoma. En definición de Vidal, es "un híbrido entre ONG y organismo de la administración".
El 'quién es quién' de la cultura menorquina
Otra peculiaridad, como ha escrito en la revista Bisagra su actual coordinadora científica, Marta Jordi, física e historiadora, es su nombre mismo: fíjate que no se llama 'Instituto de Estudios Menorquines', sino 'Instituto Menorquín de Estudios', "lo que manifiesta la pretensión del IME de no quedarse en el ámbito exclusivamente local, sino de incorporar una mirada global".
Fue el 11 de noviembre de 1985 –esta semana hace cuarenta– cuando el pleno del Consell de Menorca aprobó los estatutos de la nueva entidad. A lo largo de 1986 se designaron a sus 67 miembros fundadores, entre ellos el lingüista y editor Francesc de Borja Moll, el historiador Andreu Murillo, el antropólogo Jaume Mascaró, Josep Miquel Vidal y Josefina Salord. Y se constituyeron las cinco secciones en las que se estructura esta entidad: ciencia y técnica, ciencias naturales, ciencias sociales, historia y arqueología y lengua y literatura.
El IME dispone de un consejo rector, cuyo presidente es el responsable de Cultura de la institución insular. Pero también con un consejo científico, del que son los miembros de la entidad quienes eligen al presidente, y con representantes de las diferentes secciones. Actualmente, esta responsabilidad la ejerce el jurista y escritor Josep Maria Quintana. De este consejo también forma parte el coordinador científico.
Verdaderamente, el IME es el 'quién es quién' de la cultura menorquina: impresiona echar un vistazo a los listados de miembros de sus secciones. Sólo por citar algunos nombres, de entre los más conocidos: el ex rector de la Universidad de las Islas Baleares Llorenç Huguet; la doctora en Física Alícia Sintes, conocida por su trabajo sobre las ondas gravitacionales; las arqueólogas Irene Riudavets y Margarita Orfila; el economista Guillem López Casasnovas; el historiador Miquel Àngel Casasnovas; la geógrafa Maria Lluïsa Dubon; y los escritores Maite Salord, Pau Faner, Pere Gomila, Ponç Pons, Ismael Pelegrí y Miquel Àngel Limón, entre otros.
El primer presupuesto del Instituto Menorquín de Estudios ascendía a cuatro millones de pesetas: poco más de 24.000 euros, lo que ahora sería un sueldo anual razonable. El correspondiente a 2025 asciende a bastante más: 1.817.000 euros. Con estos recursos, el IME desarrolla cada año un intenso programa que incluye publicaciones de libros y revistas; jornadas y sesiones, entre ellas la Escuela de Salud Pública y la Universidad Internacional de Menorca Isla del Rey; becas y premios, y toda una retahíla de iniciativas, tanto por sí mismo como en colaboración con otras entidades de Menorca, del resto de las Islas o del exterior.
Una antigua casa señorial en el camino del Castillo de Maó, Can Victori, muy cerca de la céntrica plaza del Príncep, y que antes fue sede del Consell de Menorca, aloja desde 2002, en el primer piso, el Instituto Menorquín de Estudios. Otros aspectos del IME no están tan a la vista. Como el archivo, que alberga joyas, como la segunda mayor correspondencia del Estado entre naturalistas del XIX, la del botánico Joan Joaquim Rodríguez. Éstos son los secretos de los sabios.
Un proyecto estelar: Menorca, Reserva de la Biosfera
Fue en otoño de 1988 cuando el Instituto Menorquín de Estudios (IME), a iniciativa de la Sección de Ciencias Naturales, se puso en contacto con el programa MAB (Man And Biosphere, 'Hombre y biosfera') de la Unesco, la organización de las Naciones Unidas para la ciencia y la cultura. La consecuencia fue la realización, en el Lazareto de Mahón, al año siguiente, de unas jornadas sobre conservación y desarrollo. Una de las conclusiones fue solicitar la declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera.
Ahora bien: ¿qué es una Reserva de la Biosfera? La UNESCO entiende como tal un espacio protegido, con una relación sostenible entre el desarrollo social y económico de los humanos y el resto de los seres vivos que lo habitan. En 1992, el Consejo de Menorca encargó al IME la redacción de una memoria justificativa, para acompañar a la solicitud oficial. Y, efectivamente, en octubre de 1993 se concedió a Menorca la condición de Reserva de la Biosfera.
Fruto de aquella declaración fue la constitución del Observatorio Socioambiental de Menorca (Obsam), que se encuentra integrado en el IME y que representa, probablemente, su proyecto de mayores dimensiones. Le corresponde realizar el seguimiento de la sostenibilidad en Menorca, la asistencia científica a las entidades con responsabilidades sobre la Reserva de la Biosfera y la divulgación de los valores que corresponden a la declaración.
Según Marta Jordi en Frontissa , fue también del IME de donde partió, en 2008, la primera propuesta para dotar de reconocimiento internacional a la Menorca Talayótica: una concentración sin parangón de monumentos arqueológicos en un pequeño territorio. En 2023, este conjunto de construcciones recibió la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
Información elaborada a partir de textos de Josefina Salord, Josep Miquel Vidal, Marta Jordi y Miquel Àngel Casasnovas y el libro de Isabel Graña Josefina Salord Ripoll. El afán de conocimiento compartido (Leonario Muntaner Editor).