No menospreciamos el neofascismo

Varios seguidores de asociaciones neofascistas con la cara tapada digitalmente.

Los grupos neofascistas que hoy operan en las Islas son pocos. Pero son jóvenes, son radicales y son cada vez más visibles en las calles y en las redes. No destacan por una violencia generalizada, pero sí por una capacidad creciente de captar, organizarse y normalizar discursos que hasta hace poco eran marginales. Justamente por eso no podemos menospreciarlos. La historia nos ha enseñado que los movimientos de este tipo no crecen de golpe, sino que arraigan lentamente, aprovechando la indiferencia, la banalización o la mirada hacia otro lado.

Estos grupúsculos no aparecen de la nada. Forman parte de un ecosistema ideológico que conecta directamente con la extrema derecha institucional. No podemos olvidarlo: en Mallorca gobierna la extrema derecha y del Parlament balear ostenta la presidencia. Este contexto no es neutro. Da cobertura, legitimidad y un marco de normalización que facilita que los discursos más radicales encuentren espacios en los que crecer. No es casual que muchos de estos jóvenes consideren a Vox una derecha "light". A la extrema derecha institucional ya le va bien esa existencia en los márgenes; le permite desmarcarse y presentarse como opción moderada, mientras comparte los mismos fundamentos ideológicos.

Porque no nos engañemos: estos grupos y Vox comparten tintes racistas, machistas y una autora –en muchos casos directamente glorificadora– hacia la dictadura franquista. Hablamos mayoritariamente de jóvenes, hombres, a menudo de clases sociales acomodadas, radicalizados en discursos de odio que señalan a las personas migrantes como enemigos.

El hecho de que hoy sean pocos no es ninguna garantía. social, político e institucional que no deje espacio a la ambigüedad ni a la connivencia. Las instituciones deben tener estos grupos bajo control, la policía debe combatirlos con las herramientas legales y los espacios donde a menudo se reúnen –clubes de fútbol, ​​gimnasios– entornos asociativos–, deben asumir una responsabilidad. trata de alarmismo, sino de responsabilidad democrática. Menortener el neofascismo ha sido siempre el primer error.

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