Bares míticos

Tunnel, el mito alternativo de Gomila que unió a generaciones

El legendario local de Gomila resistió décadas como refugio de tribus urbanas, hasta que la pandemia y el cambio de hábitos lo derrumbaron

Última fiesta en Tunnel, el 14 de junio de 2024.
01/09/2025
4 min

PalmaTunnel fue durante décadas el epicentro de la escena alternativa de Palma. Abrió el 14 de mayo de 1994 en un sótano de Gomila, y por sus altavoces sonaban ACDC, Metallica, Guns N' Roses, System of Down, Prodigy, Nirvana y Red Hot Chili Peppers, entre otros. Su impulsor, Toni Fuentes, junto a su socio Ivor Meléndrez, explica el concepto del local: "Mientras otros bares como Fraguel Rock, con el heavy metal, y Nagual, con el punk rock, se radicalizaron un poco más, nosotros, dentro de lo alternativo, nos adaptamos bastante". Con los años, el Tunnel se abrió a otros estilos como el dubstep y el K-pop, atrayendo a nuevas generaciones de jóvenes hartos de las radiofórmulas.

Eva e Ivor.
Cristina y Toni.

"31 años dan para varias generaciones y llegamos a tener como clientes, incluso, a los hijos de nuestros primeros clientes", explica Toni en el ARA Baleares. Cuenta que, cuando desembarcaron en Gomila, había unos cien locales. Pero al poco tiempo de su llegada se empezaron a popularizar otras zonas de marcha, como la Lonja y el Marítimo, y se fueron llevando a la gente.

Toni recuerda con dulzura los primeros años de la reapertura en un local mayor. El primer Tunnel, con un aforo para un centenar de personas, llegaba a acoger a 160. "Estaba pétadísimo siempre y no podíamos hacer conciertos", explica. Diez años después de su inicio en los bajos de Gomila, se mudaron al centro de la plaza, a un local mucho mayor con capacidad para 400 personas. "En esta nueva época, el Tunnel –la gente se refería muy a menudo con artículo– nunca estuvo de moda, pero era un punto de encuentro al que tenías que ir por cojones", recuerda. "Comenzaron a aparecer actores y otros famosos, como Fran Perea, Angie, Azuquita, Kase.O, Sho-Hai... incluso utilizaron el Tunnel como plató para grabar series".

Parte del equipo de Tunnel.
Dos de los camareros míticos del local.

Con los años, el declive de la zona aumentó. Cerraban bares, la clientela envejecía y el Tunnel quedaba cada vez más aislado. "La gente ya no hablaba de ir por Gomila, hablaba de salir por Tunnel", explica. La pandemia dio la estocada final. No les permitieron poner una terraza y cuando se relajaron las medidas, la situación era surrealista. "Los clientes debían ir con mascarilla, debía respetarse una separación de una persona por cada tres metros cuadrados y no podían ir a la barra", recuerda. No era rentable y los gastos, que congelaron durante el cóvido, al final se los hicieron pagar de golpe. "Por ejemplo, después de dos años cerrados, nos cobraron 1.800 euros de la tasa de basura", lamenta.

La intención de Toni e Ivor era cerrar a los 25 años, pero después de la pandemia, la gente se volcó con ellos y recaudaron 13.000 euros en una campaña de micromecenazgo. "Gracias a los clientes cumplimos 31 años", dice. "Hicemos cosas distintas, fiestas muy locas... todo fue superidílico, pero yo no me veía toda la vida poniendo copas", dice Toni. Ni la zona ni la noche ya acompañaban tanto. "Ahora la gente va a festivales a hacer postureo, la gente ata por internet y se ha puesto de moda salir por la tarde, 'horabauxa', en lugar del atardecer", comenta. También el cierre por obras del paseo Marítim les afectó. "Nos alimentábamos de la gente que venía a primera y última hora del Marítimo", explica.

Toni y la fachada del Tunnel grande durante Halloween.

Pese al cierre, el recuerdo del Tunnel vive entre varias generaciones. "El otro día iba por un centro comercial con mi madre y un grupito de góticos de la época empezó a gritar: 'Toni Tunnel! Toni Tunnel!'", recuerda entre risas. "Creamos un espacio donde convivían metaleros, rockeros, góticos y punks... Sabían que, cuando venían a Tunnel, se divertirían sin malos rollos ni conflictos", concluye.

El bar responde

¿Qué música solía sonar?

— Dentro del rock alternativo, sobre todo americano, sonaban metal, punk, grunge... pero también rock estatal.

¿Qué bebida era la más solicitada por los clientes?

— Era un bar muy chibecas, pero destacaba el Jägger Boom, creado por Xavi Llinàs, con bebida energética y un dedalet de Jägermeister. De no vender apenas nada, pasamos a sacar 15 botellas de litro de Jägger en un fin de semana. También tenían una carta de tragos curiosa:

  • 'Cerebrito': Baileys, licor de melocotón y granadina (parecía un coágulo).
  • 'Busco a Jacks': batido de coco, Baileys y mousse de chocolate.
  • 'Polla de negro': vodka negro y banano.

¿Cuál diría que era la marca del bar?

— El buen rollo. Todo era muy amable, muy natural, la gente no marcaba territorio. Una vez llamamos a la Policía porque cogimos a cuatro carteristas y se quedaron muy sorprendidos: "¿Cómo que en el Tunnel?", nos pidieron muy extrañados porque no se creían que hubiera movido aquí. Cuando llegaron, nos dijeron que esos cuatro habían limpiado el Marítimo.

¿Alguna anécdota que le haga reír cuando la recordáis?

En el pequeño Tunnel, se formó una cola enorme en el baño y después de muchos avisos tuve que abrir la puerta porque nadie contestaba. Antes de hacerlo, miro por debajo y veo diez pares de pies. Al abrir, me encuentro a un joven muy guapo, al estilo Bon Jovi, con los pantalones bajados, sentado en la taza del inodoro ya cuatro chicas practicándole sexo oral. Empezaron a aparecer cabezas detrás de mí para ver qué ocurría. El bar estalló en aplausos y el joven me dice: "Me has roto el sueño de mi vida". Yo todavía me chapa.

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