PalmaEra octubre de 1975. Franco agonizaba y su régimen también, aunque aún tardaría casi dos años en dar paso a un sistema democrático. Justamente en ese momento, como una especie de canto del cisne, el franquismo dio las últimas coleadas, con manifestaciones en contra de la Europa que protestaba por las penas de muerte aplicadas a dos miembros de ETA y tres del Frente Revolucionario Antifranquista (FRAP). Ahora se cumplen cincuenta años de las movilizaciones que, también en Baleares, propició el 'búnker', el sector más intransigente del franquismo.
El 27 de septiembre de 1975 fueron fusilados, acusados de terrorismo, los militantes de ETA Anjel Otaegi y Jon Paredes Txiki y los activistas del FRAP, José Humberto Baena, Ramón García Sanz y José Luis Sánchez Bravo. Aquello generó una ola de indignación en una Europa occidental de la que España era la última dictadura: la de Portugal había caído un año antes, por la Revolución de los claveles. Se hizo emblemática la imagen del entonces primer ministro sueco, el socialista Olof Palme –más tarde asesinado–, pidiendo dinero en la calle con una hucha para los opositores al franquismo, obviamente ilegales.
De repente, todo esto se atribuyó a la sempiterna 'conjura judeo-masónica' y el franquismo más duro se movilizó en la calle. El momento era oportuno, ya que el 1 de octubre siguiente se celebraba una de las grandes fiestas del calendario de la dictadura: la 'Exaltación' –así le decían– de Franco en la dirección del Estado, es decir, cuando en tal fecha de 1936 fue designado jefe del bando golpista.
Carteles de la ultraderecha de 1976 y manifestaciones en apoyo de Franco en Palma en octubre de 1975.‘Les utopies esvaides’. Edicions Cort
La plaza de Oriente de Madrid fue el escenario de la última aparición pública de Franco, menos de dos meses antes de morir, acompañado del entonces príncipe de España y futuro rey Juan Carlos, quien se suponía que debía ser su continuador –con ello, al dictador, le engañó, como después engañó a todos aquellos que lo engañó. Se supone que asistieron un millón de personas para expresar su adhesión a Franco ya sus crímenes, si bien resulta muy dudoso que en ese espacio quepa tanta gente.
"Te mataremos, rojo cabrón"
¿Quién se inventó lo del 'bunker' para referirse a todos aquellos que querían que todo siguiera "firmado y bien firme"? El destacado periodista mallorquín Jacint Planas Sanmartí aseguraba que fue él, cuando colaboraba en el semanario progresista Triunfo. Lo cierto es que el término hizo fortuna. El humorista Forges dibujó alguna viñeta con la casamata de cemento, de la que sólo salían los comentarios de sus defensores. En el País Valenciano se conoció como 'búnker chaboleta' un sector manifiestamente anticatalanista, también llamado 'blaveros' –por la franja azul que diferencia a la bandera del territorio de las cuatro barras comunes en la corona de Aragón.
En ese momento, como señala Miquel Payeras, el bunker vivía "su momento más dulce" en Baleares. No en vano, el gobernador civil –con todos los poderes del Estado en sus manos, entonces no había autonomía ni nada parecido– era el inefable Carlos De Meer. Sus preferencias eran claras como el agua, ya que en enero de ese mismo 1975 había acompañado a la mesa de un mitin en Palma Blas Piñar, el líder de Fuerza Nueva, una formación manifiestamente intransigente. El pasatiempo favorito del virrey de Franco –además de prohibir actos de todo tipo– era jugar en la guerra, simulando acciones bélicas con compañeros de su cuerda en barrios de Ciutat como Son Rapinya.
Bajo la égida de De Meer, el 'búnker' se puso a cortar las cabezas de aquellos que, pese a estar dentro del régimen, resultaban sospechosos de 'aperturismo', como se llamaba entonces. En septiembre de 1975 cayó el subjefe provincial del Movimiento, Llorenç Oliver, por demasiado 'abierto'. Muchos años más tarde, sería consejero de Transportes con Gabriel Cañellas. El futuro alcalde de Palma Paulí Buchens tuvo que renunciar a la jefatura local de Ciutat por su desacuerdo con el gobernador. Con quien no pudieron fue con Josep Melià, ese extraño procurador de las Cortes franquistas que se declaraba socialdemócrata ya quien De Meer calificaba directamente de 'rojo'.
Franco y Juan Carlos, en octubre de 1975.Anefo National Archief / Viquipèdia
Planas Sanmartí aseguraba que, a diferencia de Madrid, donde el bunker era "peligroso", sus seguidores en Baleares "incluso eran buena gente". Quizás no todos lo eran. Destacadas personalidades progresistas como Llorenç Capellà, Sebastià Verd, Antoni Tarabini, Andreu Manresa y Antoni Serra, entre otros, eran objeto de llamadas telefónicas a las que les anunciaban: "Te mataremos, rojo cabrón" o amenazas parecidas. La librería Tous, que regentaba el propio Serra, fue víctima de una pintada con el signo nazi y la expresión "¡Alerta, rojos!". El Diario de Mallorca, demasiado liberal para su gusto, sufrió tres atentados y lanzaron un cóctel Molotov en el coche de su director, Antonio Alemany.
La correspondiente manifestación de adhesión al régimen, en Palma, tuvo lugar ese mismo 1 de octubre de 1975. Llamó a la participación el Grupo Patriótico Honderos, seguramente ignorando que los descendientes de los míticos 'foneros', convertidos al Islam, habían prácticamente desaparecido con2. unas dos mil personas, con gritos como "Rojos, asesinos", "Rojos en el paredón" "ETA no, Falange sí" o, quizá el más extraño de todos, "Invadir Portugal" –tal vez como represalia por haber dejado las delicias de la dictadura en favor de una corrupta democracia?
"Olof Palme es homosexual"
El gobernador De Meer, que se caracterizaba por soltarla a qué mayor, aprovechó la ocasión para denunciar la conspiración "contra España de hace más de cien años" de unos países "cuyos presidentes generalmente pertenecen a partidos socialistas". Aquellos fusilamientos constituían "una justicia mucho más estricta y mucho más acorde con el derecho natural" que la que se practicaba en aquellos estados donde no había democracia y libertad, como pretendían, sino "libertinaje" y "tiranía".
Menorca fue la siguiente parada de la tourné del gobernador, con otra concentración que se llevó a cabo en Mahón día 9, después de una misa en Sant Francesc. De Meer se superó a sí mismo: "Somos más jóvenes que las putrefactas democracias. Podemos tolerar muchas cosas, pero ninguna de Suecia, cuyo jefe de gobierno, Olof Palme [el de la hucha] es homosexual". Unos cientos de menorquines participaron en esa movilización.
No fueron éstas las únicas manifestaciones de adhesión al régimen que se vivieron aquellos días en las Islas. El 3 de octubre, en Palma, se hizo una motorizada –a bordo de unos doscientos automóviles– hasta la plaza de Cort, desplegando banderas de España y pancartas a favor del Caudillo. Ese mismo día, en Mahón, aparecieron pintadas en la misma línea en el exterior del consulado de Italia, que no en vano se encontraba entre los países más activos en las protestas contra el franquismo.
El 14 de octubre llegó el turno de movilizarse de los jóvenes o, mejor dicho, de los adolescentes. Unos doscientos estudiantes se concentraron a las puertas del Institut Ramon Llull, bajo atenta vigilancia policial, no fuera que se desviase el objetivo. A continuación se dirigieron al Joan Alcover, entonces instituto femenino, donde entonaron el Cara al Sol e invitaron a las chicas a unirse a la marcha, lo que hicieron algunas de ellas. La manifestación hizo paradas en los cuarteles de la Guardia Civil y de la entonces Policía Armada, para continuar hasta la plaza de Cort, donde el alcalde, Rafael de la Rosa, invitó a los presentes a rezar un padrenuestro por las víctimas del terrorismo.
El verdadero apoyo popular del franquismo intransigente, sin embargo, pronto se vio que no era nada del otro mundo. En las primeras elecciones democráticas desde la Segunda República, las de junio de 1977, una formación en esta línea, el Círculo José Antonio –por el nombre del fundador de la Falange–, se presentó en el Congreso por Baleares y quedó la última de todas las candidaturas presentadas, con sólo 1.195 votos, un 0,36% de todos los em.
Desde entonces, ya lo largo del actual período democrático, los nostálgicos del franquismo no han pintado gran cosa, ni en las Islas ni en el conjunto del Estado. Es verdad que ahora ha vuelto a tomar fuerza una ultraderecha, pero, por comparación, es posible que a aquellos 'bunquerianos' les parecieran demasiado 'aperturistas'. Vete a saber.
La amenaza de cerrar las playas baleares en los extranjeros
Ibiza fue escenario de otra de aquellas manifestaciones de apoyo al régimen agonizante, el 14 de octubre de 1975. Fue después de una misa en la iglesia de Santa Cruz, a las puertas de la delegación del Gobierno, y se supone que asistieron cerca de dos mil personas: el equivalente al millón de Madrid, a escala ey. Las pancartas de la fotografía en el Diario de Ibiza de aquella concentración expresaban consignas como 'Santa Eulalia del Río, Franco Príncipe [el futuro rey Juan Carlos],Fuerzas del Orden Público", "Queremos convivencia , no injerencia extranjera" y la habitual " España unida nunca será vencida ", que una de las pronto " venda ".
La consigna fue tanto del gusto del entonces alcalde accidental de Ibiza, Juan Cardona Tur, que él también afirmó que "los españoles unidos, y ahora lo estamos más que nunca, en la vida seremos vencidos", además de expresar "nuestra incondicional y absoluta adhesión a las medidas que, en autodefensa de nuestra sociedad", han sido. El delegado del Gobierno, Antonio Torres Tur, también tiró de una frase bien conocida, en este caso un verso del himno de la Falange, para expresar esto: "Nuestro más completo rechazo contra estos que quieren prohibirnos seguir avanzando al paso alegre de la paz".
Pero, por supuesto, la estrella de los discursos de aquella jornada fue, un pico más, el bocazas De Meer, que soltó la frase más famosa de toda su trayectoria –y tiene un buen puñado: "Parece que [los europeos] no nos quieren admitir en el Mercado Común; que se lo metan para allí donde".
De Meer fue un paso más allá, y se pidió, retóricamente, "¿qué pasaría si nosotros cerráramos nuestras playas donde se bañan estos extranjeros que nos visitan? ¿Tal vez pasarían sus vacaciones en el mar Báltico?", para sentenciar: "Nosotros les necesitamos menos que ellos a nosotros" –a nuestros días, por menos de eso le hubieran. Para concluir invitando a todos los presentes a entonar el Cara al Sol .
Carlos de Meer, gobernador civil de Baleares en la época de Franco.ALFAQUI / arxiu última hora
Información elaborada a partir de textos de Joan Mas Quetglas, Miguel Payeras, Antoni Serra, Miguel Rosselló, Antoni Nadal, Llorenç Carrió, el volumen colectivo Memoria viva y los periódicos de la época Última Hora, Diario de Mallorca, Baleares y Diario de Ibiza.