Los nuevos pelotaris de Mallorca

La rehabilitación del emblemático Frontón de Sineu, de 1949, ha hecho reavivar el interés por la práctica de un deporte que en 1952 llevó a una pareja de jugadores del pueblo a disputar una eliminatoria del Campeonato de España. Desde hace cinco meses la Casa Vasca de la isla dispone de una sección de pelota de mano

Partido de exhibición en el Frontón de Sineu en 2024, año del 75 aniversario.
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PalmaUn arco de medio punto preside la entrada principal del Frontón de Sineu, ubicada en un chaflán. En 2022 Juan Fernández Mena, un empresario madrileño de 44 años, quedó impresionado cuando accedió. "Entonces –dice– estaba del todo abandonado, pero intuí que tenía un gran potencial, así que enseguida lo alquilé. Charlando con los vecinos, descubrí que, en los años 80, cuando el recinto dejó de tener un uso deportivo, pasó a ser un punto de encuentro importante del pueblo, donde se llevaban a cabo todo tipo de eventos. decirme: 'Yo me casé o hice la comunión aquí'. Entonces tuve claro el camino que debía seguir”.

Al cabo de un año de haber emprendido el proyecto, Fernández recibió un mensaje por Facebook. "Me escribió un pelotari de Euskadi para decirme que había visto la pista de frontón por las redes y que había quedado maravillado. Me habló de la posibilidad de jugar un torneo. La pista estaba en muy mal estado, lleno de baches, pero él me insistió en que iba a hacerlo suyos en su primer partido. de exhibición. Así logramos que cuatro décadas después las paredes del Frontón de Sineu volvieran a resonar".

Queleto y Boiret

Quien conoce bien la historia de la pelota en la capital del Pla es el investigador Joan Vanrell. "Es un deporte que en Mallorca, al igual que en otros lugares de la Península, ha existido desde siempre. Aquí, además, entronca con la tradición de los antiguos honderos. Antes estaba el triquete (o trinquete), de etimología incierta, que consistía en tirar la pelota contra una pared de iglesias o de casas más altas. de aquellos tiempos muchos pueblos tienen calles y bares con el nombre de Triquet". En 1935 se inauguró en Palma el imponente Frontón Balear, situado en el paseo de Mallorca –se derrumbaría en 1978 para construir pisos de lujo. En 1949 Sineu también dispondría de uno propio por iniciativa de un grupo de aficionados. El recinto, diseñado por el arquitecto palmesano Carles Garau Tornabells, ocuparía 1.140 metros cuadrados de la finca Rodamilans, ubicada entonces en las afueras del casco urbano. Tendría una pista de 40 metros de largo y 16 de ancho y una grada lateral para 400 espectadores. También dispondría de vestuarios, un bar y una sala interior.

Boiret, el segundo por la derecha, en el Frontón Balear de Palma.
Quelet (izquierda) y Boiret (derecha) en el Frontón de Sineu en los años 60.

Junto al de Palma, el Frontón de Sineu sería uno de los más populares de la isla. Tendría su propio club, que dio a jugadores destacados. En 1952 dos de ellos, Gabriel Dalmau Muntaner Queleto (1913-1994) y Pere Joan Florit Jaume Boiret (1927-1998), jugaron una eliminatoria del Campeonato de España. Margalida Florit es la hija de Boiret. "Mi padre –recuerda– era un gran amante de los juegos de pelota, fuera fútbol, tenis o frontón. Para él, llegar a esa final fue una gran proeza. Yo nací muchos años después, pero siempre me enseñaba fotos con mucho orgullo. Con Quelet jugaba a mano viva, sin ningún tipo de protección. Así hacía que siempre a siempre. jugando. Era un deporte muy masoquista".

Un admirador de esos dos legendarios jugadores es Pep Oliver Amengual Pavarotti, ex alcalde de Sineu. Nació en 1954, dos años después de su famosa final. "La disputaron en el pueblo contra dos pelotaris llegados de Euskadi. Nombraban Urcelay y Campos. Yo siempre oí decir que la ganaron. Boiret y Quelet hacían muy buena pareja, uno pegando delante y otro detrás. Solían ir a jugar al Frontón Balear de Palma". De pequeño, Oliver también se aficionó a "jugar a pase", tal y como se solía decir. "Cuando tenía unos 18 años, hice un partido contra ellos. Ya eran mayores. Me supo como grave y todo. Para mí eran unos héroes. Entonces ya utilizábamos raquetas. A menudo en la pista poníamos una red en medio para jugar también partidos de tenis".

En 1976 los dieciséis copropietarios del Frontón de Sineu vendieron el inmueble. Entonces el juego de pelota había perdido popularidad y el nuevo propietario, Antoni Mestre Frau Castaño, decidió abrir el recinto a comuniones, bodas, cenas al aire libre, combates de glosado, bailes, partidos de futbito, el Carnaval, fiestas escolares... En verano, se proyectaban películas y se montaban verbenas memorables. "Aquel ambiente –asegura Oliver– era fantástico. El Frontón de Sineu forma parte de la memoria popular de toda una generación".

Casa Vasca de Mallorca

Ahora, 76 años después de su inauguración, el recinto ha cobrado una nueva vida gracias al empuje de Juan Fernández Mena. "La idea –dice– es compaginar la celebración de eventos diversos como antes con la recuperación de la práctica del frontón". El partido de exhibición que en septiembre del 2023 hizo el grupo de pelotaris llegados de Euskadi sirvió para dar a conocer la pista. El palmesano Antoni Canyelles, de 48 años, leyó la noticia en los periódicos y enseguida fue a visitarla. Hace cinco meses promovió la creación de la sección de pelota de mano de la Casa Vasca de Mallorca. "A mí –asegura– siempre me han gustado los deportes minoritarios. Empecé jugando al hockey. Mi interés por el frontón viene de un viaje que en octubre pasado hice al norte de España, aprovechando que mi madre es de Logroño. En Pamplona vi la final de la pelota vasca que jugaba a Jokin Altuna, que es Jokin Altuna. de ese juego, que tiene un fuerte componente identitario. Al volver a Mallorca, me puse en contacto con la Casa Vasca para impulsarlo aquí”.

"Entrenam –sigue Canyelles– cada domingo en el Frontón de Son Rapinya, en Palma. De momento, somos cinco: tres vascos y dos mallorquines. También tenemos dos niños jugando con nosotros. Queremos que se sume más gente, tanto hombres como mujeres". Informándose sobre la práctica del balón en Mallorca, este pelotari se llevó una buena sorpresa. "En Lluc hay una pista de frontón enorme. Es espectacular, con una pared muy resistente y de las más altas. La hicieron construir en los años sesenta la treintena de religiosos navarros que había destinados. Hay polideportivos municipales que también tienen, como el de Inca. En cualquier caso, la pista de Sineu es la más antigua que se conserva".

El valenciano Álvaro Valero, de 44 años, es otro de los integrantes de la sección de pelota de mano de la Casa Vasca de Mallorca. "Yo estoy casado con una mallorquina. Hace 16 años vine a vivir aquí. Estoy encantado de poder seguir practicando un deporte que en mi tierra está muy arraigado, al igual que en Euskadi". La pelota vasca pesa cerca de 100 gramos, el doble que la valenciana, lo que hace que el juego sea más lento. En ambos casos, la modalidad más ancestral es con la mano desnuda, aunque hoy las manos llevan protecciones –también existe la modalidad con cesta o con pala de madera. Valero insiste en que el balón valenciano es algo más que un deporte. "Hace pueblo. En el País Valenciano casi todos los municipios tienen una pista de frontón, donde la gente no sólo va a ver los torneos, sino también a sociabilizar. Hace diez años las mujeres también empezaron a practicarlo y ya representan el 50% de los jugadores".

Frontón de Sineu, años 60.
Partido en el Frontón de Sineu, años 60.

La gran cita

El martes, 12 de agosto, Valero y Canyelles estarán en el Frontó de Sineu para jugar el partido de presentación en sociedad de la sección de pelota de mano de la Casa Vasca de Mallorca. Será con motivo de la primera edición del torneo de pelota vasca 'Quelet y Boiret'. La competición durará dos días y participarán, por parejas, ocho jugadores llegados del País Vasco y Cataluña. Ambos equipos estarán acompañados por dos 'botilleros' (asistentes) muy especiales: Marisa Goñi, directora de Diario de Mallorca, de origen navarro, y Jagoba Arrasate, entrenador del Real Mallorca, que también es pelotari.

Fernández, el impulsor de proyecto, espera con candeletas la gran cita. "Aprovecharemos para presentar también el club deportivo Frontón de Sineu, que tendrá como presidente a Miquel Dalmau, nieto de Quelet. De momento somos tres socios. Queremos dar clases para recuperar la fuerte tradición de balón que había antes en el pueblo". Los sineuers están encantados con el madrileño. "Este hombre –dice el ex alcalde Oliver– merece un monumento. Viniendo de fuera de la isla ha reflotado el gran icono sentimental del pueblo. Me gustaría volver a jugar un partido. Pero, a 71 años, ya no me veo con corazón". El interpelado se siente muy agradecido con tantos halagos. "No todo, sin embargo, ha sido un camino de rosas. El 2024 fue un año muy duro. Las reformas que hice me generaron serios problemas económicos. Me ha costado levantar el proyecto, pero ha merecido la pena".

El Frontón Balear

El Frontón de Sineu, construido en 1949, es el más antiguo que se conserva en la isla. Fue el hermano menor del imponente Frontón Balear de Palma, que se inauguró en 1935 en el paseo de Mallorca, entre la calle de Eivissa y la plaza del Fortí. En la misma zona, cerca del torrente de la Riera, hubo otros destacados recintos deportivos: el Velódromo de Tirador (1903), el Canódromo Balear (1932) y el Estadio Lluís Sitjar (1945). "En aquella época –dice el historiador Manuel García Gargallo– el balón a mano estaba muy de moda en todo el Estado. Solo en Barcelona había siete frontones en funcionamiento".

El Frontón Balear fue promovido por el empresario Just Solà y otros socios como Fermín Olalquiaga Broutin, que ya gestionaba varias pistas en la Península. Inicialmente fue diseñado por el prestigioso arquitecto Gaspar Bennàssar. Pero al morir en 1933, el proyecto pasó a manos de su colega Jaume Alenyà. El edificio, de dos pisos, ocupaba un total de 5.000 metros cuadrados, con capacidad para más de 800 espectadores (el de Sineu era para 400). La pista medía 60 metros de largo por diez de anchura y tenía un frontal de casi 11 metros de altura. El recinto, totalmente cubierto, disponía también de cafetería, sala de baile y otra de apuestas (muy habitual en muchos deportes). “Fue –asegura García– uno de los edificios de pelota más impresionantes de todo el Estado y un gran centro de sociabilización. A partir de 1969, el intendente Francesc Aguiló Picó, expilotario, planificó una amplia reforma del edificio y lo dinamizó con la contratación de las grandes figuras del momento. actuaciones musicales y fiestas de Fin de Año".

En los años setenta, la nueva sociedad de consumo llegada con la industria turística llevaría otras formas de entretenimiento. Los torneos de balón a mano ya no despertaban ningún entusiasmo, por lo que el Frontón Balear dejó de ser rentable. Cerró sus puertas el 16 de agosto de 1977, 42 años después de su inauguración. "Acaso –apunta el historiador– el edificio, de un gran valor arquitectónico, podría haberse destinado a otros usos alternativos. Con todo, en pleno boom urbanístico, su ubicación en una de las zonas más cotizadas de Palma le convirtió en una toma de caza muy deseable para constructores". Aquella operación fue un ejemplo más de las maniobras especulativas de la época. "El propietario vendió el inmueble por unos dos millones de pesetas y poco después fue revendido por 160 millones a una promotora alemana, que en 1978 lo derrumbó para construir pisos de lujo. Mejor suerte tuvieron los otros recintos deportivos de los alrededores, el Velódromo de Tirador y el Canódromo Balear, hoy en proceso de proceso de Verde".

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