Hay algo muy emocionante al oír a Zohran Mamdani dirigirse a Donald Trump con el ya célebre grito de "sube el volumen!" durante el discurso de ganador. El flamante nuevo alcalde de Nueva York –con todos sus récords rotos: el primer musulmán, el más joven en cien años...– no solo ha dado una lección al presidente desde la ciudad más rica de Estados Unidos, sino que ha demostrado que puede hacerse política de otra forma. Frente a partidos que presentan informes, gráficos y se dirigen a la ciudadanía como tecnócratas o doctorandos, Mamdani les ha hablado como si les estuviera enviando un mem.
Debíamos aprender de la ultraderecha y sus mensajes simples, sólo que para bien. Bastaba no incitar al odio. Plantearlo en positivo. El alcalde ha arrasado entre los jóvenes, por supuesto, pero también entre los inquilinos y usuarios del transporte público. A todos ellos les apeló directamente, con medidas expuestas de forma muy clara y sencilla; medidas que prometen una ciudad más habitable, no sólo reservada a laestablishment, a los ricos. Mientras, le hemos visto hacer taichí en una clase con personas mayores y encontrarse con los taxistas, muchos de ellos con sus mismos orígenes.
Mamdani ha sabido ir a las trincheras, pero con creatividad, humor, frescura y algo que nunca fabricará un algoritmo: carisma. La política nunca ha sido sólo estrategia. Pero hoy, más que nunca, es imagen y relato en manos de quienes sean capaces de generar ilusión; de hacer creer al votante que es posible frenar la avaricia especuladora de los propietarios con sus inquilinos, que tienen derecho a guarderías públicas oa coger el autobús gratis. En la ciudad más capitalista del mundo. Sin embargo, el mensaje de Mamdani es universal, porque cada día todas las urbes del Primer Mundo se asemejan más, para mal, a esa Nueva York que él quiere cambiar.
El triunfo del alcalde milenista lanza un mensaje a los grandes partidos y la vieja política: si el electorado joven no responde es porque no se le está hablando en su idioma. Buscan quien se lo diga todo claro, quién sepa quiénes son y qué les importa; alguien que se dirija a ellos como un ídolo musical en un concierto y no como un ponente universitario. Si lo explica en TikTok, mejor.
Mamdani ha sido capaz de encontrar la emisora correcta y subir su volumen. El resto ni ha intentado sintonizarlo.