Transporte público

Cientos de alumnos quedan desamparados por la falta de transporte público hasta el Centro de FP Joan Taix

Familias de Pollença, Alcúdia, Santa Margalida, Muro y Can Picafort denuncian dos años de retrasos, “ausencias injustificables” y una cadena de administraciones que “se pasan la pelota” mientras más de 600 jóvenes siguen sin solución.

Un bus del TIB fuera de servicio en la estación intermodal de Palma
Bruno Rodríguez
25/11/2025
4 min

PollençaHace dos cursos que la historia se repite, y cada día que pasa se suman más familias. En Pollença, Alcudia, Santa Margalida, Muro y Can Picafort, la angustia por llegar a tiempo al Centro Integrado de Formación Profesional Joan Taix de sa Pobla se ha convertido en una lucha colectiva que afecta ya a más de 600 alumnos de toda la zona norte. Una problemática que nadie resuelve y que, según las familias, está poniendo en peligro futuras carreras profesionales antes, incluso, de empezar.

La situación no ha cambiado en los últimos años a pesar de las protestas: los jóvenes llegan tarde por culpa de los horarios y recorridos del transporte público, y estos retrasos se transforman en ausencias que cuentan. Y no cuentan poco. Con la normativa actual, acumular un 25% de ausencias supone perder la plaza en el ciclo formativo. Y los alumnos de Joan Taix, simplemente, juegan con desventaja.

"El bus los deja en el cementerio de sa Pobla y deben cruzar todo el pueblo caminando hasta el centro. Llegan tarde cada día", explica Maria Antònia, la madre de una de las alumnas afectadas. No habla por sí sola: habla en nombre de decenas de familias que llevan dos años conviviendo con esta rutina de estrés, angustia y cronómetros imposibles.

"Si llegan cinco minutos tarde y hay examen, no les dejan entrar. Y eso es una falta no justificable. Lo encontramos injusto, porque no depende de ellos", lamenta.

Una lucha que viene de lejos

Esta madre recuerda perfectamente que, cuando ella estudió en el mismo centro, vivían ya un problema similar. Aun así, la situación era mejor: "Había un bus que recogía a los jóvenes desde Pollença y los dejaba directamente al Joan Taix. Santa Margalida y Muro iban juntos en otro autocar, y Alcúdia y Pollença compartían línea. Todos facilitados por el Consell de Mallorca".

Hoy en día, en cambio, los estudiantes deben hacer un recorrido de auténtica gincana: "Desde Pollença, el bus llega aproximadamente a las 7.30 h, pero las clases comienzan a las 8 h. Un simple retraso y ya no están a tiempo". Desde Santa Margalida, deben salir a las seis de la mañana hacia Inca para poder tomar tren y llegar a sa Pobla. Desde Can Picafort y Muro, dependen de combinaciones igualmente precarias", afirma.

Alumnos en la entrada de un centro escolar de Mallorca

Y todo para realizar un trayecto que, en condiciones normales, debería estar resuelto con un transporte escolar adaptado a la realidad actual: más ciclos formativos, más alumnos y más necesidad.

"No entendemos como antes, con mucho menos estudiantes de FP, había buses específicos y ahora no", dice la madre, que asegura que la situación se ha agravado desde que se suprimió la línea 315 –la que, en verano, sí llega hasta la estación de tren de sa Pobla. Desde entonces, la única respuesta del TIB ha sido que reforzar horarios no es viable.

Administraciones que se desentienden

El relato de las familias tiene un hilo común: el traspaso de responsabilidades. En el centro les dicen que depende de Consejería de Educación, quien responde que es cosa de los municipios; y entre ayuntamientos y Consorci de Transports, "la pelota viaja arriba y abajo mientras las soluciones no llegan", lametan. "Se pasan la pelota. Nadie asume nada", resumía otra madre del mismo centro.

En el Ayuntamiento de Pollença, explican que sí que ha habido reuniones con el Consorcio de Transportes, pero sin respuesta. Por parte del Ayuntamiento de sa Pobla, han propuesto como única opción la implantación de un bus interurbano. Mientras, cada mañana los alumnos llegan tarde –o no llegan.

La petición de las familias es tan sencilla como hacer posible lo que ya existía hace una década: transporte escolar coordinado y público desde los municipios afectados hasta el centro. Para reforzar esta reclamación, ya llevan recogidas más de 250 firmas a través de una campaña en marcha en Change.org.

Consecuencias emocionales y académicas

Las familias con las que hemos podido hablar coinciden: lo que más preocupa no es sólo llegar tarde sino lo que implica. El alumnado vive con angustia, pendiente del reloj, con la sensación de empezar todos los días con desventaja.

"Mi hija ve cómo compañeros suyos no pueden hacer cuchilladas y lo pasan realmente mal. Afecta a su motivación y al rendimiento. Están preocupados, tensos, y con miedo real a perder la plaza", explica.

La presión no cae sólo sobre ellos: muchas familias entran a trabajar rápidamente y se ven obligadas a llegar tarde para llevar a sus hijos porque no tienen otra opción. Otros directamente carecen de carnet o disponibilidad. Todo ello convierte un simple trayecto en una carrera de obstáculos que condiciona toda su vida cotidiana.

Una conclusión que duele

La historia de estos alumnos de la Part Forana no es un caso aislado. Se expone como un ejemplo más de un patrón que se repite en las Islas: cuando llega el verano, el transporte se refuerza para dar cobertura al turismo; cuando llega el invierno, las necesidades de los residentes se diluyen.

En Baleares, cuando baja el sol del verano, muchos servicios menguan. Y a 600 alumnos del Norte de Mallorca acudir a clase les resulta una odisea, si quieren hacerlo en transporte público.

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