El Gobierno ha condenado enérgicamente los hechos y lo ha denunciado ante la Policía Nacional
23/07/2025
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La autodenominada organización independentista Arran publicó en las redes sociales un vídeo que ha generado polémica y reacciones diversas. La grabación en cuestión incluye imágenes de una pintada de la fachada de la Conselleria de Turismo, con el eslogan "culpables de nuestra miseria", y la quemadura de fotografías de la presidenta de la comunidad y de algunos empresarios.

Antecedentes: (1) El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó a España por haber impuesto penas de prisión y multas a dos jóvenes que, durante una manifestación antimonárquica en Girona en 2007 quemaron una fotografía del rey. El criterio que imponía el tribunal era que quemar una foto del monarca no podía considerarse delito, siempre que este acto se enmarcara dentro de una protesta política y no implicara violencia ni incitación al odio. Consideraba que la acción era una forma de crítica política y estaba protegido por el derecho a la libertad de expresión y, además, subrayaba que la libertad de expresión incluye "informaciones e ideas que ofenden, chocan o molestan".

(2) En julio de 2017, un grupo de jóvenes vinculados al colectivo Arran realizó una protesta en el muelle Vell de Palma. Durante la acción, desplegaron pancartas, encendieron bengalas y lanzaron confeti sobre los clientes de un restaurante para denunciar la masificación turística en Mallorca. La Fiscalía solicitó penas que sumaban hasta 29 años de cárcel para 12 de los manifestantes, acusándoles de un delito de desórdenes públicos. La Audiencia Provincial de Palma absolvió a todos los acusados. El tribunal consideró que la protesta, pese a no ser comunicada a la autoridad, se enmarcó dentro de la libertad de expresión en una sociedad democrática.

Tennessee Williams decía que "La juventud es el arte de superar el miedo al futuro". Es indudable que una juventud crítica impulsa el progreso social y se convierte en un agente de cambio, y más aún en momentos de crisis. reflexionar.

Otro elemento a considerar: Colorear en la fachada de un edificio declarado Bien de Interés Cultural (BIC) constituye un delito contra el patrimonio histórico según el Código Penal español, concretamente en el artículo 323. No me parece que éste sea el tema más trascendental de la protesta. El Gobierno denunció los hechos en la Policía Nacional. Sin embargo, a primera hora de la mañana del mismo día de los hechos, la brigada de limpieza de EMAYA ya había eliminado las pruebas del único posible delito. No sé por qué, da la impresión de que tampoco era la fachada (del edificio) lo que más preocupaba al Govern, sino, más bien, la imagen del Consolat.

El Ejecutivo calificó los hechos como un "ataque frontal y absolutamente intolerable contra el turismo". Sin embargo, era evidente que la acción se había dirigido contra un edificio del Govern, no había que ser muy espabilado para pensar que la interpelación, en primer plazo, apuntaba directamente al propio Govern: "culpables de nuestra miseria", era el eslogan que habían escrito en la pared de la Conselleria. Hacerse el despistado y decir que la protesta iba dirigida hacia otro lado, puede resultar ingenioso o hábil, pero no es nada convincente. Son las políticas del Gobierno las interpeladas.

El filósofo Giorgio Agamben argumentaba que la creación del enemigo –sea externo o interno– es un dispositivo político utilizado para delimitar quién pertenece y quién queda excluido del sistema. El sistema es el todo, en nuestro país se daría la paradoja de asimilar la idea "del todo" (turistificación de la sociedad) a la de una actividad tremendamente parcial y limitada con relación al conjunto de la sociedad. Podríamos hablar de un sistema estremecido en tecnología y, científicamente, de baja calificación, manifiestamente dependiente y de gran impacto sobre el medio; es decir, el juego consistiría en estar dentro o fuera de un sistema de escasa capacidad de convencimiento frente a un pensamiento libre y universal. De alguna forma nos recordaría al gato de Schrödinger, que convive con el elemento contaminante que le puede desencadenar un proceso irreversible.

Por su parte, Byung-Chul Han sintetiza la exclusión del otro como la expulsión de la alteridad en favor de la proliferación de éste. Lo considera un fenómeno propio de la sociedad neoliberal, en la que se confunde la "proliferación del mismo" en crecimiento. Podríamos considerarlo como la filosofía de la masificación. Trasladando la teoría a los hechos, diríamos que se aprovecha el carácter limitado de la organización independentista para reducir al "otro" a la dimensión de sujeto minoritario: "una minoría no va a destrozar el trabajo del sector turístico".

Es la falacia de la parte por el todo. Sin faltar a la verdad, el titular de la noticia pudo ser muy bien: "A raíz en una grabación polémica e irreverente exige decrecer" o "A raíz quema las fotografías de la presidenta y empresarios para exigir decrecer". Decrecer es la reivindicación que se encuentra en la grabación de Arran. En este caso, el "otro", no sería un conjunto minoritario, sino que sería el que "exige decrecer", un sujeto que se ha manifestado reiteradamente y de muchas distintas formas y engloba una parte significativa de la sociedad. Entonces, el debate sería radicalmente distinto.

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