La postal turística de los vecinos de Vilafranca de Bonany presidida por el cartel del mitin del PSM ofrece una visión errónea de la realidad sociológica de la Mallorca de hace casi cuatro décadas. Así lo asegura el historiador Antoni Marimon, autor del libro Entre la realidad y la utopía: Historia del PSM (Documenta Balear, 1998): "Es una imagen entrañable, pero la Part Forana de aquellos años no votaba demasiado a la izquierda nacionalista. Era más de Gabriel Cañellas".
En 1983 Cañellas, de 42 años, se convirtió en el primer presidente autonómico desde la restauración de la democracia. Lo hizo bajo las siglas de Alianza Popular (AP) de Manuel Fraga, que en 1989 pasó a llamarse Partido Popular (PP). Cuatro años atrás ya se había presentado como candidato a la alcaldía de Palma al frente de Coalició Democràtica. "Cañellas –apunta Marimon– era un señor de Ciudad, formado en Monti-sion y en Deusto, que supo conectar con el campesinado. Su defensa de nuestro representaba una mallorquinidad tradicional muy conservadora que ya existía en el siglo XIX, en tiempos de Antoni Maura. En la misma línea se encontraba Unió Mallorquina".
Las elecciones europeas de 1987 anunciadas en la icónica imagen coincidieron con las segundas autonómicas. "El PSM –afirma el historiador– estaba muy tocado porque su secretario general, Damià Ferrà-Ponç, se acababa de pasar a las filas del PSOE. Sin embargo, consiguió resistir el golpe. En aquellos comicios mantuvo a los dos diputados de la primera legislatura. Y en los de 1991 obtuvo tres. importantes".
El PSM de aquellos años hizo bandera del ecologismo –la lucha se había iniciado en 1977 con la ocupación de la Dragonera por parte de un grupo de anarcosindicalistas– y de la integración de los inmigrantes llegados de la Península desde el boom turístico. "A finales de los años noventa muchos ayuntamientos empezaron a hacer obras gracias al Plan espejo. Aquel plan de embellecimiento urbanístico hizo que se produjera una segunda ola migratoria, sobre todo de África. La tercera ola llegó a partir de 2003 con las obras viarias faraónicas del presidente Jaume Matas, del PP".
Marimon recuerda una anécdota muy ilustrativa de las dificultades que históricamente ha tenido el PSM para ensanchar su base de votantes. "Siempre la contaba el vicepresidente del Primer Pacto de Progreso, Pere Sampol, recientemente traspasado. Él también era consejero de Economía, Comercio e Industria. Los comerciantes no se cansaban de darle la enhorabuena por haber impulsado medidas que ayudaran a sus negocios. Pero le decían que nunca le votarían".