Faro y castillo de Portopí, la defensa del puerto de Palma
El ARA Baleares le invita a disfrutar de las dos joyas de la corona del patrimonio histórico a poniente de la bahía de la capital balear
PalmaEl sábado de la próxima semana, 8 de noviembre, el ARA Baleares ha programado una visita al castillo de Sant Carles y al faro de Portopí. Se trata de una actividad incluida en el programa El patrimonio secreto de los puertos de las Islas Baleares, iniciada hace un año, y que ha contado desde un principio con la guía de Fita a Fita –senderismo cultural y familiar–, complementado con los artículos que se han ido publicando paralelamente en el diario, tanto en papel como en la web del diario. La iniciativa, que cuenta con el apoyo de Puertos de Baleares, tiene como objetivo principal recorrer a pie los principales puertos del Archipiélago para conocer y entender la dialéctica tierra-mar que se ha ido estableciendo a su alrededor a lo largo de la historia. Una forma diferente de entender que los puertos son un punto estratégico de intercambio de personas, mercancías y cultura. Un hecho cotidiano hoy en día, pero que por lo pronto ha ido configurando la fachada marítima de Palma, Alcudia, Maó, Ibiza y la Savina.
En este artículo no describimos ningún itinerario, tan sólo los contenidos culturales que saborearemos durante la visita de la próxima semana y del contexto histórico en el que se enmarcan el faro de Portopí, una de las tres luminarias más antiguas del mundo, y el castillo de Sant Carles, la primera gran defensa del puerto de Palma. El faro de Portopí se encuentra en una zona de dominio público portuario de acceso restringido. Por motivos operativos y de seguridad, todas las visitas deben concertarse previamente, a través del correo fardeportopi@portsdebalears.com o rellenando el formulario de reserva que encontrará en la web farsdebalears.com. En cuanto al castillo de Sant Carles, de la gestión del museo y de la fortaleza se ocupa el consorcio conformado por el Ministerio de Defensa, el Gobierno de las Islas Baleares, el Consejo Insular de Mallorca y el Ayuntamiento de Palma. Puede visitarse de martes a domingo, excepto lunes y festivos, de 10 a 14 h. La línea 1 de la EMT, que une al Sindicato con el dique del Oeste, hace parada ante el castillo y el faro.
La ruta
[00 min] Ante todo, debemos fijar nuestra mirada sobre la rada de Portopí, primer puerto de la bahía de Palma. Actualmente, el nombre de Portopí se extiende sobre un barrio de Palma, situado entre el final del paseo Marítimo y Cala Major, en Ponent de la ciudad, que toma el nombre, precisamente, de una cala larga y estrecha, resguardada del viento por la sierra de na Burguesa. Como su nombre indica (puerto del pino), desde la antigüedad y hasta la edad moderna, la cala, como refugio natural, fue el puerto de la ciudad y de este uso quedan importantes monumentos, aunque el astillero, ubicado en el antiguo arrabal de mar, y el puerto real, a los pies de la Alvenda, s' desembocadura de la Riera, cuando este torrente atravesaba la ciudad, por los actuales paseos de la Rambla y del Born. Un espacio en el que también encontramos el Consulado de Mar y la Lonja.
Pero una cosa era el ruido de mercaderes y de menestrales (boteros, calafatadores, maestras de ribera, brujoles, etc.) alrededor de la Lonja y el arrabal de mar y la otra, el espacio donde se resguardaban los barcos. El puerto de Portopí tenía dos torres, una de las cuales es el actual faro, que custodiaban la rada y la protegían de noche con una cadena. Debemos remontarnos al siglo XIV, cuando los faros todavía eran hogueras (botafuegos), para volver a los orígenes del tercer faro más antiguo del mundo por detrás de la torre de Hércules de A Coruña y de la linterna de Génova. En un principio se encontraba en lo alto de la colina que desde el siglo XVII ocupa la fortaleza de San Carlos, dicha originalmente 'castillo de Portopí'. Es un faro histórico que ya aparece citado en un documento con fecha 12 de septiembre del año 1300, como parte del codicilo incluido en el testamento del rey Jaime II de Mallorca, conservado en la Biblioteca Nacional de París. Su funcionamiento ininterrumpido a lo largo de los siglos y la presencia en su interior de uno de los museos de señales marítimas más importantes del mundo hacen de éste un espacio único. La joya de la corona del puerto de Palma.
Esta rada del ponente de la bahía de Palma ha sido siempre un punto estratégico tanto para la orientación de la navegación como para su defensa. Sin embargo, la presión ejercida por la piratería turca y bereber sobre el litoral del Archipiélago durante los siglos XV y XVI obligó a afianzar sus defensas, sobre todo en el puerto de Ciudad que desde la Edad Media ya era uno de los más importantes del Mediterráneo. Por este motivo, el Colegio de la Mercancía presionó a la monarquía para que se activaran nuevas y más consistentes defensas, más allá del despliegue de las cinco torres de vigilancia. Las obras del castillo de San Carlos se realizaron durante el reinado de Felipe III, entre los años 1610 y 1612, cuando era el virrey Carlos Coloma, de quien recibe el nombre la fortificación.
Construcciones defensivas
Si bien es cierto que la función militar y estratégica presidió la concepción del cinturón amurallado de Palma, ampliado y reforzado a partir del siglo XVI, fuera de las murallas se empezó a dotar a la ciudad de nuevas construcciones defensivas. La torre de Cala Figuera y la torre del cabo Blanc vigilaban la parte más exterior de la bahía. Más adentro, la Porrassa e Illetes, por la parte de poniente, las torres de Pau y de Enderrocat (fortaleza a partir del XIX), por la parte de xaloc. Pero había que dar un paso más, sobre todo porque los mercaderes ejercían una fuerte presión, dadas las importantes pérdidas ocasionadas por la piratería. Así, a principios del siglo XVII se toma la decisión de acometer las obras del castillo de Sant Carles. Aunque no será hasta finales del XIX, y por otras circunstancias, que nacen las fortalezas de torre de Pau y del cabo Enderrocat, que sustituirán a las antiguas torres de vigilancia, a la vez que completarán la defensa de la bahía de Palma con un importante fuego cruzado.
El faro de Portopí y el castillo de Sant Carles son dos elementos patrimoniales excepcionales a través de los cuales se explica la dialéctica tierra-mar, a menudo compleja y agitada, del puerto de Palma. A pesar de la proximidad entre una y otra, no es posible establecer una ruta que conecte ambos puntos, dadas las restricciones aplicadas en sus accesos por motivos de seguridad.