¿He llegado o llegado? Un vestigio medieval que sobrevive

El catalán actual tiende a utilizar 'haber' para la mayoría de tiempos compuestos: “he comido”, “he visto”, “he llegado”. Pero las Islas, Alguer y otros puntos del dominio conservan 'ser' en expresiones como “somos llegado” y “ha venido”. Hoy este sistema retrocede, pero nos conecta con la historia de la lengua

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09/09/2025
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PalmaCuando los alumnos vuelven a la escuela en septiembre y escriben lo típico de "qué he hecho en verano", las respuestas casi siempre son las mismas: "he ido a la playa", "he visto a los amigos", "he hecho el cuaderno de verano". Todo con 'haber'. Ahora bien, quien haya hojeado textos antiguos o haya hablado con padrinos de algunos sitios sabe que la cosa no siempre ha sido tan uniforme. En muchos rincones del territorio todavía hay gente que, al pisar un sitio, explica que ya es llegada, o que, al vernos, se alegra de que ya seamos devueltos, con 'ser' en vez de 'haber'.

En catalán antiguo, los tiempos compuestos se podían formar con 'haber' o con 'ser', una elección que no era aleatoria. 'Haver' se utilizaba con verbos transitivos, como comer y ver, y con muchos intransitivos activos, como trabajar, reír y repapiezar, entre otros. En cambio, 'ser' aparecía con verbos de movimiento y con verbos que describían un cambio de estado: "es venido", "es partida", "se eran enfadados". Además, cuando el auxiliar era 'ser', el participio concordaba con el sujeto: "ellas son llegadas", "ellos son idos". Esta distinción respondía a una lógica clara: 'haber' indicaba acciones que el sujeto podía controlar a, mientras que 'ser' se'.

'Ser' por 'haber'

Con el tiempo, el sistema se simplificó. La mayor parte del dominio catalán dejó atrás el uso de 'ser' y se quedó con 'haber', como ocurre en castellano o rumano. Sin embargo, el cambio no fue completo, lo que hace especialmente interesante el caso de nuestra lengua.

Viajamos, en primer lugar, hasta Alguer. Allí, el contacto con el italiano y el sardo ha ayudado a conservar la distinción, y todavía es habitual escuchar que nuestros amigos "son venidos", que alguien "ha muerto" o que, por fin, nuestro compañero dormilón "se ha levantado". La distinción depende del verbo y es similar a la del catalán antiguo, por lo que el auxiliar con 'ser' tenderá a aparecer con los verbos que indican movimiento o cambio de estado.

En el Rosellón también se mantiene vivo el uso del auxiliar 'ser', pero la cosa es algo diferente, porque la elección depende sobre todo de la persona gramatical. Así, con la primera y la segunda persona (es decir, ambjo y tú) se utiliza 'ser': "soy llegado", "eres visto". En cambio, con la tercera persona, el auxiliar suele ser 'haber': "ha llegado". No importa si el verbo es de movimiento o transitivo: el factor clave es quien habla. Se trata de una distribución curiosa dentro de la familia románica, que muestra cómo las lenguas pueden reinventar sus reglas a partir de puntos de partida similares.

El ribagorzano todavía ofrece otro escenario. Parece que conserve el uso de 'ser en algunos tiempos, pero en realidad todo proviene de la coincidencia formal entre las formas de los dos auxiliares, 'haber' y 'ser', en algunos tiempos verbales. Aquí, más que continuidad, lo que hay es una confusión de formas que ha hecho que parezca que el auxiliar sea 'ser' cuando en realidad ya no lo es.

Y en las Islas Baleares lo que tenemos es un mosaico. Actualmente la forma mayoritaria es 'haber', pero todavía hay quien dice "somos llegado" o "ha venido", sobre todo entre personas mayores o de zonas más 'rurales' (si es que hoy en día se puede hablar en términos de ruralidad). Además, existen casos híbridos que combinan ambos sistemas. Así, no es extraño oír "he llegado", con 'haver' como auxiliar, pero con el participio concordado con el sujeto (eso, sin embargo, ya será objeto de otro artículo). Estas formas, que a ojos de los más jóvenes (o de hablantes de otros dialectos) pueden sorprender, son testigos de una transición en proceso. Lenguas como el francés, el francés indican que tener dos auxiliares para un mismo tiempo verbal no es algo exclusivo del catalán. En francés, por ejemplo, se distingue. "je suis allé" (literalmente, "somos ido") de "j'ay mangé" ("he comido"), de manera similar a la distinción que hace el italiano entre "sueño arrivato" ("somos llegado") y "lo letto" ("he leído"). Fuera del ámbito románico, el alemán y el neerlandés diferencian "ich bin gigangen" o "ik ben gegaan" ("somos ido"), con 'ser', de "ich habe gesehen" o "ik heb gezien" ("he visto"), con 'haber'.

Dos auxiliares

En cambio, el castellano, el rumano y el noruego sólo disponen del auxiliar 'haber': "he legado", "juntos" y "jeg har kommet" ("he llegado") se forman al igual que "he leído", "am citit" y "jeg har lest" ("he leído"). Podríamos decir, pues, que el catalán se encuentra a medio camino entre el sistema de dos auxiliares, que era el antiguo y que sólo conservan algunos dialectos, y el que tiene uno solo, que es el de la mayor parte de hablantes hoy en día.

Aunque alguien pueda pensar que esto no tiene más interés que el de una curiosidad dialectal, la realidad es que estas diferencias son muy valiosas para la investigación: permiten entender cómo se transforman las lenguas, cómo se reinterpretan las reglas gramaticales y cómo los hablantes pueden innovar dentro de un sistema heredado.

En definitiva, cuando decimos que "hemos ido" a algún sitio y alguien nos responde que ya "es devuelto", lo que tenemos es un recuerdo que la gramática no es una herencia fosilizada, sino un campo de juego en el que conviven tradición, innovación y variación. Y, sobre todo, que estos detalles tan concretos –cómo elegir entre 'haber' y 'ser'– son precisamente los que permiten entender mejor cómo se construyen y evolucionan las lenguas.

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