El cambio climático dinamita las opciones de modificar el calendario escolar

La comunidad educativa no rechaza que el curso pueda terminar más tarde y empezar antes, pero reclama que antes se climaticen todos los centros

En junio, hay escuelas en las que las aulas llegan a superar los 30 °C.
15/11/2025
4 min

PalmaEl curso escolar termina hacia el 20 de junio y vuelve a empezar la segunda semana de septiembre. Cada año, cuando las aulas superan los 30 °C y la mayoría de centros no tienen climatización para hacer frente, reaparece la misma polémica: mientras que parte de las familias y de los expertos reclaman limitar las vacaciones de verano a julio y agosto, la realidad climática de los centros fuerza a preguntarse si conviene que los alumnos estén en clase más días en junio y empiecen. Es un debate que combina la pedagogía, el bienestar, el estado de las infraestructuras y la conciliación familiar.

Las condiciones de los centros marcan cualquier decisión. Muchos espacios ya se vuelven inhabitables a principios de junio. La falta de sombra y zonas verdes en los patios agrava la situación. "El gran handicap son las infraestructuras", señala Jaume Bonet, director del IES Cap de Llevant y presidente de la Asociación de Directores de Educación Secundaria de Menorca (Adesme). "Nosotros sufrimos, no día 15 de junio, sino que día 1 ya es inhabitable, y septiembre es complicadísimo. De cada vez son más habituales las olas de calor y se hace insoportable estar cientos de alumnos y docentes compartiendo espacio", lamenta. El exterior tampoco se salva. "Habrían que soportar, zonas verdes dentro del patio, pero son pocos los centros que tienen. Tenemos asfalto y bancos al sol", dice.

Sin climatización, cualquier cambio del calendario que afecte al verano parece inviable. Miquel Àngel Guerrero, director de la oficina técnica de la Federación de Familias FAPA Mallorca, recuerda que el plan piloto de la Conselleria sólo llega a unos pocos centros, mientras cientos siguen en lista de espera. Para él, la cuestión esencial es qué se ofrece a los niños fuera del período lectivo. Y por eso critica que la Ley de conciliación se aprobó sin tener en cuenta a las familias: "Aún esperamos a ver alguna medida".

Escuelas que arden

Por lo que respecta a la modificación del calendario, experiencias internacionales muestran alternativas posibles. En la Provenza, las vacaciones de verano duran ocho semanas y después se reparten dos en febrero y dos en primavera, explica Elena Sintes, jefe de proyecto de la Fundación Bofill. "Si bien las escuelas no tienen aire acondicionado, sí disponen de sistemas adaptados. En junio y septiembre, por tanto, son insoportables", continúa. "De cada vez habrá más meses con calor extremo. Si aplicamos la lógica de no dar clase cuando más hace, no tendremos seis meses al año", argumenta la experta. Considera "incomprensible" que en España los centros educativos sean los únicos edificios públicos que carezcan de buenos sistemas de climatización.

Las dificultades sociales también pesan a la hora de plantearse modificar el calendario. Kiko López, presidente de la sectorial de Enseñanza de la Unión de Cooperativas (UCTAIB), pone el acento en la situación de muchas familias: "Aunque se habla de conciliación, el problema es el sistema social. La escuela está abocada a dar respuesta a un montón de necesidades sociales y asumimos su responsabilidad, pero la organización y la estructura social no son. haya gestos de conciliación, tienen una vida complicada. Modificar el calendario no ayudaría a todo el mundo", apunta.

Aún así, López ve con buenos ojos avanzar el inicio del curso a primeros de septiembre para equiparar los ritmos laborales y escolares. El adelanto se podría compensar con días de descanso en otros momentos del curso, y considera que existen épocas, como octubre y noviembre, en las que el agotamiento del profesorado y del alumnado es alto, y recuperar una semana de descanso ayudaría.

La necesidad de pausas vacacionales cortas y regulares también es un factor en juego. Desde el sindicato Alternativa, Xisca Prats defiende que haya un paro de cuatro o cinco días cada cinco o seis semanas. También coincide con el resto de personas consultadas en las que alargar el curso hasta finales de junio es imposible. Cuando llega el calor, recuerda, los ventiladores de techo que existen en algunas escuelas "no bastan para nada".

En la escuela perciben el impacto pedagógico de las largas vacaciones. Maribel Domínguez, secretaria de la Asociación de Directores de Infantil y Primaria de Eivissa y Formentera, y directora del CEIP Can Coix, explica que cada curso hay un período de adaptación: "En 4º de Primaria, a principio de curso, no se acordaban de multiplicar. Ahora sí". Sintas matiza que la extensión de las vacaciones de verano impacta en las habilidades matemáticas y de lectura de los niños, que se resienten.

Más allá de ir a la escuela, ¿qué se podría ofrecer a los niños y las familias durante los meses de verano? Bonet pone el foco en la responsabilidad social de la Administración. Considera que todavía queda "mucho camino" por ofrecer alternativas de ocio fuera del período lectivo. "¿La sociedad puede ofrecer opciones para que un niño, de forma lúdica, pueda estar atendido?". El director es partidario de que más centros estén abiertos en verano, pero no para dar clase, sino dinámicas complementarias y más distendidas. Sin embargo, reconoce que los edificios educativos y, concretamente, su centro, son inhabitables durante la época de calor fuerte.

Sin infraestructuras adaptadas ni sistemas de climatización adecuados, cualquier cambio en el calendario escolar sigue siendo inviable. Docentes, familias y expertos coinciden en que es necesario encontrar fórmulas que permitan conciliar seguridad, bienestar y aprendizaje, sin comprometer la salud ni el rendimiento de nadie. El debate sobre el calendario permanece abierto y, de momento, sin soluciones en el horizonte. Los únicos que lo tienen claro, según ha constatado el ARA Baleares, son los alumnos: si fuera por ellos, el curso terminaría incluso antes. "Cuantas más vacaciones, mejor, ¿no? En junio, hay muchas aulas donde pega el sol de lleno y no se puede estar", reconoce un alumno de 4º de ESO del IES Joan Alcover.

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