Acoso escolar: traumas y malos tratos familiares detrás de los agresores
La concienciación ha favorecido una mejor detección de los casos. Ahora bien, el hecho de que la mayoría se producen fuera de la escuela dificulta la labor de los profesionales, que están en constante alerta
PalmaLos casos de acoso escolar en Baleares dejan al descubierto un panorama complejo y cambiante, que comienza cada vez más bien: ya en Primaria e incluso en Infantil, los centros detectan conductas que pueden considerarse intimidación sistemática. Las víctimas suelen ser alumnos más vulnerables como los que tienen Necesidades Educativas de Apoyo Específico (NESE), dificultades de socialización o problemas familiares. Xavier Ferriol, docente y presidente de la asociación de familias FAPA Mallorca, señala que, si hay un alumno distinto, el maltrato se centra en él. Así, niños con baja autoestima, trastornos de vinculación, espectro autista, los de altas capacidades y los que no forman parte de grupos se convierten en un blanco fácil, un tema que preocupa a FAPA, que busca conseguir la implicación asertiva de las familias cuando hay un caso.
Los datos de los últimos cursos muestran un aumento sostenido y récord en la activación de protocolos de acoso. En el curso 2017-2018 se abrieron 436 protocolos, con 123 casos confirmados; en 2022-2023, fueron 713 protocolos y 384 casos confirmados, el mayor valor hasta entonces; y en el curso 2024-2025 se ha alcanzado un récord de 887 protocolos, con unos 177 casos confirmados, el tercer mayor valor de la serie estadística. La mayoría de los casos se producen en Secundaria, pero en Primaria también existe un incremento, con el 35,1% de los casos. En el curso 2022-2023, el 41,4% de los casos no se atribuyó a ningún colectivo específico, mientras que el 25,8% fue a jóvenes NESE. El 12,8% fueron ataques por lo físico; el 8,1%, por razones culturales y religiosas, y el 5,2%, por LGTBIfobia.
Maria Garau, psicóloga en el IES Clara Hammerl, señala que "desde el primer momento que una familia pronuncia la palabra 'bullying', se debe actuar", lo que refuerza la detección temprana y la intervención.
Los agresores no siempre presentan un perfil claro, pero a menudo son alumnos populares en la clase, con capacidad de influencia sobre los compañeros y, según Garau, "actúan como líderes, en nombre del grupo". Muchos tienen problemas personales o emocionales no abordados, y su comportamiento refleja carencia de educación emocional, de habilidades para gestionar conflictos, así como puede evidenciar traumas y malos tratos familiares. En otros casos, el acoso viene de alumnos estables y comienza como una burla aparentemente inofensiva que se va enquistando y sigue fuera del aula, a través de las redes sociales.
Observación constante
Los profesores y compañeros están cada vez más concienciados. Los centros educativos han creado canales para detectar y denunciar acosos, ya menudo son los propios alumnos quienes alertan sobre conductas preocupantes. Javier García, orientador en el IES Capdepera, explica que con la visibilización del problema "ahora los alumnos tienen confianza en venir y decir: 'Eh, estamos preocupados por esta persona.' Muchas veces nos damos cuenta de ello por los propios compañeros". Este cambio ha permitido aumentar la detección y actuar con rapidez antes de que los conflictos se agraven.
Según Cristina Navarro, orientadora en el CEIP Es Vinyet, los agresores suelen arrastrar malestar familiar o social y repiten patrones de conducta problemáticos. "A menudo son niños que arrastran un sufrimiento; niños en acogida, o víctimas de maltrato", dice. La intervención se centra principalmente en la víctima, con un máximo de 13 sesiones de psicología, mientras que los agresores reciben menos seguimiento individualizado, lo que dificulta romper los patrones conductuales. El acoso es mayoritariamente psicológico, aunque en ocasiones puede tener manifestaciones físicas. Los casos en Infantil, aunque todavía minoritarios, cogen bastante.
El protocolo contra el acoso de la Conselleria de Educación se estructura en fases: notificación, acogimiento y valoración, entrevistas con la víctima y la familia, elaboración de sociograma y reunión con alumnos ayudantes. Después se realizan entrevistas con los agresores y las familias, segundas entrevistas con la víctima y su familia, y finalmente se pueden llevar a cabo reuniones restaurativas. Esta estructura permite garantizar la protección de la víctima, la responsabilidad del agresor y la mejora de la convivencia en el centro.
La educación emocional y la mediación son básicas para prevenir conflictos y evitar que las conductas de acoso se arrastren. Los centros educativos, también los concertados, realizan talleres, horas de escucha y espacios de resolución de conflictos. Ruben Moreno, orientador del CC Es Liceu, destaca que la convivencia escolar es clave para el bienestar y el aprendizaje. "Trabajamos la prevención de conflictos desde las tutorías, fomentando el respeto, la empatía y la cooperación", explica. El centro también organiza charlas y debates con alumnos e implica a la comunidad educativa en el plan de convivencia, que busca proteger a la víctima, pero también intervenir en el agresor.
De cara al próximo curso, la presencia de psicólogos en las aulas se ampliará al tercer ciclo de Primaria (ahora ya están en Secundaria), un cambio que facilitará la detección temprana y la prevención de situaciones de vulnerabilidad.
El acoso es un fenómeno complejo que combina vulnerabilidad de las víctimas, la violencia de los agresores y un entorno cada vez más consciente. La conjunción de protocolos claros, intervención psicológica, formación de docentes e implicación de la comunidad constituye la herramienta para prevenir y abordar los casos, con el objetivo de proteger a la víctima y garantizar la convivencia dentro y fuera de los centros. Los profesionales consultados ponen el foco en que el acoso, aunque se le llama escolar, en la mayoría de ocasiones se origina y se produce fuera de los centros. Por eso reclaman la implicación firme de la sociedad en la lucha contra la lacra del bullying.