El trío de Eva Fernández se hace mayor en la iglesia del Claustro de Sant Domingo
El concierto avanzó con un equilibrio medido entre música y palabra
PalmaLa iglesia del Claustro de Sant Domingo de Pollença acogió el pasado 7 de diciembre, un concierto de Eva Fernández en formato trío, junto a Josep Munar (guitarra) y Enric Fuster (batería). Tres músicos que ya habían compartido camino en el disco Yo pregunto (2018), y que volvieron a demostrar una complicidad natural y muy bien afinada.
El concierto avanzó con un equilibrio medido entre música y palabra. Fernández sólo explicaba lo imprescindible para dar contexto a las piezas, pero estas breves introducciones ayudaban a seguir el hilo emocional del repertorio. Canciones como 'La caricia', 'Sola' y 'Lo que más quiero' parten de experiencias personales y reflexiones sobre el autoconocimiento y las formas de amar. En el caso de 'Disimular', fue clara: habla de su dificultad para esconder lo que siente. Y 'Vete de mi' apareció como un recuerdo de niñez, vinculado a los viajes en coche donde 'Lágrimas negras' sonaba insistentemente.
Una de las virtudes más destacables del trío es el control de las intensidades y del tempo. Pueden pasar de una suavidad extrema –con un sonido que nace de detalles muy pequeños– a momentos de rotunda que crecen sin perder precisión. Esta modulación continua hacía olvidar por instantes que sobre el escenario sólo existía una voz y un saxo soprano, una guitarra y una batería capaz de aparecer y retirarse con exactitud.
El final del concierto llegó con acento mallorquín: 'Vou veri vou', la canción de cuna que Fernández atribuyó al compositor Honorat Noguera y Aulí. Pese a la explicación previa, parte del público no la reconoció hasta que la melodía acabó de emerger, provocando una sonrisa compartida. Un cierre sencillo, emotivo y coherente con el tono general de la velada.
Una actuación que dejó claro que, con intención, escucha y buen trabajo, no hay música pequeña.