'Alma', el tercer disco de Chicuelo y Mezquida, toma forma total en Palma
El concierto siguió prácticamente la orden del disco, empezando por 'Najando' y 'Carrer del Peligro', y añadiendo dos piezas de 'Conexión'
PalmaEntre sonrisas y una naturalidad que sólo tienen los músicos que crean desde el puro presente, Mezquida contó que había respondido así a una pregunta que le había hecho una periodista ibicenca. La frase sirvió de hilo conductor involuntario de un concierto que reiteró, con una evidencia rotunda, que la música de este dúo no necesita marco para ser entendida. Sencillamente ocurre, fluye, se construye y se transforma ante el público.
A Del Alma, el tercer disco de Chicuelo y Mezquida, esa libertad es estructural, y en el directo aún lo es más. El concierto siguió prácticamente la orden del disco, empezando por Najando y Calle del Peligro, y añadiendo dos piezas de Conexión (2017), Engaños y Al sol, esta última como bis. Una elección que permitió un recorrido coherente, pensado como quien abre un libro para leerlo de principio a fin, pero con la flexibilidad y gesto vivo del directo.
La percusión de Paco de Mode actuó como un tercer eje narrativo del proyecto. Su presencia aportó color, respiración y ritmo interno a los temas, dándoles profundidad y asumiendo el protagonismo cuando la energía y el relato lo pedían. Una presencia imprescindible para entender la textura de Del Alma.
Entre los momentos más potentes del concierto, Faro de los Deseos ocupó un puesto destacado. Mezquida la dedicó al pueblo palestino, explicando que, a pesar de haber nacido como una canción de amor, toma hoy un sentido inevitable: recordar que hay personas que viven situaciones extremas e injustas mientras el mundo mira. Fue un apunte claro y humano, suficiente para cargar la prenda de una emoción distinta, reposada pero contundente, que el público recibió con un silencio absoluto. Faro de los Deseos, nacida como canción de amor, se convirtió en un pequeño estandarte para reivindicar el amor como vía de llegar a la paz.
Justo antes, Alalimon había provocado el efecto contrario: un estallido de aplausos espontáneos. La complicidad rítmica, la alegría del tema y uno crescendo muy bien conducido hicieron de esta prenda uno de los puntos más celebrados de la noche.
Del Alma había sido presentado el pasado febrero en el Conservatorio de Palma con una sala llena y un recibimiento entusiasta. Ese éxito se ha repetido: mucha gente ha vuelto, literalmente, para revivir la experiencia. Y es fácil entender por qué. Hay proyectos que funcionan porque son bellos; éste funciona porque, además, es honesto y no hay ningún artificio detrás de lo que ocurre en el escenario. Sólo música, sólo escucha, sólo dos creadores –y una percusión que completa el círculo– haciendo lo que saben hacer: compartir.