La educación y los conflictos entre los cuatro centros escolares de María "en tiempos difíciles"
Cabe reseñar algunas de las frases que marcaban la brutalidad del momento, como 'La letra con sangre entra' o 'quien sabe pegar, sabe gobernar'

María de la SaludEl patio de la antigua escuela de muñecas –que, de hecho, primero fue escuela de niños, ya que por aquel entonces los hombres tenían preferencia en el acceso a la educación– es hoy el Casal de Cultura de Maria. Este edificio, inaugurado en septiembre de 1928, formaba parte del centro educativo diseñado por uno de los arquitectos más destacados de nuestra historia reciente: Guillem Forteza Pinya. Forteza proyectó más de un centenar de edificios escolares en Mallorca.
Este espacio será el escenario, hoy viernes, 26 de septiembre, a las 19.30 h, de la presentación del libro María y la educación en tiempos difíciles: la escuela pública y los colegios privados en María (1950-1970). La obra, escrita por el maestro e investigador mariando Joan Carbonell Matas, lleva el subtítulo de 'una mirada al caso singular de la Escuela de los Pastilletes'. Carbonell, experto en estudios sobre la educación del siglo XX y en gastronomía popular, centra a menudo su investigación en temas que contribuyen a recuperar y comprender mejor la memoria histórica de la educación en nuestras islas, y en este caso concreto, en Maria de la Salut.
Joan Carbonell Matas en esta obra analiza de forma clara y muy documentada el papel de la educación, prácticamente exclusivo de las clases acomodadas y dominadas, y la dedicación de maestros comprometidos y no tanto con la enseñanza. Mostrando el enfrentamiento pedagógico y de poder de las dos escuelas públicas (la de niños, la de muñecas) con las tres privadas, Congregación de las Hermanas Franciscanas (ca las monjas) y Santa Catalina Tomàs y de manera más elocuente, con Santa Teresita del Niño Jesús (ca el boticario) y también conocida popularmente.
Cuatro centros educativos que cohabitaron entre los años 1950 y 1970 dando a conocer personas como la de Joana Santandreu Garau y su esposo, el boticario Joan J. Ferragut Rossell –que también ejerció de alcalde entre los años 1963 y 1970, que ayudaron y no ayudaron escribir ni leer, en un tiempo difícil donde el esfuerzo económico de familias humildes lo encaminaban a dar la posibilidad a sus niños de tener unos estudios que para ellos era un rayo de esperanza para poder conseguir un camino mejor y menos dependientes de la economía rural.
Este ensayo destaca los conflictos diarios entre el director de la escuela pública y el Boticario –jefe de la escuela de los Pastilletes–, el uso represivo de la lengua, la moral del nacionalcatolicismo con su tiranía y la falta de libertad que han marcado generaciones de alumnos y docentes. Mirar atrás es un deber: estas escuelas son parte de la memoria viva del pueblo, no sólo piedras viejas o recuerdos distorsionados, y como decía Almudena Grandes: "Es un error pensar que la memoria tiene que ver sólo con el pasado. Tiene que ver con el presente y con el futuro, porque si no sabemos de dónde venimos no podremos saber quiénes no quieren ser ni a quienes nos quieren ser".
El prologuista, el médico Antoni Gelabert Mas, nos da una serie de razonamientos que son observados en la publicación: "Muchas veces me he preguntado cómo es que con todos los programas educativos, las presiones a los docentes, los controles para evaluar los conocimientos, la vigilancia para que no hubiera desviaciones ideológicas y las de dictadura franquista de inspiración fascista no logró que todos los chicos y chicas que se formaran bajo su método y tutorización no hayamos salido ideológicamente ultraderechistas, intolerantes y cavernícolas."
Sin duda, estas reflexiones son abordadas por Juan, que secuencia la realidad que se vivía, donde la represión, la pobreza y el miedo eran las herramientas para acallar al pueblo y sin olvidar el control jerarquizado que había en los pueblos: el boticario, el médico, el alcalde, el cura, la Guardia civil. Ninguno de estos pilares sociales podía permitirse alterar el equilibrio frágil, pero firme, del poder local. No era tolerable que uno de ellos, ni siquiera bajo la bandera de la educación, cuestionara o pretendiera desestabilizar el orden establecido, aquél que regía la vida cotidiana y las relaciones de poder dentro del pueblo.
Cabe reseñar algunas de las frases que marcaban la brutalidad del momento, como 'la letra con sangre entra', 'quien sabe pegar, sabe gobernar', los castigos humillantes, entre ellos la obligación de hablar en castellano que rodeaban la educación dentro de un sistema autoritario, nacionalcatólico y ultranacionalista, español, segregada (sexista, la mujer sumisa al hombre, patriota y religiosa), dogmática, adoctrinadora y opuesta a las innovaciones pedagógica 1945.
Un libro con más de 900 citas a pie de página, con un archivo final de fotos del siglo XX y con unos QR interactivos para ver mejor y con la voz de aquellas personas que fueron a la escuela en los diferentes centros, son la base documental de la publicación.
Un libro que seguro que no dejará indiferente a nadie, sobre todo generaciones de los años cuarenta, cincuenta y sesenta, que recordarán un tiempo que poco a poco han ido cambiando, con obstáculos y dificultades, empezó a abrirse al mundo con leyes educativas y acciones para mejorar la alfabetización dentro de la población. El inicio del turismo, los teleclubs, el fútbol, la televisión fueron marcando de forma especial la década de los sesenta. Las clases dominantes querían seguir comandando, pero al mismo tiempo empezaron a perder poder porque el régimen debía mejorar la imagen ante Europa y los americanos, al tiempo que la muerte del dictador ya era cuestión de años.
Finalmente, Joan manifiesta que con esta publicación nos ha querido recordar aquellos años oscuros, tenebrosos, que marcaron la vida y la lucha por poder sobrevivir maestros, niños y familias que querían un mundo mejor, pero que siempre estaban vigilados y no podían soñar quimeras ni utopías.