De vender buñuelos en el centro de Palma delante un centro comercial con la misma receta
Xisco Busquets empezó a hacer este producto con su vecina en la calle de Sant Miquel en 1987


Xisco Busquets recuerda a las colas que se formaban fuera del horno de Can Gil para comprar buñuelos para el día de las Vírgenes. Él era vecino del horno que se encontraba en la calle de Blanquerna, por lo que el olor a buñuelos ha estado siempre presente en su vida. Veía a Juana, la propietaria del horno, como las hacía con unos fogones de carbón. En 1987, Joana, se personó en su casa y le pidió a ver si querría hacer buñuelos para vender con ella. Empezaron a hacerlo en Blanquerna pero pronto pasaron a una tienda de dos metros cuadrados en la calle de Sant Miquel, número 35. Tenían una balanza antigua y pesaban los buñuelos en la calle.
Allí vendieron buñuelos durante casi 20 años, pero se les acabó el contrato de alquiler y se fueron de la calle de Sant Miquel. Busquets confiesa que la gentrificación también afectó a su negocio. "A la gente mallorquina le hacía gracia sentir olor a buñuelos por la calle pero a los extranjeros no. Nos hicieron poner extractores de humo, nos enviaron inspeccciones y nos denunciaron", lamenta.
Sin embargo, Busquets no tenía la intención de dejar de hacer buñuelos aunque en ese momento trabajaba en un medio de comunicación como periodista. Mientras realizaba una entrevista encontró la solución que buscaba. "Pedí a ver si las panadas desaparecerían y me contestaron que no, pero que pasarían a venderse a los centros comerciales ya los supermercados porque los hornos que las elaboraban sí desaparecerían. Y pensé que iría a hacer buñuelos a los centros comerciales", explica.
Así, abrió la empresa Bunyols Boníssims y hace casi 20 años que vende este producto fuera del Carrefour de General Riera y también del centro comercial Fan Mallorca Shopping. "Todos estamos contentos porque este producto es muy nuestro y no se hace mucho", dice. El día de las vírgenes y por Todos los Santos, es la época de máximo esplendor. De hecho, hoy han vendido "incontables" kilogramos, según ha asegurado al ARA Baleares una trabajadora de la tienda de Buñoles Buenísimos ubicada en General Riera. Nada más entrar en el aparcamiento se oía el olorillo de buñuelo y se podía apreciar de fuera una hilera de personas que esperaban para comprarlas.
La asalariada también ha aseverado que, aunque no todos los días tienen la cola que tenían hoy, tienen clientes fijos. "Hay gente que come todo el año", ha afirmado. Por su parte, Busquets, considera que las escuelas han jugado "un papel importantísimo" en la revalorización de los buñuelos. "En los centros educativos dan buñuelos y los niños cuando salen en vuelan, al igual que yo veía a madò Joana que los hacía y también quería", compara.
Además, apunta que la gente de fuera también come porque "en sus países hacen otros productos como la yuca y se sienten identificados". Él les hace de viento con la receta de Juana. Pone: puré de patata casero, agua, levadura, y un toque de vainilla. No tiene ningún inconveniente en decir qué pone en los buñuelos que vende porque cree que "el secreto no está en la receta sino en todos los elementos que hacen que salga bueno".
Para hacer un buen buñuelo "la pasta debe estar en su punto: ni demasiado blanda ni demasiado fuerte", explica. El aceite también debe estar bien caliente, pero no demasiado. "Si está muy caliente quemarás el buñuelo y si no será muy aceitoso", detalla. El último factor importante es comerlo recién hecho y, como le gusta a Busquets, "enlucido de azúcar"