La plaza de Patrimoni
El consejo de Mallorca ha sacado a concurso una plaza de técnico de Patrimoni con una singularidad alarmante: es la única plaza del departamento que tradicionalmente estaba pensada para un experto en arte y, sin embargo, lo hace con un temario que ha eliminado todas las referencias a la historia del arte. La Universidad de las Illes Balears se ha pronunciado de forma contundente, y el propio rector ha pedido oficialmente a la institución insular que rectifique. No es un tema menor, porque quien debe proteger y valorar los bienes artísticos necesita formación específica. Sin eso, el arte en Mallorca queda huérfano, vulnerable.
Las repercusiones son claras. El Consejo es quien tiene las competencias en Patrimonio, pero ahora deja desatendidas funciones tan esenciales en este ámbito como decidir qué bienes artísticos se protegen y cuáles no, qué colecciones deben conservarse y cuáles pueden desmembrarse, qué piezas deben quedar vinculadas al lugar de origen y cuáles se pueden trasladar o vender. Sin expertos formados, el patrimonio artístico está desprotegido; la memoria colectiva, expuesta y el futuro, sujeto a la improvisación. Si no existe formación específica, las decisiones son arbitrarias.
Las plazas en la Administración son por décadas. ¿Acaso realmente se pretende que nadie con criterio solvente pueda decidir sobre nuestro legado durante los próximos 20 o 30 años? Pensemos en ejemplos reales de las últimas dos décadas. ¿Se habría protegido la colección de arte moderno y contemporáneo de Sa Nostra sin técnicos cualificados? ¿Quién habría decidido si los bienes de Can Olesa o Can Vivot se podían separar o si era necesario conservarlos todos? ¿Quién habría afrontado la lucha judicial actual por preservar las obras de arte de Can Pueyo? ¿Quién habría revisado los catálogos municipales que incluyen bienes artísticos? ¿Quién habría definido la salvaguarda de colecciones como las del museo de Lluc? Y en un futuro, ¿quién determinará cómo actuar en restauraciones o nuevas intervenciones en la Seu de Mallorca?
Es más, aquí que nos sentimos tan orgullosos del arte contemporáneo ligado a la isla –desde Miró a Barceló, pasando por cientos de artistas–, parece que queremos caminar hacia un futuro en el que nadie dentro del departamento de Patrimonio del Consell de Mallorca tenga la formación para valorar estas obras de arte para preservarlas. Y el arte no se protege con buenas intenciones y mucho menos con caprichos de unos o de otros: se necesita conocimiento, rigor y compromiso. Sin eso, todo nuestro patrimonio artístico peligra.
Lo que hace el Consell con la plaza de Patrimoni no es un simple error administrativo; es un despropósito que amenaza con dejar Mallorca sin criterio experto para proteger su arte. Si no fuera porque esto no se puede hacer en modo alguno, una podría pensar que la plaza está pensada para alguien que no es historiador del arte, pero, por supuesto, esto no puede ser. En cualquier caso, si queremos preservar nuestro legado, son necesarios expertos. Todo lo que no sea esto es negligencia, un riesgo para el futuro y un mensaje claro sobre cómo se valora ahora nuestro patrimonio. Esta decisión del Consejo no es sólo preocupante, es intolerable.