Investigadores de la UIB participan en la detección de la fusión de agujeros negros más masiva hasta ahora
La colaboración LIGO-Virgo-KAGRA ha realizado un nuevo descubrimiento mediante ondas gravitacionales, utilizando los observatorios LIGO Hanford y Livingston

PalmaInvestigadores del grupo Gravity de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) han participado en la detección de la fusión que produjo un agujero negro final con más de 225 veces la masa del sol. La señal, designada GW231123, fue vista durante la cuarta campaña de observación (O4) de la red LVK el 23 de noviembre de 2023.
Los dos agujeros negros que se fusionaron tenían aproximadamente 100 y 140 veces la masa del sol. Además de su gran masa, ambos giran rápidamente, lo que convierte a esta señal en un reto único para interpretar y sugiere la posibilidad de una historia de formación compleja.
Este descubrimiento supone un desafío para la comprensión actual de la formación de agujeros negros, ya que los modelos estándar de evolución estelar no contemplan la existencia de objetos tan masivos.
Segundo plantean los investigadores, una explicación plausible es que los agujeros negros que formaban este sistema binario se originaran a partir de fusiones previas de agujeros negros más pequeños, lo que implicaría un proceso evolutivo más complejo de lo que se pensaba hasta ahora.
Hasta la fecha, se han observado aproximadamente 100 fusiones de agujeros negros mediante ondas gravitacionales. Hasta ese nuevo, el sistema binario más masivo era el origen de la señal GW190521, con una masa total mucho menor de "sólo" 140 veces la del sol.
Como en otros descubrimientos clave en la astronomía de ondas gravitacionales realizados durante los últimos 10 años, el grupo de Física Gravitacional: Teoría y Observación (Gravity) de la Universidad de las Islas Baleares ha tenido un papel importante en este descubrimiento y en su interpretación astrofísica.
En concreto, el hallazgo ha sido realizado por la colaboración de LIGO-Virgo-KAGRA (LVK), utilizando los observatorios LIGO Hanford y Livingston, que son financiados por la National Science Foundation de EEUU (NSF).