Los cuentos filosóficos de Brecht (y II)
Brecht completa el retrato de un Bacon con dos caras, conocido por ser un humanista y filósofo, y también por ser un delincuente vengativo


PalmaEl experimento es el cuento de Brecht protagonizado por el filósofo Bacon y es un título muy adecuado para un filósofo con una vocación científica y una actitud sistemática de observación de los fenómenos de la naturaleza. De hecho, Brecht presenta a Bacon como un estudioso de las ciencias naturales y un investigador preocupado por las cuestiones prácticas del campo, que persigue dominar las fuerzas naturales e inventar cosas útiles. Simultáneamente, muestra la cara más oscura de Bacon, vinculada a una serie de decisiones crueles, arbitrarias e injustas que tomó mientras ejercía su cargo de lord canciller, y que le llevaron a prisión, aunque durante un período breve de tiempo. Así, Brecht completa el retrato de un Bacon con dos caras, conocido mundialmente por ser un humanista y filósofo, y también por ser un delincuente vengativo y sin escrúpulos.
A partir de ahí, comienza la invención literaria de Brecht y pasa a describir la relación de maestría con un joven bocadillo de cuadra, entusiasmado por aprender del filósofo. A menudo intercala comentarios sobre la doctrina utilitarista de Bacon, que presta atención únicamente a lo que tiene alguna utilidad, y que formula un método científico basado en la observación y experimentación que aplica al estudio del universo ya todo lo que habita la Tierra, con el fin de obtener conocimientos que contribuyan al bienestar y la felicidad y el progreso humano. Hay un fragmento que merece la pena citar, porque refleja ese espíritu epocal consistente en no dar nada por sabido hasta que no se ha comprobado y demostrado experimentalmente, y es aquel que dice: "No era importante lo que uno creía, sino lo que uno sabía. Se creían demasiadas cosas y se sabían demasiado pocas".
Aprendizaje
Brecht se hace eco del rumor de que Bacon era una mala persona y hace que el personaje de una vieja abuela haga llegar esta opinión al mozo de cuadra. Pero éste no hace mucho caso y sigue con atención las lecciones de su maestro, haciendo rápidos progresos. Así, el joven aprende que las palabras que debe utilizar deben tener una correspondencia con objetos materiales, que hay palabras que es mejor no utilizar porque no quieren decir nada, como 'bueno', 'malo' y 'feo', y que estas "palabras descartadas", deben reservarse para los objetos creados por el ser humano con alguna finalidad precisa. También aprende que si usted desea estar a la altura de su maestro, debe aprender a leer. Desgraciadamente, el proceso de aprendizaje se ve interrumpido abruptamente por la enfermedad mortal de su maestro. Antes de terminar los días agonizando en la cámara, se produce un acontecimiento decisivo para el desarrollo de la historia. Resulta que mientras regresaban en trineo de una visita invernal, atropellan a una gallina que había huido de un corral. Bacon baja del trineo, se olvida de la enfermedad y el frío y ordena al chico que recoja la gallina, la despeje y la rellene de nieve hasta dejarla llena del todo. El viejo filósofo anticipó la hipótesis de que así la gallina se mantendría fresca y no se descompondría. Por eso, encomienda al joven que le informe puntualmente de cómo avanza el experimento. Desde entonces, el joven se encargó de conservar en frío el ave, pero el maestro ya no pudo ver el resultado final que era tal y como había predicho, porque murió antes. Y mientras se hacía la ceremonia de despedida en honor de su maestro, el bocadillo decide que va a hervir el animal y se va a comer un ala, de esta manera pensaba demostrar que la carne se había conservado en buen estado y no era venenosa.
Los relatos descritos sobre Sócrates, Bruno y Bacon tienen varios puntos en común. Se trata de historias imaginarias y falsas, con un mínimo contenido de verdad vinculado a algún evento biográfico concreto. Curiosamente, Brecht elige a Sócrates y Bruno como protagonistas, dos filósofos condenados a muerte. Quizá le llamó la atención la serenidad interior con la que aceptaron el tráfico. Se da también otra circunstancia común a la biografía de los tres filósofos, y es el hecho de que estuvieron en prisión. Por otra parte, los tres filósofos aparecen enredados en situaciones problemáticas, pero cómicas y ridículas, que les empujan a tomar algún tipo de decisión. Por lo general, las preocupaciones derivadas de la trama son triviales e impropias de un filósofo. En todos los casos, el tono narrativo adoptado por el autor es el mismo, y se caracteriza por ser irónico y paradójico.
Brecht adopta la personalidad del Señor Keuner (señor K.) y protagoniza un conjunto de historias breves, a través de las cuales comparte sus ideas sobre cuestiones filosóficas, éticas y morales relevantes. Así, habla de Dios, la amistad, la responsabilidad, el amor, la hospitalidad, la naturaleza, la propiedad, la originalidad, el patriotismo, la justicia, entre otros. Se plantea si la creencia en Dios cambiaría el comportamiento. Su conclusión es que si Dios no influye en la conducta, entonces no tiene sentido preguntarse por su existencia. A la hora de amar, procura que la persona amada se parezca a su ideal. De la naturaleza, dice que hay que dejarla reposar, que debe hacerse un uso moderado. Piensa que la justicia no tiene sentido si no se resuelven las desigualdades sociales, y que deben denunciarse las injusticias. Es partidario de hacer favores a los amigos que no impliquen ningún sacrificio especial, ser responsable y comprometido, y ser fiel a la palabra dada, a pesar de los inconvenientes e imprevistos que puedan surgir.
Reproches o críticas
En este conjunto de cuentos menores, se refiere a los filósofos en varias ocasiones, la mayoría de las veces para dirigirles algún tipo de reproche o crítica. Por lo general, les acusa de preocuparse demasiado por la forma y descuidar el contenido; de los profesores de Filosofía, dice que hablan con palabras confusas y poco claras, y que ese tono impide quien les escucha saber cuál es el objetivo del discurso. De ahí extrae la lección de que "la sabiduría del sabio reside en su conducta". Habla de Sócrates en términos despectivos, como un sofista que sólo sabía que no sabía nada, porque en realidad no había estudiado nada. Hace referencia al filósofo chino Zhuangzi para elogiar su escritura compuesta de numerosas citas, y reconocer que debe desconfiarse de las ideas originales, porque a menudo han sido formuladas por las mentes de otras personas, y además añade que "nunca ha habido ninguna idea de que no fuera hija de un deseo". Y se manifiesta favorablemente a interrumpir las conversaciones que nada aportan razonable.
Además, Brecht transmite algunas lecciones universales extraídas de la sabiduría oriental a través de una parábola de Buda y de una leyenda sobre el origen del libro Daodejing de aforismos filosóficos del sabio Lao Tsé. Así, Buda nos enseña a abandonar todas las ambiciones y los deseos para alcanzar un estado de armonía y unidad con todas las cosas, equivalente a la nada, ya que no sólo hay preguntas sin respuesta, sino que "cuando una casa está en llamas" ya no es tiempo de pedir, sino de pasar a la acción y hacer la revolución; mientras que de Lao Tsé, extrae las siguientes lecciones: que incluso lo más duro que una piedra puede ser vencido con insistencia, constancia y fuerza de voluntad, y que el sabio debe compartir los conocimientos adquiridos, pero que "hay que arrancarle al sabio lo que sabe".
Si tiene interés en leer directamente estas historias de Brecht las encontrará recogidas en el libro Historias de calendario (Adesiara, 2018).