PalmaEn el siglo XIX, los mallorquines no consumían leche de vaca. "En muchas casas tenían una cabra o, incluso, en las posesiones había un hombre que vendía leche de cabra", cuenta quien fue consejero de Agricultura en el Gobierno de Francesc Antich, Mateu Morro. Pero los cambios relacionados con la segunda revolución industrial (el crecimiento de las ciudades, la mejora de los transportes y la implantación de fábricas, entre otros) hicieron crecer la demanda de la leche en los principales núcleos urbanos. Para abastecer la necesidad de la población, según Morro, "se llevaban variedades europeas de vacas que estaban especializadas en hacer mucha leche".
Por eso, a finales del siglo XIX ya principios del XX los mallorquines no tardaron mucho en apostar por una producción más intensiva de leche. El número de vaquerías que producían leche "se acercaba al milenar", según Baltasar. Gracias a este hecho se empezaron a constituir las primeras centrales lecheras en la isla, como la Industria Lechera de Mallorca (Ilma) que se creó en 1940. Con el objetivo de potenciar su desarrollo en la isla, en 1958 un grupo de ganaderos agrupados en cooperativa pusieron en marcha la Asociación General Agraria Mallor. Baltasar Martí, un ganadero que vendió leche a Agama durante 42 años, aún recuerda cómo la transportaban desde las vaquerías hasta la central. "La poníamos en ollas de 40 litros y las cargábamos a un camión al igual que los que se emplean hoy en día para transportar grava", cuenta. Aquel proyecto empresarial para dar salida a la leche isleña ha superado diferentes situaciones límite, y hoy se enfrenta a un nuevo episodio complicado después de que la actual propiedad haya anunciado a los ganaderos que en el 2026 ya no les comprará leche.
Entre los años 70 y 80, las vaquerías sufrieron la primera crisis por la salinización de los acuíferos (que dificultaba la producción de comida para los animales) y la introducción de leche de fuera. Estos factores también afectaron a la actividad de la central lechera, que en 1990 presentó una suspensión de pagos "debido a la profunda crisis que atravesaba el sector y que provocó pérdidas de más de 1.000 millones de pesetas", según aseguraba entonces el Consejo de Administración del grupo en un comunicado. Después de esto, los ganaderos seguían siendo los propietarios de la asociación, pero buscaban alianzas para gestionarla. Empezaron a negociar con bancos, proveedores y otros acreedores para aplazar o reestructurar las deudas, y también pidieron apoyo a las administraciones públicas para conseguir subvenciones con el objetivo de mantener la actividad y el canal comercial para que los productores no perdieran el mercado.
En 1997 la distribuidora alimentaria mallorquina Comercial Bordoy compró Agama. La empresa realizó una ampliación de capital y una reestructuración de la dirección para salvar una marca local con potencial y reforzar el popular batido de chocolate Laccao, que posteriormente se convertiría en el producto estrella de la casa. Con esta dinámica, la empresa recuperó bastante y también la confianza de los consumidores locales que no olvidaban ni quién ni por qué se creó Agama. Por otra parte, Comercial Bordoy logró situar los productos que se elaboraban en la fábrica –como mantequilla, quesos frescos, nata y yogur, entre otros– además de puntos de venta.
En el 2017, cuando Comercial Bordoy ya había hecho revivir a Agama, el grupo Damm la compró. Con esta operación adquirió las marcas Agama y Laccao, pero no las instalaciones, que todavía hoy son de Comercial Bordoy. A partir de 2016, ya había comenzado una bajada de las ventas de leche de Agama debido a la entrada progresiva de marcas competidoras, lo que provocaba un excedente cada vez mayor que la empresa no lograba colocar en el mercado. Agama redujo un 10% sus compras de leche a los productores locales. Meses después se mantenía la misma situación y la empresa ya aplicó una merma en la compra de leche a los ganaderos del 40%. Según argumentaron los directivos en su día, "la empresa acumulaba unas pérdidas de cerca de seis millones de euros y tenía un excedente de casi 4,5 millones de litros de leche que no tenían salida en las Islas".
En los últimos años, las ventas de la empresa han continuado a la baja, y en 2025 el descenso es de un 20% respecto a otros años, según cifras de Damm. Esto se debe principalmente "a la fuerte presión de los precios que ejercen las marcas blancas y las de leche procedentes de fuera de la isla que dominan los lineales de supermercados", según expusieron fuentes de la empresa cervecera en el ARA Baleares. Por ello, con el objetivo de "garantizar la viabilidad y competitividad del negocio, Agama se ve en la necesidad de reducir la compra de leche cruda en las explotaciones locales", añadieron. Pero no se hará otra reducción porque en el 2026, la empresa dejará de comprar leche en las tres vaquerías que, a estas alturas, aún vienen.
Este hecho deja en alto el futuro de las tres explotaciones agrarias y, además, el de los trabajadores de Agama. Sin embargo, fuentes de Damm explican que "hoy en día no se ha tomado ninguna decisión al respecto" del cierre definitivo de Agama. "Se están estudiando distintos escenarios y también se buscan soluciones que minimicen el impacto que pueda tener esto en las vaquerías, pero no hay nada decidido", añaden.
Que Agama se pare de comprar leche en las vaquerías mallorquinas podría provocar que el Gobierno le retirara la declaración de proyecto industrial estratégico que le ha concedido hace sólo 20 meses. Para otorgarle, Agricultura puso una condición: que se mantuvieran las inversiones en el sector lácteo, un requisito que con el paro de las compras a los productores locales no se cumplirá. Por eso, en el próximo Consejo de la Industria, Fernández presentará la propuesta para retirarle la declaración.
Fuentes cercanas a Agama han dicho al ARA Baleares que este paro en la compra de leche se podría tratar de una "estrategia calculada de desmantelamiento de la empresa", ya que, según aseguran, el contrato de alquiler de las instalaciones acaba en el 2027. Pero, si cierra dentro de dos años, Ag se cierra dentro de dos años, ingresar el pasado 4 de diciembre para llevar a cabo un proyecto, ya que el Ejecutivo se lo concedió con tal de que mantuviera su actividad hasta el 4 de diciembre del 2029. Pese a parecer una situación terminal, no sería la primera gran crisis que remonta el sector lechero mallorquín, que ha escrito su historia a base de agonía.
El gigante de los batidos
En 1944, la empresa láctea francesa Lactel, junto con un farmacéutico, crearon el batido de chocolate que, según se anunció durante años por los altavoces de Lluís Sitjar era "la bebida de los deportistas", el Laccao. El producto estrella de Agama ya no se hace "ni en Mallorca ni con leche de la isla", según fuentes de Agama. "Solo se hace el de brik y cuando lo piden", añaden.
En 2021, Damm obtuvo el 100% de Cacaolat y se llevó la fabricación del batido en botella de vidrio a Catalunya, con la promesa de devolverlo al terminar la reforma de la planta de embotellado, pero de momento no ha vuelto. Además, el pasado año Damm vendió el 50% de Cacaolat (donde se incluye la marca Laccao) a Idilia que también gestiona ColaCao y Okey, entre otros. Así, ambas empresas han creado un gigante de los batidos.