Observatorio

'O fado', para que no haya dudas

De cualquier rama de la música pasada por su ecléctico estilo siempre sale un esqueje tan delicioso como inverosímil

21/07/2025
2 min

PalmaVer y escuchar a Marco Mezquida siempre resulta una experiencia nueva. De cualquier rama de la música pasada por su ecléctico estilo siempre sale un esqueje tan delicioso como inverosímil. Por tanto, verle interpretar fados es cómo recoger los deliciosos frutos de un árbol hasta entonces desconocido. Llega acompañado y acompañando a la cantante lisboeta Lina Rodrigues, con la que han dado una pequeña voltereta al género triste por excelencia, empezando por lo que sea un piano el instrumento sobre el que velan las canciones. Ya tan sólo esta circunstancia resulta bastante significativa y quiero pensar que, de algún modo, también obliga pequeños cambios a la forma de cantar. En cualquier caso, el concierto que ofrecieron en Pollença, dentro del marco de Sondenitido 25, en el mítico Claustro de Sant Domingo, y con el que iniciaron la gira de presentación del disco que han grabado y que saldrá en septiembre, fue del todo alentador, y con el público, que casi llenaba el recinto, derecho para despedir a la pareja.

O fado, para que no haya duda de lo que hay, es el título del disco, así como del concierto, y naturalmente de una de las canciones. Una composición de ambos, aunque como casi todas, porque, al fin y al cabo, la criba de Mezquida lo transforma todo de tal modo que nada es como era. Todo adquiere personalidad propia. También los acompañamientos, que seguro que podrían escucharse sin la letra y los disfrutaríamos con la misma intensidad, pero de otro modo. Destacar esta circunstancia no quita el papel secundario que indiscutiblemente se ha otorgado Mezquida. Él está por completo al servicio de la voz de una Lina que además es compositora y puede poner música a unos poemas de Miquel Torga ya Luis Vaz de Camões, los grandes poetas portugueses, así como, juntos, pueden hacer una sugestiva versión deEl rosario de mi madre, de Mario Cavagnaro, que inmortalizó a María Dolores Pradera y rendir homenaje a la gran cantante de fados, Maria Teresa de Noronha, con O fado da defensa. No faltó Gota de água, de Lina… Y así hasta dos horas de concierto.

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