El Pla de Mallorca reivindica sus bosques: "Hemos puesto la atención en la Serra y hemos olvidado esta vegetación natural"
El libro 'Bosques en el interior de Mallorca, Naturaleza y Cultura' de Biel Vicens invita a redescubrir los sistemas forestales del territorio y su importancia
El Pla de Mallorca está lleno de zonas boscosas fragmentadas y repartidas por el territorio en forma de mosaico, pero históricamente "hemos puesto la atención en la Serra y en otras zonas emblemáticas y hemos olvidado esta vegetación natural que necesitamos recuperar", considera el biólogo y también autor del libro Bosques en el interior de Mallorca, Naturaleza y Cultura, Biel Vicens. Con esta obra –que presentará este viernes a las 19.30 horas en el salón de actos del Ayuntamiento de Sineu– pretende romper con el "agravio comparativo" que existe en relación con estas masas boscosas, poco conocidas pese a su alto valor.
En este sentido, ejemplifica que en zonas como la sierra de Tramuntana hay muchos terrenos que están protegidos y que son, incluso, de dominio público. En cambio, denuncia que "los bosques de titularidad pública no existen en el Pla, con la única excepción de la comuna de Lloret". Por eso, pide a los ayuntamientos y al Consell de Mallorca que adquieran bosques y pongan atención, ya que son verdaderos pulmones de biodiversidad.
Además de poner el foco en las zonas boscosas que hay en el Pla, Vicens también quiere explicar la importancia que tienen actualmente los sistemas forestales de la zona. "Hoy en día sabemos que los mosaicos agroforestales, como los que apenas han perdurado hasta ahora, son capaces de suministrar más servicios ecosistémicos que otros paisajes más extensos y homogéneos. La ciencia remarca los beneficios de los entornos de vegetación natural sobre los sistemas agrarios: la defensa contra la pérdida de suelo, contra el meteoro la polinización natural, la mejor infiltración y reserva del agua, entre otros", explica.
La obra recoge 14 mapas detallados de las formaciones forestales que existen en los diferentes municipios del Pla, junto con diversas tablas de datos, las cuales presentan las descripciones detalladas de más de 60 especies vegetales características de los bosques y aproximadamente 100 fotografías para el reconocimiento de estas plantas. También incluye información sobre nombres populares, aprovechamientos y tradiciones relacionadas con las plantas.
En cuanto a los usos y aprovechamientos populares, recuerda que las personas han utilizado las plantas desde tiempos inmemoriales. Además de los usos medicinales, tal vez más conocidos, destaca el aprovechamiento relacionado con la alimentación (moras, espárragos, arañones, plantas melíferas, etc.), con la comida para el ganado (carrizo, lentisco, etc.) y también con las plantas consumidas en tiempos de escasez (bulbo de porras). Por otra parte, existe gran diversidad de usos artesanales como la carpintería, la obtención de tintes, los taninos de corteza, la cestería, la confección de utensilios (es el caso del palmito, el aladierno, el rayo, el brezo o el acebuche), etc.
También hay elementos vegetales que se emplean como combustible natural, como la leña o el carbón. Hay otros usos que el autor considera "más dolores de ver hoy en día, como materiales para hacer escobas (champarillas, bota...), carrizos (caramuja), biocidas o repelentes (cebolla marina, colchón, etc.), para acolchar (arija, carrizo) y muchos otros aprovechamientos para las actividades. Por último, destaca los usos para la producción de aceites, perfumes y cosméticos (romero, mirto...) y también los ornamentales y ceremoniales (sempreviva, hierba de Sant Ponç, etc.). "Muchos de estos usos y aprovechamientos desaparecieron progresivamente a mediados del siglo pasado con la expansión de los carburantes derivados del petróleo, por un lado, y con la fabricación de compuestos químicos que sustituían a tintes, taninos, remedios naturales y tejidos, por otro", lamenta.
Los nombres de cada cosa
En el libro, el autor presta especial atención a los fitónimos (los nombres de las plantas). Vicens explica que entre los pueblos del Pla, aunque sean vecinos, hay plantas que se llaman de forma diferente. "Hay una planta trepadora que a algunos pueblos del Pla le llaman 'madre-selva' y otros que la llaman 'rotaboc' y esta variedad lingüística, lejos de ser una dificultad, es una riqueza que deberíamos conocer y conservar", insiste. Las diversas denominaciones responden a la necesidad de diferenciar las plantas que, de alguna forma, servían para algo o simplemente eran muy abundantes. De hecho, los nombres populares nos dicen muchas cosas sobre la especie en particular: es muy común la referencia a su aspecto o color (aladierno de hoja estrecha, jara negra, espinaler, etc.), a los usos y aprovechamientos (yorba-ratas, jara borrera, chupamel, matapoll, etc.), a los rasgos. en el hábitat donde se encuentra (espareguera de sombra, cebolla marina, etc.) y también en los referentes religiosos (cerezo de Belén, hierba de San Poncio, fraile lego, almohadilla de monja, etc.).
No dejan de ser curiosas las alusiones a animales ligados al ámbito doméstico o agrario (gatosa, cornicabra, oreja de asno, raspón de cerdo, esparraguera, etc.), u otras que responden a una falsa asignación de género (tomillo macho, brezo hembra, etc.). El autor explica que la sinonimia y, por otra parte, la polisemia, son recursos muy habituales en las denominaciones populares. Además, en la nomenclatura popular siempre debe tenerse presente la variación geolingüística. Esta diversidad de fitónimos lejos de ser una dificultad, como a menudo se puede pensar, demuestra el vigor y la riqueza de la lengua en el ámbito etnobotánico.
El último capítulo del libro reflexiona sobre la transformación territorial que sufre el Pla de Mallorca (disfuncionalidades, terciarización, presión urbana, etc.), precisamente una de las comarcas que más ha sabido mantener la identidad territorial y cultural de nuestra isla. "Desruralización, transformación y cambios de usos que, al fin y al cabo, no hacen más que perjudicar directa o indirectamente la actividad que le da razón de ser: la agricultura y la ganadería, junto con todo el entorno natural y cultural que le rodea. Por suerte, los conocimientos tradicionales, que a menudo se habían arrinconado a los conocimientos (agroecología, agricultura regenerativa, agricultura ecológica, etc.) que reconocen la importancia de integrar la biodiversidad y la coexistencia con el medio natural, si realmente quiere avanzar hacia la sostenibilidad territorial y el correcto mantenimiento de los agrosistemas", sentencia.