¿Qué hacen pagar de un husillo frente a Marivent
Como si fueran personajes en una escena descartada de la novela Muerte de dama, de Lorenzo Villalonga, Felipe VI sonrió


PalmaHace unos días, en la audiencia anual que el rey de España dedica a los cargos políticos de Baleares, la presidenta Marga Prohens departió con Felipe VI sobre el problema del exceso de población en Baleares. El mensaje, como sutilmente captó Maria Llull en su crónica en el ARA Baleares, fue contradictorio con el del presidente del Parlament (y ahora también de Vox Baleares, cosa mucho más importante para él), Gabriel Le Senne, que compartió con el monarca su preocupación por la tasa reproductiva de la ciudadanía: la encuentra tan baja que, según la mente abocados a la extinción. Carai. (Nota: Le Senne habla de los 'mallorquines' lo suficiente, porque desconoce la existencia de los menorquines, ibicencos y formenterenses. Tampoco sabe que el Parlamento que él preside representa a toda esa gente, él piensa que es un teatríno de provincias que hay que consagrar a la unidad de España).
En resumen, Prohens se quejó al rey de tener demasiada gente, y Le Senne, de tener demasiado poca. Como personajes en una escena descartada de la novela Muerte de dama, de Lorenzo Villalonga, Felipe VI sonrió por igual a ambos, porque tampoco sabía de qué le hablaban y, sobre todo, porque le importaba un bledo. El problema de la población es también el problema de la vivienda, y ésta es una cuestión que la familia real, los siempre distinguidos Borbones, tiene resuelta desde hace rato. Tan resuelta que, por poner un ejemplo, si las hijas del rey Felipe y la reina Letizia (que siempre disfruta más que nadie las estancias en Mallorca), es decir la princesa Leonor y la infanta Sofía, deben sacarse el Bachillerato, pues se instalan en uno de los extremadamente lujosos apartamentos donde se aloja. centro privado británico de referencia para la élite internacional. Dejando a un lado que las hijas del jefe de estado (una de ellas, destinada a convertirse también en jefe de estado, no precisamente como resultado de unas elecciones) deberían estudiar en universidades públicas de su país, lo más gracioso es que los medios aduladores de la casa real (casi todos) destaquen que el gasto de los estudios de la princesa y la niña horas extra y hubieran ahorrado por los estudios de las muñecas. Obviamente, todo el gasto de la casa real española sale del dinero de los contribuyentes, y por tanto de nuestros bolsillos. También la del padrino, el rey emérito, que lleva años alojándose en Abu Dhabi en una mansión de lujo, con un coste (estimado, no hay transparencia) de unos tres millones de euros anuales.
La residencia de verano
Los Borbones tampoco han tenido que pasar pena por su residencia de verano: la Corona española se hizo Marivent suyo con este fin, pasando por encima de las voluntades expresadas por el artista Juan de Saridakis y después por su viuda, Annunziata Marconi, de legar el edificio a las autoridades mallorquinas para que hicieran un centro cultural. Podemos decir que la familia real española son inquiocupas de Marivent, para utilizar una palabra horrorosa que gusta mucho a la presidenta Prohens ya su ejecutivo. No se ha hecho alquiler turístico en Marivent, pero sí han pasado muchos ilustres invitados, que han ligado reconocidas transacciones comerciales que van desde la histórica urbanización Los Almendros hasta el instituto Nóos.
La sensibilidad del rey de España y de la presidenta Prohens para los problemas de población de Baleares son simétricos con la ironía de la foto de Isaac Buj que ha causado este artículo. Un husillo (la tapadera de un husillo) se ofrece a un precio de alquiler de 870 euros al mes, y es una ganga: la etiqueta especifica que se trata de alquiler subvencionado para residentes, gracias al Govern balear y su Ley de obtención de suelo, o ley de especulación total. Sólo habría algo que debería aclararse, y es donde está situada exactamente el husillo: no puede valer lo mismo el alquiler de un husillo de Jaime III que el de uno que esté en la Soledad, por ejemplo. Y ya no digamos si por lo que estuviera en la zona de Marivent. ¿Podría pagarse esta cloaca el inmigrante que viene aquí a intentar trabajar en el sector turístico sin calificación y con un salario reventado? No es un exceso de población: es un exceso de explotación de la isla y de las personas que viven en ella, lo que causa la saturación. Lo saben las ratas de las cloacas.u