Una inmobiliaria de Sóller celebra vender una casa a un residente: "Cómo debe ser"
En la localidad, muy castigada por la masificación turística, es prácticamente imposible encontrar viviendas por menos de 250.000 euros


PalmaLa masificación turística de Sóller y la llegada de miles de extranjeros año tras año ha derivado en que una parte de ellos deciden comprar viviendas en la localidad. Según fuentes de SOS Sóller, en las inmediaciones de la plaza del pueblo hay una veintena de inmobiliarias. En el momento de escribir estas líneas, la casa que se vende más barata en el portal Idealista cuesta 255.000 euros, pero solo tiene 52 metros cuadrados. Es un tercer piso sin ascensor. En este contexto de crispación vecinal debido a los problemas que conlleva la fama de Sóller, una inmobiliaria local ha celebrado vender una casa a un residente. Así, la inmobiliaria Tolo Oliver ha colgado un cartel en una ventana de la residencia, donde dice: "Vendido a gente de Sóller, cómo debe ser".
Residentes del municipio consultados por el ARA Baleares, sin embargo, lo matizan. "Hay inmobiliarias del pueblo que no han tenido ningún problema en vender el pueblo a extranjeros". "Puede ser en algún momento hayan tenido sensibilidad para vender a residentes, pero el dinero es el dinero, y si un extranjero paga el doble, le venden", dice uno de ellos.
Compran casas, aunque no estén en venta
En Sóller, como en muchas otras localidades de las Islas Baleares, el mercado inmobiliario sigue fuertemente tensado. Encontrar viviendas por menos de 300.000 euros se ha convertido en una rareza, con contadas excepciones. Gran parte de las propiedades disponibles son casas antiguas, a menudo sin ascensor ni reformas recientes.
Esta situación viene motivada, principalmente, por la alta demanda tanto de inversores como de personas foráneas que buscan una segunda residencia en el municipio. La presión compradora ha llegado a límites que muchos vecinos consideran excesivos: es habitual encontrar panfletos en los buzones o directamente en las puertas, donde se anima a los propietarios a vender sus inmuebles. En algunos casos, se les comunica incluso que ya existen compradores interesados, aunque la casa no esté en el mercado.
El fenómeno no es exclusivo de Sóller. También se ha detectado en otras localidades y barriadas de carácter obrero de Palma, como Foners, donde proliferan los mensajes con ofertas de compra directa y al contado, a menudo introducidos en los buzones. La falta de oferta y la constante presión compradora siguen elevando los precios y dificultando el acceso a la vivienda para los residentes, que normalmente tienen un poder adquisitivo menor que los clientes de fuera.
Con la llegada del verano, y cada vez más, durante el resto de año, acceder a Sóller es una odisea. Las colas por atravesar el túnel que conecta son habituales especialmente los fines de semana. Una vez en el municipio, encontrar aparcamiento resulta igualmente complicado. Así, como denunció este medio, incluso las plazas reservadas para el personal y los usuarios del centro de salud a menudo se encuentran ocupadas por coches de alquiler. Este escenario ha generado un creciente malestar entre los residentes, que denuncian la masificación turística y la progresiva pérdida de espacios y servicios básicos. Como respuesta, han surgido iniciativas como SOS Residents y Welcome to Sollerland, que, a través de las redes sociales, visibilizan esta realidad desde una vertiente irónica y crítica.
Los perfiles de Instagram de la última iniciativa muestran recreaciones hechas con inteligencia artificial que retratan el verano en la localidad de la sierra de Tramuntana. Una de las imágenes más compartidas es la de un hombre y una mujer rodeados por una multitud, mientras sostienen un cartel que dice: "Yo era de aquí". En otra, un niño aparece rodeado de bañistas comiendo helados en la playa, mientras muestra un cartel con el mensaje: "Yo jugaba aquí". De esta forma, los sollerics pretenden denunciar la pérdida de identidad local y el impacto del turismo excesivo en el día a día de la localidad.