Personas mayores

El Hogar de Ancianos de Palma lleva más de dos años sin bar

La residencia únicamente tiene jarras de agua, vasos y máquinas expendedoras

El bar del Hogar de Ancianos del Consell de Mallorca.
Act. hace 16 min
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PalmaLos residentes del Hogar de Ancianos de Palma, centro que depende del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS) del Consell de Mallorca, llevan más de dos años sin servicio de bar. Este espacio era un punto de encuentro para tomar una bebida o una picadura, compartir ratos con familiares y ver la televisión en compañía antes de su cierre. Todo en una zona de Palma en la que la oferta de ocio y de restauración es escasa.

Hoy por hoy, la oferta se limita a jarras de agua que reposan los trabajadores de la residencia y máquinas expendedoras. El sitio, que antes estaba vivo y concurrido, se ha convertido en un lugar más triste y es el personal del centro quien se encarga de limpiarlo. Aunque la sala del bar está abierta y los usuarios pueden acceder a ella para ver la tele y recibir visitas, a menudo son los familiares quienes llevan alimentos y bebidas de fuera, ya que no existen otras opciones disponibles más allá del menú habitual del centro y las máquinas, con una oferta muy limitada. Tal y como muestra la imagen de la noticia, la barra está vacía: sólo se pueden ver las jarras con vasos y una taquilla con juegos de mesa al fondo.

Fuentes cercanas al centro explican que la Asociación Gira-Sol, antigua concesionaria, dejó el servicio durante el primer semestre del 2023. Según indica el IMAS, desde entonces se han impulsado dos pujas públicas, pero ninguna ha recibido ofertas. En la actualidad se está preparando una tercera con condiciones renovadas para atraer a interesados. Hasta ahora, una de las cláusulas que más dificultaba la contratación era la subrogación del personal, al considerar que había más trabajadores de los necesarios para ofrecer el servicio. El ARA Baleares ha contactado con Gira-Sol para saber cuántos empleados tenía, la modalidad contractual que los regía y si fueron reubicados en otros proyectos o despedidos, pero no se ha obtenido respuesta.

La nueva licitación —según asegura el IMAS, una de sus prioridades actuales— debería abrirse una vez haya vencido el plazo obligatorio para subrogar a los antiguos empleados, lo que debería favorecer su atractivo. Además, se modificarán los requisitos para permitir la participación de diversos tipos de empresas, y no sólo entidades del tercer sector, aunque éstas continuarán obteniendo mayor puntuación por su naturaleza social.

Una sala más

Más allá de la dedicación del personal para ofrecer soporte a los usuarios, durante este tiempo se ha puesto en marcha alguna iniciativa alternativa. Jóvenes del programa ALTER —una iniciativa de intervención socioeducativa dirigida a adolescentes en situación de fracaso escolar, gestionada por el propio IMAS con el apoyo de otras administraciones— acudían a la residencia para vender bocadillos, refrescos y tortas. Desgraciadamente, la colaboración fue temporal y finalizó, dejando de nuevo el bar sin actividad.

Este espacio se ha transformado en una sala de estancia donde muchos residentes simplemente van a mirar la televisión. Cuando algún usuario tiene dificultades para utilizar la máquina expendedora, el personal le ayuda. En días señalados, como fiestas y celebraciones especiales, se prepara alguna mesa con bebidas y un pequeño tentempié, pero estas ocasiones son puntuales. Pese a las limitaciones, el bar sigue siendo la única alternativa para los residentes con movilidad reducida y deterioro cognitivo, que no pueden salir del centro en muchos casos.

En los alrededores de la residencia, la oferta de bares y establecimientos donde los residentes y familiares puedan ir es muy limitada. Esto agrava la situación, especialmente para personas con dificultades de movilidad y familiares que buscan un espacio cercano en el que compartir un rato con los suyos. La ausencia de opciones cercanas hace que la recuperación del servicio de bar dentro del centro sea aún más necesaria, no sólo por comodidad, sino por garantizar un entorno social y digno para las personas mayores.

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