Bibliotecas

"En una biblioteca se debe poder hacer ruido"

Esta institución cultural es mucho más que un sitio donde leer y estudiar. Los profesionales la reivindican como espacio comunitario y democratizador

Sala principal de la biblioteca de Cultura Artesana, en la Misericordia.
21/10/2025
3 min

PalmaAna (73) y Enriqueta (no quiere decir la edad, pero confiesa que está cerca de los 80) salen de la biblioteca de Cultura Artesana (la Misericordia) con un libro de Susanna Tamaro en el bolso. Ambas forman parte de un club de lectura que ha empezado recientemente, y que se centra especialmente en las personas mayores que no tienen el hábito de la lectura. Cuando se les pide cómo va, ambas charlan sin detener, a la vez, entusiasmadas. "Me cuesta, pero cada vez entiendo más. Nunca lo dejaré", dice Ana mientras pega botitos de contenta. "Tienes que escribir que solo he faltado una vez porque tenía examen de catalán", añade orgullosa –es de Córdoba– antes de partir hacia yoga. Estas mujeres ejemplifican lo que son hoy en día las bibliotecas. "Son un espacio de comunidad en torno a los libros, un lugar donde encontrarnos con otros", dice Carolina Guayta, directora de la biblioteca de Can Salas.

Ahora bien, no son lugares aislados de su entorno, sino que cada una interactúa con la realidad de su barriada y municipio. "Ofrecemos un espacio, versátil, abierto y transformador. Los vecinos se reúnen, las escuelas nos visitan y somos un ejemplo de diversidad cultural", remarca Lluïsa Calafat, la directora de la biblioteca Encarnación Viñas (en la barriada de Pere Garau). Para ella es habitual ir más allá de los libros y ayudar a los usuarios con trámites como "pedir cita en el SOIB o en Extranjería". La bibliotecaria de Alaró, Maria Pilar Colomar, apunta que los servicios sociales del pueblo recomiendan a quien necesita ayuda que peguen un bote por la biblioteca. "La mayoría de los recién llegados del municipio vienen de Latinoamérica y deben necesitar una mano porque las cosas que deben hacerse a través de internet se han incrementado mucho desde la pandemia. Si salen con lo que venían a buscar, sea un libro o no, ya estoy contenta", añade.

Clubes de lectura, talleres (de caligrafía, de encuadernación, de escritura, etc.), encuentros con escritores, cuentacuentos, alumnos que se reúnen para hacer un trabajo... Las bibliotecas han dejado a un lado el concepto anticuado, que las encorsetaba como repositorios de sentido, participación de los ciudadanos. "La biblioteca pública tiene un carácter transversal, es de todos y para todos. Es una institución abierta", defiende el responsable del servicio de bibliotecas de Manacor, Toni Ferrer, quien advierte que "se necesitan muchos recursos" para utilizarlas al 100%, como espacios diferenciados para facilitar la convivencia entre los perfiles distintos de usuarios.

Algunas cosas no cambian

"La gente de mediana edad y mayor es la que más lee, y los jóvenes vienen más a estudiar", explica la jefa de la biblioteca de Cultura Artesana, Carmen Martínez, además de destacar un aumento del público infantil gracias al incremento de actividades, la adecuación de espacios y la ampliación del fondo de literatura para niños.

Según las cifras de la Red de Bibliotecas de Mallorca –están excluidas las de Palma y CanSales–, en 2023 se superaron los 150.000 usuarios, de los que 88.000 fueron adultos. Y, pese a que el préstamo de libros electrónicos ha aumentado, este fenómeno no se ha producido en detrimento de los libros de papel. Por otra parte, todavía hay usuarios que, más allá de las plataformas audiovisuales, se llevan a casa películas en DVD –son una minoría en retroceso.

En cuanto a temáticas y géneros, todos los profesionales con los que ha hablado el ARA Baleares coinciden en señalar el auge de los libros de autoayuda. "Es un reflejo de los intereses y problemas que existen en la sociedad", señala el bibliotecario del claustro de Sant Domingo, en Inca, José Manuel Benito. "También nos piden mucha cosa para niños. Incluso un día me pidieron si teníamos mindfulness para niños. Supongo que es porque antes no había tantos diagnósticos en la escuela", apunta por su parte Colomar. Tampoco faltan la novela negra y la histórica, una apuesta segura cuando se trata de fomentar la lectura.

¿Cómo sería la biblioteca soñada? "Quisiera separar a los estudiantes del resto, porque a veces la gente piensa que somos una sala En una biblioteca hay que poder hacer ruido", continúa Benito, que también apuesta por lectores más autónomos a la hora de gestionar sus préstamos.

En cuanto al futuro de estos espacios, algo que parece que no va a desaparecer serán las actividades que hacen posible el contacto humano y la reflexión compartida, como los clubes de lectura y los encuentros con escritor. subraya Ferrer. "Es muy satisfactorio que un escritor que te gusta te cuente anécdotas y de dónde ha salido el trabajo que ha hecho. Hay mucha necesidad de conocer a personas interesantes. Los seres humanos necesitan referencias y en los libros se encuentran. Esto es un regalo que debe aprovecharse, y más ahora que en el mundo hay situaciones muy duras y no sabemos qué va a pasar", reflexiona Guayta.

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