Pobreza energética

"El aire acondicionado es un lujo que no podemos permitirnos"

Un 28,6% de los isleños sufre pobreza energética para hacer frente al calor: no pueden pagar la factura y sus hogares no están bien aislados. Las Islas son la octava comunidad con mayor población vulnerable

Un viejo aparato de aire acondicionado en la fachada de una finca antigua de Palma.
Pobreza energética
06/08/2025
5 min

PalmaLa familia de Eva hizo números y decidió instalar aparatos de aire acondicionado con bombas de calor en la casa de Santa Margalida donde viven ella, sus hijos, sus nueras y sus nietos. "Es antigua y tarda mucho en calentarse y enfriarse", asegura. El confort les duró hasta que llegó su primera factura: 384 euros. "Nos bajó la tensión. El impacto fue muy fuerte. Nos costó más quebraderos de cabeza que alegría. Los instalamos nosotros y nos habían regalado uno", confiesa, para justificar su inversión.

Eva controla los gastos para que sus hijos trabajen sólo durante la temporada en hostelería. Unos sueldos precarios, un elevado alquiler y el alto coste de la vida fuerzan la ingeniería económica. Para abonar la factura, dieron de baja una línea telefónica, pidieron un préstamo de dinero a unos amigos y recurrieron a Cáritas, que les ayudó a llenar el nevero. "Pusimos el aire para los bebés. En invierno se constipaban mucho y en verano tienen sarpullidos y sufren el calor", prosigue. Los aparatos están ahora en un rincón. Los desinstalaron y ellos ahora se enfrentan a la alta temperatura con un par de ventiladores y abanicos. "La realidad nos ha hablado alto y claro: no podemos utilizar aire acondicionado porque no podemos pagarlo", sentencia.

El frío de Irlanda

La situación que describe Eva tiene un nombre: pobreza energética. El concepto nació en Irlanda circunscrito al frío, pero una vez que la temperatura extrema ha alcanzado los países centroeuropeos, los estudios se han extendido al calor. "Hasta que algo no se llama, no existe. Sufren pobreza energética quienes no pueden satisfacer sus necesidades básicas, bien por ingresos o por mala eficiencia de las casas; y se considera, alguien o una familia vulnerable, cuando debe dedicar el 10% o más del salario para satisfacer las necesidades energéticas", aclara María C. Greenpeace España. Un estudio publicado por la entidad ecologista, en colaboración con la Fundación Ecología y Desarrollo Ecodes, concluye que en España la pobreza energética en verano duplica la de invierno –un 33,6% de ciudadanos frente a un 16%– y la padecen una de cada dos familias vulnerables, con un porcentaje del 53,3%. En Baleares, el 28,3% –33,6% en España– de la población no puede mantener una temperatura adecuada en su vivienda en verano por el alto coste de la electricidad y el deficiente aislamiento de los hogares. Las Islas son la octava comunidad autónoma con mayor población vulnerable: un 55,7%, 2,4 puntos por encima de la media estatal.

El calor afecta más a las viviendas peor aisladas, así como a la salud, la economía y el bienestar de las familias. "Nuestras viviendas, que deberían ser nuestro primer y más importante refugio en un clima cada vez más cálido, se convierten en radiadores permanentes en verano, debido al pésimo aislamiento del 95% de las casas. Esto nos obliga a elegir entre hacer frente a elevadas facturas eléctricas para intentar enfriarlas, con las consiguientes y consecuentes el insoportable calor de casas convertidas en hornos", prosigue Prado.

Asociaciones y expertos reclaman al gobierno español que incluya la variable del calor en las encuestas de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética. Greenpeace insisten en que debe tratarse como un problema de salud pública prioritario. "El Estado debe destinar recursos. En 2024, concedió 23.000 millones de euros a subvenciones tóxicas mientras se desatiende este problema. Se necesitan recursos para que la ciudadanía, empezando por los más vulnerables, pueda llevar a cabo reformas en las casas. El gobierno de España debe liderar la transformación del parque de viviendas y obligar a que vende que se vende que obliga a que vende el hogar de vivienda y vende dignidad energética", reclama Prado.

El estudio de Greenpeace ha documentado marcos de ventanas que marcan 48 grados en las ciudades más afectadas por el calor. La temperatura se combate sobre todo con energía procedente de combustibles fósiles o del gas. Por eso, reclaman "la transformación en energía renovable de todos los usos energéticos de la casa" y utilizar alternativas que no generen carbono, como las placas solares, la aerotermia o la geotermia.

Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de 2021, un 21,8% de los hogares de Baleares (cinco puntos más que la media española) tiene un mayor gasto en energía del asumible en función de sus ingresos. Por otro lado, un 6,1% (España un 11,8%) entra en el grupo de pobreza energética escondida: quienes reducen al máximo el consumo (menos de la mitad que la media) y se exponen al calor extremo. Por último, un 11% (en España es el 9,5%) se retrasa en el pago de las facturas.

Ducha de agua fría

Jimena tiene aire acondicionado, pero lo enciende "apenas media hora al día". "Tengo miedo a la factura que pueda llegar y solo el pos si el calor nos resulta insoportable con el ventilador", confiesa. De igual modo, Loli encaja en los últimos datos reseñados: "¡Aire acondicionado? ¿Es un lujo que no nos podemos permitir! ¿Quién tiene para pagar tanto luz? Yo no puedo hacer milagros para dar de comer a toda la familia. Nosotros somos de una olla que nos alimente dos o tres días y de ducha rápida con agua fría".

Para Rosa, un aparato para enfriar su viejo piso –"un horno de hacer pan"– es inalcanzable. Su sueldo como limpiadora del turno de noche en la estación Intermodal de Palma mujer para el alquiler, la comida y facturas "muy controladas". "Ganancia para vivir al día. En mi trabajo no hay climatización. Sale al amanecer con el uniforme empapado y, al llegar a casa, no puedo dormir. Me ducho y doy vueltas en la cama. Vueltas y más vueltas". Además de insomnio, el calor genera bajadas de tensión, digestiones pesadas e irritaciones cutáneas, entre otros. "Se produce un efecto acumulativo. No descansas bien, somete el cuerpo a un estrés que influye en el estado de ánimo, en el cansancio. Y se puede sufrir un golpe de calor, que llega cuando el cuerpo es incapaz de bombear toda la sangre necesaria para refrigerarse", advierte el médico Miquel Estelrich, que recomienda beber agua, para mantenerse hidratado.

Cáritas Mallorca paga con fondos propios ayudas para las facturas de quienes no pueden afrontarlas. Actúan como muro de contención hasta que el Govern publique las ayudas para paliar la pobreza energética, que en 2024 beneficiaron a 129 hogares con 23.242 euros. A la entidad llegan, sobre todo, familias con niños. "No es que no quieran usar aparatos, es que ni los tienen, y este año está haciendo más calor", afirma Puri López, responsable de Acción Social de Territorio en la Part Forana de Cáritas. Les dan pautas y estrategias para ahorrar electricidad y evitar "cronificar la situación", asegura, antes de incidir en otra derivada de la emergencia residencial: "Atendemos a familias que viven en habitaciones alquiladas. A veces no tienen ventilador ni en los espacios compartidos. O no los encienden. Son personas que viven amontonadas para las que alude".

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