El problema de Vox con la fiesta del Flexas

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20/07/2025
2 min

La fiesta del Flexas nació como verbena de Canamunt, para hacer barrio y pasar un buen rato. Las familias acudían con sus hijos subidos sobre los hombros y todos aplaudían el chupinazo o el baile de las drag queens. Fue creciendo de forma orgánica por la aceptación del público. Los organizadores, con Pepa Charro (La Terremoto de Alcorcón) al frente, sufragaron de su bolsillo este crecimiento. Los amigos venían a actuar por una paella, un alojamiento y la amistad con Charro, que pone al servicio de Palma su agenda. públicos y levantar el estiércol cuando alguien te prepara la fiesta del verano. Diría que a Cort le sale más que rentable. cultura". Legitima, por supuesto, las bendecidas por Cristo, las más antiguas y las que formen parte del patrimonio, siempre según su punto de vista. Pero el quid de la cuestión es que consideran "un error del Ayuntamiento apoyar una fiesta con ideología LGTBIQ" que requiere "analizar" su "influencia en los menores de edad". También reprocha que los asistentes beben y se drogan. Lo harán de la misma manera, digo yo, que los padres de familia y hombres de bien a los que he visto meterse rayas como mi dedo índice en bodas, bautizos y comuniones. Farlopa sacramental.

Yo no asisto a ninguna procesión y respete a los creyentes que acompañan a sus imágenes. O puede parecerme absurdo malgastar miles de flores para celebrar el Corpus Christi. Pero asumo que a otros les embargue la emoción.

A Vox le molesta que la fiesta del Flexas convoque a "rojos y maricones", que diría Jorge Javier Vázquez. Que esta bacanal convierta a cientos de niños en homosexuales, como si la orientación sexual dependiera de los mensajes recibidos.

Es tan sencillo como que vayan a la fiesta que les apetezca. Ellos y sus hijos vacunados contra la diversidad y la diversión. Mientras, a los miles de asistentes a la fiesta del Flexas que les dejen bailar al ritmo de santa Raffaella Carrá.

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