El Partido Popular de Baleares by Marga Prohens parece jugar a ser un catch-all party, expresión anglosajona que podemos traducir como "partido que lo recoge todo". Es cierto que el PP tiene una contrastada tradición recogida, pero en este caso se hace referencia a un contexto distinto: el catch-all party, o partido que lo recoge todo, es lo que se presenta como una opción transversal o de consenso, capaz de congregar a votantes de ideología diferente que encuentran en las propuestas de estos partidos un punto de acuerdo. Evidentemente, estos equilibrios tan afinados son difíciles de conseguir y fáciles de perder. Propuestas o intentos de catch-all party de la historia reciente son, a nivel español, el PSOE de Felipe González, el PP del tráfico entre la primera y la segunda legislatura de Aznar. En Cataluña, la Convergencia de Jordi Pujol fue un gran partido recogedor de votos (y el actual PSC de Salvador Illa tiende a imitarle). En Baleares, lo fue el PP de Gabriel Cañellas. Dentro de la Europa reciente, han desempeñado este papel la CDU de Angela Merkel, o (en sus mejores momentos) la République En Marche de Emmanuel Macron. En cualquier caso, se trata siempre de partidos –y de liderazgos– capaces de obtener mayorías absolutas en las urnas.

El PP de Baleares se gusta, y todavía se gusta más desde que está en el poder, y se pregunta por qué no debe ponerse, para las elecciones del 2027, el reto de la mayoría absoluta. Para ello intenta comportarse como un partido (y Prohens, como una líder) catch-all, recogedor de votos de todas partes. El problema es que parece que no han acabado de entender el concepto, ni la forma de aplicarlo.

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Por ahora, el PP de Baleares es el partido que suscribe en Bruselas un Pacto Verde, mientras desregula la construcción en su casa. Es el partido que se niega a condenar el genocidio en Gaza, pero a la vez aplaude que los alumnos se manifiesten a favor de Palestina. Es el partido que afirma que no trastocará la Ley de normalización lingüística ni el Decreto de Mínimos, pero que introducirá el castellano como lengua vehicular de la enseñanza, llegando a impulsar un Plan de segregación lingüística en la escuela pública. Es el partido que crea una Mesa por la sostenibilidad mientras impulsa la turistificación, sobre la que tan pronto dice que es prioritario detenerla como niega que exista.

Para ser un partido recogedor de votos hay que sobresalir en el arte difícil de convencer a sectores amplios de la población mediante el debate democrático. Esto no debe confundirse con intentar engañar a todo el mundo, incurriendo en contradicciones tan flagrantes que acaban siendo insostenibles. Se puede jugar a la ambigüedad, si se sabe. Lo que no es posible es querer ser distintos partidos al mismo tiempo, que es lo que parece que intente el actual PP de Baleares.

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Porque PP sólo hay uno, y no sólo aquí, sino en todo el estado español. Los partidos recogedores, los partidos capaces de reunir grandes mayorías, tienen algo en común, y es que suelen gravitar en torno a lo que se conoce como centro político. Centroderecha, centroizquierda: da igual, en cualquier caso se mueven siempre dentro de esta órbita. Y nada más externo ni más alejado de la órbita centrista que gobernar con la extrema derecha, sea en coalición oa través de acuerdos. No existe una extrema derecha centrada, ni existe tampoco en la actualidad ningún partido de extrema izquierda que pueda compararse con Vox de forma simétrica. Salvo Bauzá, nunca nadie había estado tan lejos como Prohens de la habilidad que tuvo Cañellas para dirigirse a la gran mayoría de los ciudadanos de Baleares. Y es a causa de gobernar de la mano de los fascistas.