Decálogo digital para un mundo mejor

22/12/2025
Professora
3 min

Internet es una bendición, una nueva Alejandría –asequible y global– al alcance de todos. Uno de los grandísimos avances de la humanidad y fuente inagotable de sabiduría y funcionalidad.

Sin embargo, queda poco del internet hippy –desinteresado y colaborativo– de la primera aurora. La red es ahora un oscuro y agresivo mercado de intereses, con escrúpulos éticos más bien discretos. Y –pasivos o ultradopados– nos dejamos arrastrar a ellos.

Recuperamos el mando: necesitamos ser más activos en internet. No más dinámicos o productivos, sino más conscientes, más responsables, más soberanos. Volvemos a pilotar nosotros la navegación:

1. Realiza una navegación activa. Decide tú qué quieres ver y cuándo; elige tú dónde quieres buscarlo y por qué; ten tus fuentes de referencia y, si las valoras, suscríbete (no todo puede ser gratis); huye de las recomendaciones del algoritmo y delscroll extenuante. Asegúrate de que eres tú que has encontrado la información y no al revés.

2. Prioriza los espacios de internet estables: webs de los medios, blogs de referencia, páginas de asociaciones y organismos, enciclopedias, canales temáticos, webs de servicios... Busca el contenido que te interesa en las webs que te merecen confianza. Si es el contenido el que te encuentra a ti, desconfía. Verifícalo en un lugar solvente antes de difundirlo.

3. Retoma los espacios digitales estables también como generador de contenidos. Si quieres difundir tu actividad a través de las redes sociales, asegúrate de que también es localizable en tu web. No te expongas a perder tus contenidos y/o seguidores por los intereses empresariales de las plataformas. Que tu sitio web (estable y seguro) sea el centro de gravedad de tu identidad digital, sobre todo si eres una entidad, un centro escolar, una institución, una causa colectiva... Si uno influencer quiere arriesgarse, ya lo hará. No va a ser una gran pérdida para la humanidad.

4. Redimensiona tu actividad en las redes: reduce el tiempo de exposición, elimina aplicaciones, sigue menos cuentas, valora si todo lo que subes es relevante o es un simple tributo a tu vanidad. Si interactúas, sé selectivo, prudente, amable y, sobre todo, razonable. Esfuérzate en informarte bien y en elaborar buenos argumentos.

5. Preserva la salud mental y la capacidad cognitiva. La exposición indiscriminada genera adicción y frustración, destruyendo la capacidad de concentración. Silencia las notificaciones, sale de grupos innecesarios, date de baja de listas comerciales, denuncia elspam y los anuncios no deseados; establece horarios y lugares libres de pantallas –la mesa, la cama...–, no consultes en el móvil lo que no es necesario (la hora, por ejemplo), no expongas a los niños en las pantallas –tampoco como patrón de comportamiento adulto–, desactiva las notificaciones de tu reloj digital...

6. Recuerda la 'materialidad' de la red. El etéreo término 'nigul' esconde una sólida realidad: contaminación, emisiones, servidores, electricidad, consumo de agua (100 palabras en ChatGPT = 0,5 litros de agua), minerales que tensan la geopolítica... Detrás de tu último gadget de IA se esconden la guerra, la miseria, la explotación, el trabajo infantil... Vacía la nube: desactiva las copias de seguridad, alivia el correo, vacía las papeleras, revisa tus almacenes virtuales, no guardes ni dupliques lo que no necesitas, piensa antes de enviar (uno reel = 30 litros de agua), libera el contenido obsoleto de los workspaces...

7. Piensa que las plataformas son empresas (sí, Google también). No te deslumbres por el 'gratis total': si no pagas un producto (o un servicio), tú eres el producto. No alimentes el monopolio. Hay vida más allá de Chrome, Youtube, Drive o GSuite. Diversifica y apuesta por el código abierto, el software libre y la soberanía digital.

8. Escóndete. El algoritmo te geolocaliza el alma y la atraviesa con puntería telescópica. No se lo pongas fácil: no instales 'apps' innecesarias, no aceptes cookies de rastreo, limpia periódicamente tu historial de navegación.

9. Reduce las compras online. El comercio electrónico incentiva la compulsión consumista (tienda global 24/7); pertenece a grandes monopolios que imponen sus reglas; perjudica al comercio local; provoca una gran huella de carbono (un artículo, un destinatario) agravada por el envío rápido o las devoluciones; y genera un gran bulto no siempre reciclable (el 30% de los residuos en EE.UU.).

10. Navega en catalán: configura en catalán tus preferencias de navegación, indexa tus contenidos para que sean lingüísticamente rastreables, potencia los medios en catalán, crea contenidos en catalán, conoce y utiliza los grandes paquetes de herramientas en catalán (AccentObert, SoftCatalà)...

No es un tema menor. Es justo la frontera entre la libertad y la alienación. Tú lo decides. Internet puede hacerte sabio –en cultura y autocontrol– o un simple cretino digital. Uno más.

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