Literatura

Las voces más jóvenes de la literatura en Baleares

Hablamos con nueve autores de menos de 35 años que han debutado en los últimos años

Las voces más jóvenes de la literatura en Baleares
09/12/2025
6 min

PalmaEl panorama literario isleño se encuentra en constante renovación. En los últimos tiempos, de hecho, una nueva generación de escritores se ha abierto paso con una serie de nexos en común: nacidos durante la década de los 90 y principios del 2000, casi todos confiesan que escriben casi desde siempre. Muchos de ellos han conseguido publicar gracias a la concesión de un galardón, y en todos ellos el hecho de haber publicado hecho ha afectado, de una u otra forma, su escritura.

Aun así, más de uno califica al sector literario de poco permeable, o directamente de hermético, y no dudan en compartir las dudas y contradicciones que les supone formar parte de ellas para llegar a sus lectores –eso sí, la mayoría elige hablar de todo esto o bien por escrito o bien en audio de WhatsApp, más que con una de ellas con WhatsApp. Tienen intereses y referentes diversos, que incluyen desde piezas icónicas del audiovisual reciente como Twin Peaks hasta clásicos de la literatura universal, como José Saramago, Mercè Rodoreda y Emily Dickinson, además de otros autores de su generación, desde Laura Gost a Sebastià Portell pasando por Núria Bendicho y Pilar Codony. Éstas son las nuevas voces de la literatura en catalán surgidas de Baleares.

El encuentro con los lectores

En la última edición de los premios Ciutat de Palma, muchos se sorprendieron por la juventud del ganador del premio Llorenç Villalonga de novela. Joan Moragues Roca (Muro, 1998) tenía 26 años cuando recibió uno de los galardones más importantes de los que se conceden cada año en el Archipiélago. Además del premio en metálico, las bases especifican la implicación del Ajuntament de Palma en la publicación de la obra, que Moragues reconoce que ha sido nula. "Por alguna razón sospechosamente curiosa, lo diremos así, no me han ofrecido ninguna salida para la novela, y ha pasado todo un año y nadie se ha preocupado, así que he tenido que buscar la vida yo. Y la verdad es que me he encontrado con cierta dejadez, no hay un trato cercano ni es fácil entrar en este mundo". Será durante los primeros meses de 2026 cuando los lectores encontrarán la novela, de título provisional Primero fueron las estrellas, en el catálogo de L'Àngle Editorial. Se plantean dos ejes narrativos, en diferentes espacios y tiempos, con uno de ellos centrado en la vida de un científico real, Fritz Haber, que tuvo un papel muy importante en la Segunda Guerra Mundial, cuya trayectoria fue la semilla de esta primera novela de Moragues, quien actualmente ejerce de profesor de Matemáticas en el IES Albu.

No es el único de esta nueva hornada que se dedica a la enseñanza. También lo hacen Blanca Pavón (sa Pobla, 2000), que da clases en el grado de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Cataluña mientras cursa un doctorado en Propulsión Aeroespacial, e Irene Zurrón (Palma, 1990), profesora de Literatura Catalana en la Universidad Rovira i Virgili. Como Aina Fullana (Manacor, 1997), autora de la premiada novela Los días buenos (Edicions Bromera), Zurrón estudió Lengua y Literatura Catalanas en la Universidad de las Islas Baleares, unos estudios que, en su caso, le proporcionaron una primera aproximación seria a la literatura. La segunda, afirma, llegó con el premio Documenta 2024, que recibió ex aequo con Víctor Recort y que derivó en la publicación de la recopilación de relatos Un gato negro en el jardín en La Otra Editorial, en la que los recuerdos y la incomodidad ante el mundo comparten espacio con un largo listado de preguntas sin respuesta y de señales existenciales que forman parte de la experiencia cotidiana. "Me presenté al premio con cierta inseguridad, incluso miedo", expone la escritora, "y cuando me comunicaron que había ganado pensaba que se habían equivocado. Aun así, ahora que han pasado unos meses, reconozco que estoy muy contenta y satisfecha, y que esto ha supuesto una nueva dosis de confianza en el hecho de en serio. Hasta ahora no sabía qué pasaría con las cosas que escribía, y ahora sé que cuando vuelva a hacerlo tendré presente que puede llegar a los lectores. La tribu en medio de la montaña (Tándem Ediciones).

"Es difícil no desanimarse"

El premio Ciudad de Manacor de Poesía por Raíces inaídas de Julia Febrero (San Juan, 1998); la mención al premio Vila de Lloseta de Poesía por Un abismo de imposibles, que apenas ha llegado a las librerías de la mano de Nova Editorial Moll, de Aina Coll (Lloseta, 1990), y el premio Antoni Vidal Ferrando que ha recibido Monumento, de Alba Noguera (Palma, 1997), publicado por Adia como el de Júlia Febrer, son sólo algunos de los galardones que han abierto las puertas de estos autores. Sin embargo, algunos reconocen que la abundancia de premios no implica una consolidación del panorama literario, ni cerca de hacerse. Es el caso de Alba Noguera, quien afirma que "a veces es difícil no desanimarse". "Aunque haya muchos premios en todos los territorios de habla catalana", dice Noguera, "esto no siempre se traduce en oportunidades reales para desarrollar una trayectoria sostenida dentro del mundo de la escritura. Esta desconexión genera, creo, una sensación de escasez e incluso de competición (por recursos, becas, residencias, espacios y tiempos para vinculación que tiene la literatura", apunta el autor (Alba Noguera pide que, en su caso, se utilice el masculino o neutro). También señala la "marcada centralización de la vida literaria en Barcelona". "Mi sensación es que si las cosas no ocurren en Barcelona, ​​cuesta más que sean percibidas como relevantes", opina.

Desde Barcelona, ​​de hecho, donde trabaja de gestora cultural mientras cursa un máster vinculado a esta misma temática, Clara Fiol Dols (Palma, 1995) cita la novela de Noguera, en la que un personaje de nombre Blai regresa a su isla natal después de años viviendo como una masía de las mas impactado últimamente. Corría el año 2018 cuando Fiol publicó su debut poético, Milocas y rabazas, con la editorial Documenta, y en el 2021 cuando salía su segundo poemario, Córpora, con Adia. Sin embargo, en su caso, la trayectoria literaria ha ido en paralelo de la musical y de su participación, entre otros, a proyectos como Marala. "El hecho de haberme presentado al mundo más como cantante puede haber repercutido también en la obra publicada, que al final ha sido algo más circunstancial. No sé muy bien lo que ha significado para mí publicar porque tampoco se ha convertido en una fuente de ingresos, aunque haya sido un privilegio que yo, que sólo tenía una obra publicada, haya podido sacar la segunda." Reconoce que siempre tiene libretas y proyectos literarios en marcha, ya que, dice, escribe desde antes de saber escribir. "Ya inventaba poemas y rapes entonces, como hacen muchos niños", asegura.

La máxima libertad

Quien también ha escrito toda la vida es Blanca Pavón, la ingeniera aeroespacial que el pasado Sant Jordi debutaba con Íncube, una novela de ciencia-ficción publicada por Nueva Editorial Moll. "Creo que nunca he vivido sin escribir", asegura, y lo mismo comparte la poetisa llosetina Aina Coll, quien se muestra felizmente nerviosa ante la aparición de su debut. "Publicar ha comportado vértigo porque siente un profundo respeto por la literatura y por los escritores", reflexiona, "pero a la vez ha sido una alegría que vivo con profundo agradecimiento". Por su parte, Aina Fullana tenía sólo 12 años cuando empezó su novela, una que quedó inacabada porque el ordenador donde la escribía se echó a perder y no pudo recuperarla. Con la adolescencia dejó a un lado la escritura y fue durante la carrera que se volvió a sentir conectada.

Cuatro años después de haber recibido el premio Valencia Alfonso el Magnánimo por Los días buenos, libro que se ha convertido en obra de teatro y que ahora está en proceso de traducción al castellano, Fullana tiene en marcha una nueva novela que ya tiene confirmada su publicación. "Hace unos meses que firmé con la editorial y tengo fecha de entrega y todo, cosa que es un poco nueva para mí porque nunca he escrito así. Me han dado mucha libertad, en cuanto al tema ya mi manera de escribir, no es un encargo, pero es cierto que aún tengo que ver cómo me relaciono con este libertad, si existe realmente la posibilidad de dedicarme". comparte la autora, que actualmente ejerce de lingüista en un medio de comunicación.

Fullana reflexiona a menudo sobre su relación con la escritura, como lo hace también Júlia Febrer, quien asegura que su manera de escribir ha cambiado mucho con el tiempo y confía en que lo seguirá haciendo, en adelante. "No ha sido hasta hace quizás un año que decidí empezar a trabajar más con las palabras. Sentí que sí tenía cosas que decir, que me daba ganas hacer algo con todo lo que había sedimentado dentro de mí. Porque, al final, escribimos desde unas lecturas que nos han sorprendido", expone la autora deRaíces inaídas.

Finalmente, quien tiene bien claro qué lecturas impulsaron su vocación literaria es el menorquín Josep Pons Sansaloni (Ferreries, 1992), que publicó en 2021 la novela distópica Un final en la editorial Raig Verd. "Escribo desde los nueve años. Empecé porque me gustaban mucho las historias que publicaba Pere Melis en el diario Menorca. Me encantaba el lenguaje tan rico que utilizaba", relata el escritor. "Al principio, quería demostrar que tenía mucho vocabulario, ya veces me salían unos textos algo malos de entender. Me gustaría decir que esto ha cambiado, pero no estoy del todo seguro", añade con mucho humor este menorquín que con su debut literario nos invitaba a reflexionar sobre los límites del culto al yo.

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