Observatorio

Cyrano en la cima

Confieso que dudaba hasta dónde podía llegar esta atrevida tribu con sólo tres actores y cuatro cajas de madera como escenografía en tan sólo hora y media de representación

Redondo Gener y Xavi Núñez interpretan 'Cyrano'.
22/12/2025
2 min

Si me dieran a elegir una obra de teatro, sólo una, seguro que sería Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand, como estoy casi seguro que es la obra de la que más versiones he visto en mi vida. Verla anunciada en el Teatro Principal de Ciudad, con la adaptación de Salvador Oliva ya cargo de la compañía La impaciencia —de Rodo Gener, Salvador Oliva y Xavi Núñez, dirigidos por Luis Venegas—, despierta, al menos, dos sensaciones antagónicas. Por un lado, el disfrute de poder ver y oír las palabras, aventuras y desventuras de alguien a quien resulta imposible no admirar, envidiar y nunca llegarle a la suela de los zapatos. Por otra, lo confieso, la duda de hasta dónde puede llegar esta atrevida tribu con sólo tres actores y cuatro cajas de madera como escenografía en tan sólo hora y media de representación.

Lo importante es configurar una base sólida para un clásico de un prestigio y calidad inalcanzable, lo que no es tarea sencilla. Por tanto, resulta imprescindible desbrancarlo con pericia, sutileza y criterio, hasta dejar el tronco de la narración de modo que no falte nada que sea crucial. Salvador Oliva no necesita presentación, pero diría que junto con He visto ballenas, este Cyrano es uno de sus grandes retos teatrales y el resultado sólo puede calificarse de descabezada magistral. Todos y cada uno de los momentos primordiales e imprescindibles de la obra están presentes y bien estructurados. El siguiente paso es dotar a la representación de la fluidez necesaria para que no transcurra a sollozos, que cada cambio de situación se convierta en congruente, con sólo estas cajas de madera como decorado. Objetivo cumplido por Luis Venegas, el director. Y si estas dos vertientes son fundamentales, queda una tercera no menos complicada, porque nos encontramos con un problema que no tuvieron ni Scaparro-Flotats, ni Broggi-Arquillué, ni Hossein-Belmondo, por poner algunos ejemplos teatrales memorables: el tener sólo tres actores para más de media docena de personajes. Problema resuelto, Rodo Gener será Cyrano, Salvador Oliva será Montfleury, Christian de Neuvillette, Le Bret y el conde De Guiche, y Xavi Núñez interpretará a Ragueneau, Valvert, el del famoso duelo con Cyrano, y Roxana. Roxana, con tan sólo una falda. Impecable, increíble. No es una boutade ni una licencia dramática, es tan sólo la demostración de su talento interpretativo. No lo hace mejor que los demás, todo tiene una coherencia dramática exigente, precisa y rigurosa, pero está claro que interpretar a Roxana tiene cierta complicación añadida. Igualmente, Rodo Gener borda al poeta y guerrero, valiente e íntegro personaje, sin necesidad de exhibir ninguna protuberancia entre los dos ojos, mientras que Oliva cambia de rol con destreza y tan sólo un casi imperceptible cambio de chaqueta.

El resultado es una cima teatral, una Cyrano sólido, marmóreo, con todos los elementos y numerosos rincones que conforman esta sutil, estimulante y romántica historia, desde la adaptación y la dramaturgia hasta la interpretación, y sin olvidar la iluminación, que también desempeña un papel fundamental y no menos complicado por el eficiente minimalismo escenográfico.

PS. Si ver, disfrutar y escribir sobre Cyrano siempre resulta especial, en esta ocasión es más, mucho más.

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