Como era Miquel Mas Fiol, según su madre: "Es, desde siempre, un pasador de pena profesional"
Lo cuenta Maria Antònia Fiol, madre del niño que quería despacho, silla cómoda y aire acondicionado


PalmaA siete u ocho años, todo chales, un pequeño de Sant Jordi (Palma) le decía a su padrino: "Yo, de mayor, quiero tener un despacho, una silla cómoda y aire acondicionado". "Y qué vas a despachar", pedía el padrino. Le daba igual, al niño: "Lo que sabía era que no quería mover cajas de fruta ni hacer trabajo físico como su padre, que era mayorista".
Lo cuenta Maria Antònia Fiol, madre del niño que quería despacho, silla cómoda y aire acondicionado: el dramaturgo Miquel Mas Fiol, nacido en 1996. A veces tiene, de despacho, no siempre con aire acondicionado y tampoco todas las sillas que le tocan son cómodas, pero. Ya sea dirigiendo, escribiendo, actuando o produciendo, Miguel muestra seguido su empuje, capacidad de liderazgo y voluntad de hacer las cosas bien. Y eso, dice su madre, no viene de ahora.
"Sí es cierto que, de pequeño-pequeño, era muy tranquilo. Mira que le operaron de un pulmón con sólo cinco meses, pero no era nada llorador y, en general, era muy poco demandante", explica Maria Antonia, que detalla que fue cuando ya tenía cuatro o cinco años que se despertó una curiosidad muy firme en el niño: ", televisión. Cuando aprendió a leer, leía por todas partes. Volvió muy espabilado. A seis o siete años ya sabía quién era el alcalde de Palma, un cargo que en ese momento ocupaba Catalina Cirer", recuerda que desde muy jovencito, y todavía ahora, le ha interesado mucho el mundo de la política.
Todo lo que tenía de espabilado, lo tenía de desordenado: "Era un caos total. En la escuela, su pupitre, todo lo tenía esparcido; las manos, todo el día sucias de rotulador. Ahora bien, los trabajillos le quedaban perfectos y curiosos". Este punto más "trabado" y "caótico" aún le caracteriza: "Le caen las cosas, no sabe dónde deja las llaves, deja las puertas abiertas. Es muy despistado y pasador de pena. Su cabeza va a otra velocidad, piensa mil cosas a la vez". Mi madre dice que, cuando era pequeño, a veces le regañaba si le caía algo. El resultado era peor: "¡Se ponía más nervioso y aún le caían más cosas!".
Bien presto quiso hacer teatro: "De pequeño ya iba al teatro Principal a dar clases. Y siempre le ha gustado organizar: en la escuela, cuando debía hacerse el fin de curso, colaboraba y ayudaba en el montaje. Y a 13 o 14 años empezó a formar parte o colaborar en Jordi a Ni, todo el grupo de Ni Jordi, Nicolas, Jordi, Nicolas, Jordi, Nicolas, Nicolas, Nicolas. Mallorca", apunta Maria Antònia, que detalla que la afición por escribir vino "más tarde": "Nunca había escrito nada hasta que hizo Pasajeros de Brianair. No es que Miguel reniegue de esta obra, pero dice tener muchas carencias. La realidad es que hicieron muchas funciones y la gente se lo pasaba bomba. Cuando hizo esta pieza todavía no había ido al Institut del Teatre, donde ya hizo cosas que después le enseñaron y aprendió a hacer bien. Miquel tiene mucha intuición por el montaje, por la escena… Por el teatro en general. Es que sólo escribe teatro; y para actuar, lo que le gusta, es el teatro", dice.
Como persona, afirma que es "respetuoso y bueno" con la gente que le rodea: "Se preocupa por el equipo de trabajo, y es muy laborable. Y está por sus amigos y siempre está dispuesto a estar ahí para que todo el mundo esté contento. Esto le viene de familia, y no quiere decir que sea bueno del todo: no tener nunca uno no para nadie hace que puedas olvidarte de ti mismo o de las personas de más cerca". Pero sobre todo, sobre todo, lo que es Miquel desde siempre, según su madre, es "un pasador de pena profesional". u
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