Las hermanas Riera dejan las Verduras después de una tradición familiar de 70 años haciendo plaza
Hace décadas que la plaza de las Verduras tiene problemas. En plural
PalmaEs un día lluvioso en plaza. Son las 9 de la mañana y en las Verduras de Manacor (oficialmente, plaza de la Constitución), muy cerca del centro, hay poca gente. En el lateral de la parte alta, las hermanas Riera: Bel (1974) y Joana (1975), ya han desplegado el toldo y han colocado la hortaliza. Como todos los sábados desde que tienen uso de razón. Pero hoy no es un día cualquiera y parece que el ambiente meteorológico y personal (los clientes van llegando constantes, pero uno por uno) sabe que es el último.
Hace más de 70 años que la familia Riera Font hace mercado, ininterrumpidamente, en la plaza de las Verduras de Manacor. Una tradición que se rompe ahora que termina el año, el último fin de semana de un camino que va de Son Pere Andreu (junto a la bifurcación de Manacor hacia Petra) hasta el pueblo de nacimiento. Un corte que sabe tan grave como la falta de relevo y de tiempo necesario para llevarlo todo al día y no acabar agotadas.
"Todo ayuda a hacer el pan negro", contestan, amables pero tristes. "Siendo productoras, haciendo mercado, estando en la Cooperativa de Labradores Ecológicos de Mallorca y debiendo preparar género dos días por semana… todo resulta demasiado trabajo y ha llegado un punto, a 50 años, que necesitamos parar un poco, coger un poco de aire y vivir con más tranquilidad y sin tanto trajín". De todas formas, los martes seguirán haciendo el mercado de Artà y cada jueves, en Sant Llorenç.
"Es cierto que este es el mercado más flojo en cuanto a las ventas, pero es nuestro pueblo y nos sabía muy mal dejarlo… toda la vida hemos venido aquí, cada sábado sin falta" añaden mientras atienden a la clientela, también triste y "poco convencida" por las explicaciones razonadas. "Tampoco queremos arrastrar a otra generación si no es su voluntad. Entre semana llevamos un ritmo alto y creemos que debemos hacer pausa los fines de semana".
Hace más de siete décadas su padrino, Martí Font, ya venía en carro hasta la plaza de las Verduras para vender la huerta cultivada. La antigua plaza, aunque desgarbada y estéticamente mejorable, siempre estaba llena de gente. Los sábados hasta bien entrados en los años 80 no podía estar de tanta que había, "talmente ahora" ironizan "hasta el punto de que sólo teníamos 2 metros para cada campesino".
"El relevo lo cogió nuestra madre Magdalena durante muchos y muchos años. Primero en carro, después en tractor y finalmente en coche o furgoneta". Luego su padre Jaume, que de hecho todavía les ayuda de forma constante y entregada: "Es el verdadero motor de todo". En aquellos años no había mayorista ni tienda "de todos los pueblos de la comarca de Levante" que no fuera a comprar a plaza para después revender.
Una decisión complicada
"Hace desde finales del mes de octubre que lo tenemos claro. En verano hay mucho trabajo y acabas agotado", dice Joana, "fue cuando decidimos soltar alguna de las muchas cosas que llevamos en marcha". Una resolución complicada. Echarán de menos la cotidianidad del encuentro y la nostalgia de un tiempo canjeados por otros sistemas más impersonales de compra.
"Lo mejor de hacer plaza es el contacto con la gente, el orgullo de poder vender lo que tú misma produces. Ver un producto en directo y fresco, es otra cosa, una forma muy distinta de comprar", insisten. "Es cierto que esta plaza está mal… pero es esta y todas. Hasta antes de la pandemia también íbamos a hacer mercado a Felanitx, los domingos, y ahora ya no; no daba. La gente va a donde le es más cómodo, lleva otro ritmo de vida".
"El problema más grande, sin embargo, pienso que es, en general, el hecho de que no hay relevo generacional y que todo el mundo quiere una jornada de 8 a 15 y olvidarse del trabajo el resto del día. Mire si no la formación profesional, de cada vez hay menos carpinteros o menos mecánicos. Claro que todo el mundo quiere tener una carrera claro. sacrificada", contesta Joana, quien durante años la combinó con el trabajo docente, primero en Sa Pobla y después en la escuela de Sa Graduada, en Manacor. "Es lo que he vivido y me ha gustado siempre. Estar en espacios abiertos, en contacto con la naturaleza. Esto no cambia".
Una plaza que duerme
Hace décadas que la plaza de las Verduras tiene problemas. En plural. El incremento de grandes superficies alimentarias y la falta de aparcamientos y horarios de apertura lastran un espacio basado en el producto tradicional de temporada.
Es por eso que hace dos meses el Ayuntamiento abrió la posibilidad de que también pueda abrir las tardes. Así lo expresó la concejala responsable de la plaza, Paula Assegurado, en el pleno del mes de octubre: "Es un problema de mercado: para potenciar el producto local, si no nos adaptamos a los nuevos horarios de los ciudadanos de realizar las compras también los atardeceres… será un inconveniente".
Y es que el aspecto de la plaza de las Verduras, tanto en cuanto a clientes como en las paradas ocupadas, dista mucho de lo que ofrecía el mercado de frutas y verduras manacorense hasta los años noventa, cuando cerró para emprender una reforma integral que nunca ha gustado ni a ciudadanos ni a placeres. Una modernización que vino acompañada del auge continuado de los supermercados y el declive del comercio de proximidad.
13 paradas
Actualmente, las Verduras dispone de 13 paradas activas semanales. Aunque esto tenga más de un matiz. Ya que casi la mitad de estos trastes sólo se ocupan los sábados. Así que, durante la semana laboral, en realidad son 7 los puestos activos y en horario exclusivamente de mañana.
"Antes los aparcamientos que rodean la plaza estaban hipotecados con vehículos que no se movían en toda la semana. Por eso creamos la zona magenta", explica el alcalde Miquel Oliver. Una nueva fórmula mediante la cual ciertas plazas de estacionamiento del centro de Manacor se ofrecen a precios baratos a cambio de limitar a una hora el tiempo de estancia. "Además, se puede llegar a la plaza en coche por un vial libre de la zona de prioridad para residentes, sin preocuparse por la cámara de vigilancia", añade Assegurado.
Actualmente, dependiendo de si es simple o doble y de sus dimensiones, si un agricultor quiere ser placer en Manacor debe pagar entre 50 y 138 euros mensuales, con luz y agua. "Imaginaos el ahorro respecto de un local comercial del centro. Esto hace que muchos no abran en los horarios establecidos y sólo los utilicen como almacén barato".
Una situación que ha llegado hasta los servicios jurídicos del Consistorio, que han logrado, de momento, rescindir el contrato de dos de estos espacios, "porque estaban perjudicando a otros comerciantes en lista de espera", decía Oliver en octubre. El alcalde a la vez ponía en duda el éxito de clientes en muchos mercados de Palma "que se basan en la gastronomía, al ser restaurantes de primera línea encubiertos, y con productos que locales muchas veces no tienen nada".