Docentes que prefieren una excedencia antes que dar clase a otra isla

La crisis de la vivienda complica la aceptación de los traslados a muchos docentes interinos de Menorca y las Pitiusas, que buscan trabajo fuera o piden excedencias por no tener que ocupar la plaza que tienen asignada

Entrada del primer día de escuela en el CEIP Sa Graduada de Maó.
David Marquès
18/09/2025
4 min

CiudadelaCasi 4.000 docentes, 1.533 destinados a Menorca, se ven obligados cada curso a salir de su isla para dar clase. Los profesores interinos deben itinerar unos años hasta que consiguen estabilizar su puesto de trabajo y encuentran plaza fija en un centro cerca de casa. Un reto que se ha agravado estos últimos años con la crisis de la vivienda y que empuja a muchos profesionales a pedir excedencias y trabajar en la enseñanza privada o en otros sectores para no tener que cambiar abruptamente su lugar de residencia.

La menorquina Paula Petrus Goñalons, de 31 años, este año impartirá clases de alemán en la Escuela Oficial de Idiomas de Maó para evitar trasladarse a Formentera, donde había obtenido plaza. La joven docente lo ha preferido al hecho de ir a vivir todo el curso a la Pitiusa menor, donde "me dejaría el sueldo yendo y viniendo", ya que el complemento de 400 euros que otorga el Govern "no me compensa".

El curso pasado logró quedarse en Menorca al obtener una comisión de servicios en el instituto Joan Ramis y Ramis de Maó, pero la imposibilidad este año de repetir permiso la llevó a buscar trabajo fuera. "Si no me hubiera salido la oportunidad de la Escuela de Idiomas, seguramente habría cogido una excedencia y acabado trabajando en algún hotel", afirma.

Paula ya fue una de las afectadas por la decisión tomada hace dos años por la Conselleria de Educación, que adjudica las plazas de estabilización a los funcionarios de carrera obviando las pruebas llevadas a cabo por los docentes interinos. A ella, como al 95% de los aspirantes, no le sirvió haber superado las oposiciones, ya que la Consejería le asignó igualmente un puesto de trabajo fuera de Menorca. El curso pasado pudo esquivarlo gracias a la comisión de servicios y este año, por la plaza que ha encontrado en la Escuela de Idiomas. Aún así, este inicio de curso se han vuelto a repetir los errores administrativos en la adjudicación de plazas a interinos y Paula teme que, si en los meses no se le reconocen los méritos, volverá a encontrarse con el problema de tener que partir. "La verdad es que no las tengo todas", admite. "Lo que quiero es una plaza estable en Menorca, pero a ver si al menos tengo suerte y termino en Mallorca", donde ya fue destinada de más joven y donde conoció a su pareja.

Está claro que conseguir una plaza fija no siempre es garantía de estabilidad. Fanni Murillo, de 52 años y con tres hijos –el menor de 13 años, se ha salvado este año de pasar el curso en el Port d'Alcúdia, donde tiene la plaza, gracias a la comisión de servicios que se le ha reconocido en el colegio público Inspector Doctor Comas Camps de Alaior.

Los dos años anteriores ya se vio forzada a pedir una excedencia y trabajar en el hotel de interior que gestiona su familia en Menorca. "Para mí es una montaña ir a vivir a Mallorca. Entre ir y venir y alquilar piso, no me salía a cuenta", dice. "Una compañera quiso probarlo yendo y viniendo cada día en avión desde Palma, pero solo duró una semana y acabó pidiendo la excedencia", lo mismo que ella hizo.

"Está muy bien que te estabilicen, pero deben ver que te desestabilizan si te dan la plaza fuera", añade. De hecho, al ver que le daban lugar definitivo a Alcúdia, "pedí volver a ser interina y me lo denegaron. Legalmente, no se puede volver atrás". De no haber obtenido este año la comisión de servicios, éste habría sido el tercer curso consecutivo de Fanni en situación de excedencia especial voluntaria, un permiso que sólo se otorga por un máximo de tres años.

El recurso de la comisión de servicios

El de Fanni es un caso muy recurrente en este curso. Extraordinariamente, 925 de los 1.033 docentes que habían solicitado una comisión de servicios en las Islas, el 89% del total, la han obtenido. La mayoría, unos 400, han sido por motivos personales. Es decir, por tener un hijo menor de 15 años que dificulte la necesaria conciliación, por rozar los sesenta o para facilitar el reagrupamiento familiar.

A partir de este año, los docentes que son destinados a Ibiza y Menorca también reciben un complemento mensual similar al que ya se paga a los que deben ir a dar clase en Formentera. Todas las plazas de la Pitiusa menor son consideradas de muy difícil cobertura y dan derecho a percibir un plus de hasta 400 euros al mes. Los profesores destinados a Eivissa cobran un complemento de 200 euros y los que van a Menorca, de 100.

Pero esta compensación no convence a muchos adjudicatarios, que acaban optando por pedir una excedencia y dedicarse durante un año a otras profesiones, muchas veces sin vinculación directa con el ámbito educativo.

Además, la falta de alquileres residenciales para todo el año complica la estancia a los profesores, pero también a los funcionarios de Justicia, médicos o agentes de los cuerpos de seguridad que son destinados un año en Menorca. Aunque buena parte de la oferta de alquiler no turístico se redirige específicamente hacia estos colectivos, la oferta es muy escasa. De las 120 viviendas que se alquilan actualmente en toda Menorca a través del portal Idealista, 104, casi un 90%, son de temporada y tan sólo 16 permiten estancias mínimas de 10 meses, ajustadas a las necesidades de los docentes destinados a otra isla.

El Centro de Profesores de Menorca asegura, sin embargo, que la problemática no es tan grave como en Ibiza. "Tenemos la suerte de que la temporada aquí es más corta y siempre encuentras inquilinos que te ofrecen pisos entre septiembre y junio, que es lo que necesita un docente de fuera", asegura Miquel Mariano. Como medida de refuerzo, la Consejería de Educación ayuda también a encontrar casa a los profesores.

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