Legislar de cara a la galería: las propuestas imposibles de los partidos en el Parlament
El curso se reanuda con varias propuestas de complicada aprobación o que corresponden a competencias estatales, pero que permiten a quien las presenta marcar perfil


PalmaVox registró el pasado lunes una proposición de ley que, de aprobarse, obligaría al Gobierno de las Islas a "establecer requisitos de acreditación de la capacitación lingüística en lengua castellana para los docentes". Pero a preguntas de los periodistas, los legisladores admitieron que no habían comprobado si esto es factible, puesto que las competencias sobre la lengua del Estado corresponden al gobierno español. "Ya se consultará", resolvió la portavoz, Manuela Cañadas. La anécdota ejemplifica un día a día en el Parlamento en el que los partidos formulan planteamientos de máximos que pueden chocar con competencias del Estado y europeas, o bien requerirían ser validadas por instituciones supraautonómicas que ya se sabe que no están dispuestas. Son desiderátums que les permiten posicionarse y marcar perfil frente al electorado, pero son difíciles de aplicar.
Por las características propias del partido, Vox emplea este recurso con profusión. La propuesta de "deportación masiva" de inmigrantes, que su líder, Santiago Abascal, ha puesto sobre la mesa, es una demostración clara, puesto que va en contra de la legislación española e internacional, que prohíbe expresamente estas prácticas. Pero el resto de partidos presentan también algunas iniciativas sabiendo que lo más probable es que se queden en un ámbito declarativo. Por ejemplo, la propuesta de MÉS por Mallorca de limitar la venta de viviendas a no residentes choca frontalmente con la normativa europea.
Por otra parte, la proposición de ley de MÉS, junto con Més per Menorca, que el pasado martes superó gracias al apoyo del PP el primer trámite en el Parlament es también de aplicación compleja. Se trata de reclamar la cogestión de los aeropuertos de las Islas, pero la última palabra al respecto la tiene el Congreso de los Diputados. "Sí se puede aplicar, porque es desarrollar el Estatuto de Autonomía", defiende el portavoz del PP, Sebastià Sagreras. Sin embargo, por ahora ha servido para que todos los partidos tengan que mojarse sobre quién debería gestionar la infraestructura. El PSIB se abstuvo. "Si llega al Congreso, Francina Armengol se verá obligada a votar que no por disciplina de partido, cuando ahí siempre lo había defendido", justifica Sagreras. "Ya le ocurrió cuando, sobre la restricción de venta de viviendas a no residentes, en el Congreso defendió lo contrario que en el Parlament", rememora.
"Todas las propuestas se pueden llevar a cabo", asegura el portavoz de MÉS por Mallorca, Lluís Apesteguia. "Es cierto que en algunos casos somos más audaces, intentamos ir al límite de lo posible", expone: "Debemos presentar las iniciativas que consideremos y, si no se pueden aprobar, ydo dialogar y negociar". En este sentido, considera "tramposo" que partidos mayoritarios esgriman las dificultades de implementación de estas reformas para frenarlas: "Es difícil, pero se puede hacer". Por su parte, el diputado socialista Carles Bona coincide en que "no hay nada inaplicable para siempre". "Otra cosa es hacer creer a la gente que eso es plausible a corto plazo", opina. Así, defiende que, pese a que "no toda política debe basarse en el cortoplacimo, porque no debemos dejar de soñar en lo que creemos", las grandes propuestas deben ir acompañadas de medidas más asumibles. "La presidenta Marga Prohens se escuda en el no despliegue de Frontex [que depende del gobierno español], y mientras tanto no gobierna", dice como ejemplo.
Desconocimiento ciudadano
El politólogo Julián Claramunt explica que la tendencia es consecuencia de que "la gente no tiene demasiado claras las competencias". "Hay encuestas que exponen que muchas personas, cuando se les pide el motivo por el que votan un partido a unas elecciones, dan argumentos incompatibles con las competencias de esa administración", continúa. Sin embargo, Claramunt insiste en que "no hay que caer en la trampa de que una institución hable sólo de sus competencias", porque "muchos cambios en cuestiones que parecían inamovibles se han iniciado en cámaras inferiores" a la institución correspondiente. Ahora bien, advierte de los peligros de hacer promesas difíciles de llevar a cabo: "Esto anima mucho a la gente, pero a la larga genera desencanto".
Por su parte, el analista político Toni Fornés apunta a la "campaña permanente" como causa del fenómeno. "Se envían anuncios muy grandes y elocuentes sobre cuestiones que los ciudadanos puedan oír cercanas", asegura. "Tenemos muchos partidos, y en un contexto en el que la atención de los medios es muy limitada, éstos se la disputan", continúa: "Por eso, deben hacer propuestas visibles y que les permitan diferenciarse". Sin embargo, advierte que "el impacto de estos debates es tendente a nulo" en la ciudadanía: "Los partidos tienen un gran riesgo, que es caer en la autorreferencialidad".