La vida cuelga de un hilo para demasiada gente
Uno de los mejores bares de las Islas Baleares, como tantas cosas, está en Ibiza. Se llama Can Jordi. Y es uno de los mejores porque no es sólo un bar. Es un centro cultural, punto de encuentro y referencia, cae de autores, iniciativas, conciertos, y exposiciones como la que hasta el próximo 1 de diciembre se podrá ver: 'Nos echan'. A partir de una original propuesta gráfica y colgando fotografías de toallas, se recogen testimonios reales de personas que no pueden pagar el alquiler y que Eivissa echa. Así que llevar. Literalmente.
Una exposición que por supuesto podría hacerse también en Mallorca, y quizá en menor medida, de momento, en Menorca. Porque la vivienda expulsa a personas. De pisos y casas, de barrios, de calles, de vidas, de amistades, y las obliga a cambiar de residencia porque las Islas que acogen a 18 millones de turistas cada año no son capaces de acoger a quienes quieren vivir. Bien, los que quieren vivir y no son ricos.
Creo que hay que decir las cosas por su nombre, y ahora mismo la situación en las Islas es sencillamente obscena. Mientras se construyen más viviendas de lujo que nunca, mientras un puñado de empresas y profesionales vinculados a los chalés se hacen de oro, mientras los grandes tenedores disfrutan de unos ingresos que estremecen, los trabajadores, los jóvenes, y ya no digamos a las personas con una realidad familiar o laboral más complicada se ven abocados a la calle. Que los echen.
Es el problema social de mayor envergadura que tienen Baleares. Y no viene de ahora. Hemos sembrado una economía en la que las casas han pasado de ser hogares a acoger turistas. O tener expatos. Para forrarse. Y se han forrado varios, mientras la gran mayoría se va quedando fuera o su vida cuelga de un hilo, como las fotografías de la exposición.