Filosofía

Marx, de vocación literato (I)

Para ejercer una profesión dignamente debe ser talentoso y hacer caso de los buenos consejos paternos y maternos

PalmaEn este artículo recupera un Marx olvidado y muy desconocido. Es un Marx joven, estudiante universitario, más lírico y enamorado, idealista y romántico, que no encaja bien con el Marx conocido universalmente por promover la superación del capitalismo a través de la revolución comunista.

La aproximación a los escritos marxistas de juventud tiene un interés documental; permite reconstruir con precisión una primera etapa intelectual centrada en el romanticismo idealista, que hace hincapié en la libertad individual y el poder de las ideas para transformar la realidad; aporta información sobre el bagaje cultural, literario y filosófico a partir del cual el joven Marx articula el pensamiento inicial; y, además, permite recuperar una vertiente marxista poco estudiada debido a la dudosa calidad literaria de los escritos, su incompletez y la nula trascendencia política.

Elección profesional

A diecisiete años, Marx ya se plantea cuál iba a ser su futura profesión. Lo sabemos gracias a la lectura del ensayo Reflexiones de un joven a la hora de elegir una profesión (1835), que escribió como parte de los exámenes finales de bachillerato. En este trabajo, Marx establece que el primer deber de los jóvenes es elegir una profesión y no contagiarse al azar. Según el filósofo renano, la elección profesional debe cumplir dos condiciones: debe ser vocacional y contribuir a la realización personal, ya la vez debe estar al servicio de la sociedad y el progreso y bienestar del conjunto de la humanidad. Marx considera esencial escuchar la voz de Dios, aunque "hable en voz baja", meditar con calma las cosas, evitar dejarse llevar por un falso entusiasmo que tiene su origen en la ambición y la fantasía. Marx se impone la labor de elegir una profesión digna, vinculada al perfeccionamiento individual y social. Para ejercer una profesión dignamente debe ser talentoso y hacer caso a los buenos consejos paternos y maternos. Marx piensa que un hombre que quiere ser perfecto no puede dejarse llevar por intereses egoístas, no debe preocuparse de sí mismo, sino de los demás y del bien común. Si lo logra vivirá eternamente.

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De acuerdo con este trabajo, defenderé que el joven Marx tenía aspiraciones literarias y codiciaba ser un gran literato. Por eso, durante esta etapa estudiantil escribe poemas, a la vez que experimenta con otros géneros, como la novela humorística y el drama, y ​​se atreve a traducir a los clásicos Ovidio y Tácito. Estos experimentos literarios de juventud están marcados filosóficamente por la adopción de la dialéctica hegeliana, la influencia de las concepciones estéticas de Schelling, Lessing y Winckelmann, y el tono romántico y satírico.

Entre 1836 y 1840, Marx escribe poemas de amor dedicados a la amada Jenny von Westphalen, coincidiendo con su etapa estudiantil en la universidad de Berlín y con el fin de racionalizar el sentimiento amoroso, bajo la influencia formal y temática del romanticismo y el ideal Heine. El poemario también incluye versos dedicados al padre, con miras a justificar una dedicación literaria que le aleja de los estudios de derecho y filosofía.

La mayoría de los poemas son líricos y no tienen un hilo narrativo definido, excepto Lucinda, en el que cuenta la historia trágica de dos amantes. Hay algunos poemas que llaman la atención por su originalidad, como aquél en el que Marx dialoga con una lira o aquel otro en el que compara al hombre con un tambor. Otros, en cambio, los dedicados a los estudiantes de medicina destacan por su tono irónico y humorístico.

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En los poemas utiliza algunos tópicos literarios: la distancia con la amada como obstáculo doloroso, los estados de ánimo cambiantes del enamorado, la exaltación e idealización de la amada, el deseo sexual, el amor eterno y la cara trágica del amor que la adice.

El poemario incluye referencias filosóficas a Kant, Fichte, Schiller, Schelling, Hegel, y Maimónides, la mayoría de las cuales forman parte de epigramas. También hace menciones literarias en las Musas, Homer, Goethe y Bettina Brentano; personajes de ficción como Fausto; y héroes mitológicos, como Ícaro, Edipo y Aquiles.

En los poemas trata del dolor que le causa la separación de la amada, de los obstáculos familiares y también de la lejanía como un impedimento más circunstancial. Otros temas destacados son la poesía, la inspiración y las dificultades creativas. Para Marx, la poesía son cantos unidos a la lira que nacen de la inspiración y los sentimientos amorosos, en los que el objeto amado es inseparable del verso, porque, como escribe Marx, en los siglos venideros se recordará el refrán amoroso que dice: "amor es Jenny. Jenny es nombre de amor".

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La expresión marxista de amor es inconformista, dado que necesita completarse con los conocimientos, los pensamientos profundos y el fluir de las palabras. Le preocupa el lugar del hombre en la tierra y en el universo, y el problema de la existencia y el devenir que nos dirige de la nada al todo, es decir, de la cuna al ataúd. Siente entusiasmo por la vida y por todo lo creado. De hecho, quiere aprovecharla y maximizar las horas para avanzar hacia la libertad y el perfeccionamiento. En resumen, en los versos realiza una idealización de las pasiones que acompaña con reflexiones e introspecciones.

En los poemas hace continuas referencias religiosas, al Dios cristiano, la Virgen María, Cristo, el arcángel Gabriel, que alterna con otras citas a Júpiter o Zeus y Apolo, ya los dioses mitológicos en sentido general. Es creyente y devoto, y reconoce rezar y compone himnos para honrar a Dios. Siente miedo y angustia del juicio final, del destino que determinará si el alma se eleva hacia el cielo o cae al infierno, aunque confía en la grandeza, piedad y bondad de Dios.

Para Marx, la unión amorosa es mágica, también lo son las garras, los corazones, los dones y las bendiciones, los espacios y los remolinos, las imágenes, los poderes y las palabras, la fantasía, la existencia y la propia escritura poética. Las imágenes poéticas positivas de alegría, gozo y felicidad contrastan con otras cargadas de peligros ocultos bajo las ondas salvajes, los truenos y las tormentas, los valles y noches nebulosas, las oscuridades de los abismos y peñascos y las almas demoníacas. En definitiva, percibe que el amor es también un veneno que apuñala y mata.

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Las emociones y los sentimientos

Para Marx no existe amor sin dolor, ni luz sin oscuridad, ni día sin noche, ni cielo sin infierno. Las emociones y sentimientos se suceden sin solución de continuidad, la alegría y el deseo son interrumpidos por miedos, miserias y olvidos. Pero Marx desafía los peligros con su canto y, sobre todo, encara la realidad con los sueños. Los sueños son importantes, porque son ilusiones y metas insatisfechas que pueden llegar a hacerse reales. Aquí la esperanza y la insatisfacción entran en juego e invitan a la acción.

En algunos poemas dedicados al padre, Marx desarrolla un humor irónico y satírico muy característico que usa para criticar la moda del romanticismo retórico; y también la medida matemática del mundo; los estudiantes médicos-filisteos y su psicología, metafísica, antropología y ética; la inexistencia del alma; la visión materialista del hombre; la medicalización de la vida; y la instrumentalización de la naturaleza con fines médicos.

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En el poema titulado 'La pálida virgen', deja constancia de la aspiración a ocupar un puesto de honor en las letras y alcanzar el éxito literario, pero la cruel realidad es que no pasó de ser un sueño, ya que ni siquiera pudo disfrutar de la satisfacción de ver publicados los poemas.