Un equipo y una comunidad, ¿qué más queremos?
Los periodistas no podemos hablar de nosotros mismos. No podemos ser noticia. Pero por suerte esto es un artículo de opinión. Llegué al ARA Baleares en el 2013, cuando era sólo un proyecto. Una ilusión colectiva de dar continuidad a la gran labor del Diario de Baleares. Lo pusimos en marcha y contra más de un pronóstico, no sólo flota, sino que crece y aumenta cada año su impacto, el número de seguidores y suscriptores, en un momento difícil para el periodismo.
No hay ninguna receta absoluta para hacer un medio de comunicación, pero sí hemos aprendido algunas cosas y una de ellas es que ser notarios de la realidad no es sencillo. Porque hoy en día explicar lo que pasa, e intentar analizarlo, se ha convertido en una batalla compleja. Hay a menudo más efectivos en los órganos de gobierno y en los centros de poder intentando crear un relato, que en las redacciones comprobando si aquello es realmente lo que está sucediendo.
Porque a menudo nuestro trabajo es distinguir bien. No es falso lo que nos cuentan, pero a menudo es incompleto. Y, sobre todo, no siempre incluye elementos clave que el periodista debe buscar para ofrecer a los lectores una mirada completa y rigurosa. Y todo esto, en el tiempo récord que nos marcan las frisores digitales.
En el ARA Baleares trabajamos así, apostando por el rigor y la calidad. Y no son palabras vacías. Son a menudo un esfuerzo titánico de un equipo increíble que ha conseguido hacer de nuestro medio un referente informativo y de reflexión, permítanme que lo diga con toda la modestia. Un equipo que tengo el honor de dirigir. Lo otro que por suerte tenemos es una comunidad activa que nos acompaña. Y que nos escribe correos, whatsapps (¡no sería necesario antes de las 8 h!) para comentar un detalle de un artículo. ¡Sigue! Os necesitamos.