Creadores de contenido... ¡tú eliges!
Ya sea desde las instituciones, ya sea desde foros sociales o de opiniones personales como ésta que ahora lea, se suele hacer propaganda de los creadores de contenidos en nuestra lengua, con ganas de mostrar un espíritu positivo y unas expectativas optimistas en cuanto al estado de salud de la lengua catalana, que tantas veces tendemos a ver desde el victimismo o, incluso, desde. ¡Y hay que hacerlo! Les recomiendo seguir la página de Parlars Mallorquins, que empezó como una página de divulgación casi estrictamente lingüística y sobre dialectología y otras curiosidades filológicas y ha acabado siendo un referente en clave nacional y diría que incluso anticapitalista. Me gusta seguir, también, de vez en cuando lo que dice @CasHorrach, que tiene gracia, este chico. O el presidente Àngel Aguiló, de verbo tan elocuente como contundente. Son casos nuestros, con mucho predicamento en las redes y que, además, tienen eco también en los medios convencionales, como IB3, que encuentra una fuente de información, creativa y de conexión con la realidad de la red, que ya no se sabe si es también la realidad de la calle o no.
El caso, sin embargo, es que este pobre columnista venía hoy a hablaros de los demás, de quienes deciden que nuestra lengua no es un mercado, o que, como mínimo, es un mercado demasiado pequeño para ellos. Me ha llegado estos días el enlace de una cuenta de Instagram de dos maestros mallorquinas y catalanohablantes que han decidido realizar toda, absolutamente toda, su comunicación a través de esta red exclusivamente en español. Casos como éste, al menos entre la gente que vivimos en Manacor, hay a romper. Trato de ponerme en situación para comprender qué debe pasar por dentro el cerebro de estas personas que consideran que la lengua catalana no les es útil para decir lo que piensan, para decir lo que quieren decir. Y el primer concepto que nos viene a la cabeza, al pensar en ello, es el autoodio. Deben considerar que la lengua catalana es provinciana, la lengua de los viejos, la de los cerrados, la de los que no saben ver más allá del guijarro donde han vivido siempre, la de los que "no han viajado". Todos los argumentos arrojan pendiente pendiente... ¿o es que hay nada más provinciano que acogerse a la lengua de los colonizadores argumentando que la propia no tiene suficiente cuerpo, suficiente envergadura o suficiente yo-qué-sé-qué?
Algunos otros lo hacen pensando en el mercado. Son gente que tiene negocios. Gente que hace números. Gente que, presuntamente, tienen olfato para comprender dónde hay un duro que ganar. Gente, alguna, que dirá que lo hace para sobrevivir. Algunos lo harán porque, dicen, no desean generar conflicto. Porque sí, porque hay gente que tiene la idea de que hablar en catalán es conflictivo... y no se da cuenta de que el conflicto no lo tenemos nosotros, sino que lo tienen quienes se enfadan cuando oyen hablar la lengua de aquí. Claro, como nosotros, los catalanohablantes somos los mejores bilingües del mundo, no nos enojamos, cuando nuestros congéneres de lengua deciden traicionarla para acogerse, otra vez, a la de los colonizadores... Otros dirán que así abren el mercado. Deben ser primos-hermanos de quienes dicen que el español sirve para ir por todo el mundo. Incluso el inglés, como lengua franca que es hoy gracias, o por culpa, del imperio capitalista que nos la inocula. Sin embargo, resulta que si a esta misma gente les pides cuántas veces han ido a Argentina en los últimos veinte años, te dicen que ninguna. O cuántas veces han estado en Dinamarca o Suiza o incluso en España, te dicen que una, o dos, o tres. Y así, en nombre de un cosmopolitismo que no practican, la matamos.
También están los de las franquicias. Éstos resulta que deben comunicarse en español porque parece un requisito de la franquicia con la que, o para la que, trabajan. Perfumes, aceites esenciales, cosmética resulta que no pueden ser autocentrados, que no pueden hacerse, ni decirse, ni vehicularse en la lengua propia de Mallorca. Y así, los bilingües de turno, agachan la cabeza y cruzan el patrón. Algunos dicen que creer es crianza... ¿Lo encuentra también en este caso?
Finalmente, están los creadores de contenido rasos, quienes se comunican únicamente con la intención de hacer likes y followers. Muchos optan por la vía que explicábamos en el primer párrafo. Otros, en cambio, no se sabe por qué mecanismo mental, prefieren hacer sus comunicaciones públicas en español.
Hablo, en todos los casos, de personas que en su día a día más actual y rabioso, más familiar y más social, más total y más absoluto, hablan en catalán. Es una lástima que no sepan ver que sus clientes, sus seguidores, están aquí, a su lado, entre la gente con la que conviven en este mundo donde, de cada vez, parece que nos cuesta más mantener la vieja sentencia de 'piensa global actúa local'. Todos somos sensibles a la extinción de las ballenas del pacífico; todos lo somos con el genocidio del pueblo palestino. A todo el mundo le preocupa lo que ocurre en el Ártico con el agujero de la capa de ozono. Y la gente se estremece ver las imágenes de esclavitud entre los trabajadores de las minas de coltán. Pero, ¿quién piensa en la lengua que hablamos los catalanes? ¿Cuántos de nosotros la traicionamos cada día? ¿Nos da igual, que se extinga una forma de ser y una forma de entender el mundo?