80 mil del ala

Todos los países algo cultos se dotan a sí mismos de un sistema de becas para sus escritores. Si creemos en la cultura, la lengua y la literatura, se considera bueno que haya dinero público subvencionando la creación literaria, una forma de mecenazgo que tiene como objetivo promover la excelencia, la creatividad, las formas de arte que quizás el mercado no puede sostener por sí mismo.

En las Islas, el IEB, o el ILC en el Principado, tienen una convocatoria de becas para los escritores, como los tiene el Ayuntamiento de Barcelona. No son, diremos, muy generosas…; no llegan al salario mínimo interprofesional anual ni en caso de ser de máxima dotación. Sin embargo, con estas ayudas los escritores pueden "comprar tiempo", o pueden dejar de realizar otros trabajos para dedicarse a escribir un libro en concreto, lo que habrá merecido que un jurado "de expertos" haya puesto la confianza. Por cada beca concedida, por supuesto, hay a menudo decenas de candidatos que no han podido alcanzarla, siempre de acuerdo con un procedimiento reglado, inevitablemente subjetivo.

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Si se da dinero al cine, a las industrias energéticas, a los grandes grupos de comunicación, a la investigación científica, etc., también deben darse a las artes, como no debería dudar nadie. Pero quiero reiterar que, en el caso de los escritores, las ayudas de dinero público para escribir son, en nuestro país, de un máximo de 10.000 euros ahora mismo, aunque hace años podían ser superiores, pero no mucho. Otra cosa son las becas que dedican determinadas sociedades privadas –como los bancos o los laboratorios–, a apoyar a los escritores, que pueden ser más cuantiosas, pero en ningún caso, en España, llegan nunca a la cantidad que ahora quiere dar el Ayuntamiento de Barcelona para un escritor sudamericano que quiera venir a la capital catalana a escribir: 80. Reiterémoslo: no hay ninguna ayuda a la creación en catalán, individualmente considerado, equiparable. Y todo esto no es magia: son tus impuestos.

Los impuestos de los catalanes que, hablen la lengua que hablen, verán cómo su dinero se va a promocionar la creación literaria en una lengua que, ¡sorpresa!, no lo necesita, porque cuenta con millones de hablantes e incluso con becas millonarias para escribir, además de un mercado más amplio y un sistema estatal multinacional que lo hace volar todo a velas despliega. Y, además, ¡ahora tendrá una beca municipal catalana!

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En EEUU hay unas becas MacArthur que pueden llegar a dar más de medio millón de dólares a un solo escritor (durante cinco años): ¿por qué no darles también nuestro dinero público a ellos? Las letras norteamericanas son más vigorosas e innovadoras que las sudamericanas, pero ay, los estadounidenses promueven la creación en inglés, como lo hacen los países sudamericanos con "su" lengua castellana, que defienden tanto que a menudo ni quieren aprender catalán cuando vienen a vivir a los Países Catalanes. Hay quien tiene un plan para cagarnos encima y hacernos desaparecer con nuestros propios impuestos.