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Lucía Palliser Santana es una de las poetas menorquinas más dinámicas del panorama actual. Además de escribir versos y sacar a la luz libros magníficos como Cada veta de vida (Stonberg, 2020), es glosadora, colabora con la revista Desnuda, forma parte de Soca de Mots y está vinculada con el equipo organizativo de los festivales Illanvers y Vershivern. Recientemente la Nueva Editorial Moll ha acogido su última creación literaria: Defensionario, conjunto de ocho suites líricas que exploran el dolor del desamor a partir de diferentes perspectivas y de recursos expresivos variados. Por ejemplo, la primera parte, 'Vulnerabilidad', adopta un tono confesional que ayuda a establecer el tema y el tono; la segunda, 'Do menor', se propulsa a partir de temas musicales que permiten a la autora crear breves composiciones rítmicas con métrica y rima estrictas; la tercera, 'Provisionalitat', utiliza énfasis tipográficos a la manera de Salvat-Papasseit para conseguir que algunas palabras acaben convertidas en gritos viscerales. La parte central es la que da título al volumen y se despliega talmente un canto (anti)épico al modo de un lamento casi homérico. Los segmentos posteriores ('Rescate', 'Evidencia', 'Reverdir' y 'Despedida') son variaciones del mismo ideario de superación del conflicto psicoemocional que se presenta en unas páginas que plantean un viaje que va de la desesperación a la esperanza.

Carl Gustav Jung hablaba de la alquimia de la escritura, aquella que es capaz de transformar la mierda en oro. Lucía Palliser Santana comparte públicamente su herida y la convierte en un palacio literario o, en términos más humildes, en una casa de acogida. Pero no lo hace al modo prosaico, y en ciertos puntos patéticos, de Joan Margarit, que de los innegables duelos de la vida hizo una constelación. La técnica de la autora de Defensionario es más elaborada. En el epílogo, Sònia Moll explica que estamos ante una (auto) defensa que, además, es una puerta abierta en carne viva que invita a un acercamiento empático, puesto que todos los seres humanos hemos pasado por el descarnado proceso descrito por la obra. Los grabados de Carles Moll, delicados y cruentos a la vez, no sólo ilustran los textos, les acompañan con atmósferas inquietantes.

Si bien es cierto que hay algún fragmento quizás un poco demasiado enfático, este hecho no enturbia el espíritu ni la calidad general de Defensionario, un poemario poderoso evidentemente escrito desde la estrictísima necesidad de una explicitación que es a la vez curación verbal a partir de técnicas de proyección neurolingüística, investigación filosófica y también compendio de lecturas, que van desde Sant Agustí hasta Alejandra Pizarnik, pasando por referentes nostrats como Margarita Ballester. Según qué escrituras, en efecto, redimen.

'Defensionario'. Nueva Editorial Muelle. 85 páginas. 16 euros.
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