Si estás interesado en realizar esta ruta guiada por Joan Carles Palos día 14 de diciembre 2024 accede al siguiente enlace
Raval de mar, la barriada marinera más antigua de Ciudad
Itinerario por uno de los espacios urbanos que alberga algunos de los elementos más destacados de nuestro patrimonio arquitectónico y cultural
PalmaLa doctora en Historia Medieval Maria Barceló i Crespí publicó en 2012 el libro El arrabal de mar de la ciudad de Mallorca (siglos XIII-XV) (Leonard Muntaner, Editor), una obra clave para entender e interpretar el entorno urbano que queremos recorrer en esta ruta. Un pequeño área de la geografía urbana que centraba toda la actividad marinera y mercantil durante la Edad Media. Se ubicaba el muelle y el astillero, la lonja de mercaderes y el consulado de mar. Todo ello, este arrabal –barrio extramuros de la ciudad–, era el punto de entrada y salida de personas y mercancías que venían del mar o partían hacia ella. En esta ruta no detallamos horarios, sólo desnivel y altura máxima. Tan sólo se trata de un paseo llano y familiar por callejuelas y plazas llenas de historias, leyendas y un inmenso patrimonio arquitectónico y cultural que requiere tiempo y calma para transitarlo sin prisas y con los cinco sentidos. Una iniciativa del diario ARA Baleares y de la Autoridad Portuaria de las Islas Baleares para transmitir y dar a conocer el patrimonio de nuestros puertos, con especial mención a los de Palma, Alcudia, Maó, Ibiza y la Savina.
La ruta
Iniciamos la caminata desde el centro de la plaza de la Drassana, a los pies de la estatua de Jaume Ferrer, marinero del siglo XIV. Obra del escultor Joan Grauches, en 1915 sustituyó una imagen anterior de Jacint Mateu, del siglo XIX, actualmente visible en el interior del Consolat de Mar. Desde aquí nos dirigimos al paseo de Sagrera por la calle del Consolat y giramos a la izquierda por delante de la sede de la presidencia del Govern de las Illes Balears.
Estamos en la fachada marítima de Palma, ubicados en medio del conjunto arquitectónico que conforman el Consulado de Mar y la Lonja de Mercaderes, estandartes del patrimonio histórico de Ciutat. Miramos hacia el espacio que conecta un edificio y otro, lo primero que nos llama la atención es el portal monumental de acceso a los jardines del Consolat. Es la puerta Vella del Moll (1620), reminiscencia de la antigua muralla renacentista, originalmente situada al final de la calle de la Mar.
El Consulado de Mar es una institución creada en 1326 para la resolución de los litigios derivados del comercio marítimo. El edificio actual es fruto de varios proyectos e intervenciones a lo largo de la historia, que han configurado su fisonomía actual. La parte más antigua del conjunto es la capilla dedicada a la Virgen de los Navegantes, situada en el centro del edificio, construida en la década de 1530, pero no terminada definitivamente hasta 1600. En cuanto a la Lonja de Mercaderes, es una obra destacada y monumental del arquitecto felanitxer Guillem Sagrera. Se trata de una de las mejores muestras del gótico civil mediterráneo, construida entre 1426 y 1447. Seis columnas helicoidales en el interior y cuatro contrafuertes octogonales en el exterior le otorgan, todo ello, dinamismo y fortaleza a la que desde el siglo XV se erigió como la sede del Colegio, la su actividad podía ser anterior.
Seguimos por el paseo de Sagrera, dejamos a la izquierda la calle de la Mar –por donde continuaremos después– y nos acercamos al muelle de la Riba, continuación hacia el interior de la bahía de Palma de la avenida de Antoni Maura. Nos situamos sobre unos terrenos ganados en el mar a partir de la desecación de la Riera, después del diluvio de 1403, momento en que se toma la decisión de construir un nuevo recinto amurallado y desviar el curso del torrente fuera puerta, por el actual paseo de Mallorca. Rodeamos a la derecha y atravesamos la avenida de Gabriel Roca, popularmente conocida como paseo Marítimo, a la altura del monumento de Ramon Llull, obra de Horacio de Heguía (1967). La vía toma nombre del ingeniero que diseñó el trazado de unas obras que se iniciaron a principios de la década de los 40 con el objetivo de conectar el viejo muelle de la Riba con el nuevo puerto de poniente. Situados en la parte más cercana al mar, vale la pena que nos fijemos en un par de detalles.
El primero y más visible, el monumento al capitán Antoni Barceló (1716-1797), obra realizada en 1972 por la escultora Remigia Caubet (1919-1997). Un encargo de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación para rendir homenaje al gran corsario mallorquín del siglo XVIII que llegó a teniente general de la Real Armada española. A continuación, sobre el suelo, se conserva un pequeño tramo de vía del antiguo ferrocarril que conectaba la estación del tren de Inca de Palma con el puerto, en un primer momento, a través de un trazado en superficie entre los años 1887 y 1931. Después, hasta 1965, a través de un túnel que atravesaba toda la ciudad. Finalmente, encontramos un edificio antiguo, de 1931, que fue la sede de la Autoridad Portuaria hasta 2012, momento en que se trasladaron al edificio vecindario, mucho más moderno.
Viajeros intrépidos del siglo XIX
Volvemos atrás y nos dirigimos a la calle de la Mar, ahora a la izquierda de la avenida de Antoni Maura. Un vial estrecho y rectilíneo que nos introduce de nuevo en este arrabal, de superficie reducida y de talante marinero. En este entorno abundaban los hostales, albergues de acogida de viajantes de comercio y cobijo de viajeros intrépidos del XIX, como la escritora George Sand y el músico polaco Frédéric Chopin. Al final de la calle encontramos la puerta de la Gabella de la Sal o del Almudí, portal de la antigua muralla medieval de ciudad. El nombre obedece, probablemente, al impuesto que se cobraba sobre la compra o venta de artículos de primera necesidad, como la sal. Cruzamos la puerta, con doble arco –ojival por la parte exterior y de medio punto por el interior– e inmediatamente giramos a la izquierda por la calle de Apuntadors, frontera norte del arrabal de mar, que seguiremos hasta llegar a la altura de la calle de Montenegro, donde giramos a la derecha y lo recorremos hasta el final. Nos detenemos ante el número 2, el casal de los Despuig, condes de Montenegro y de Montoro. De esta relevante alcurnia, a la que perteneció el cardenal Despuig, destacamos uno más, Ramon Despuig y de Rocabertí (1633-1681), caballero de la orden de Calatrava y primer conde de Montenegro, uno de los armadores de la famosa 'Escuadra Mallorquina', la más relevante de la Corazón Mallorquina.
Salimos a la calle de Sant Feliu, giramos a la izquierda y pasamos por delante de dos importantes casales del XVII, con una decoración exterior de clara inspiración manierista. Son destacables las máscaras monstruosas de piedra en la fachada, que dan lugar al nombre popular de la calle, de Les Carasses. En la siguiente bifurcación, giramos nuevamente a la izquierda por la calle Vi, donde encontramos en el número 12 la casa solariega de Antoni Barceló y Pont de la Terra (1716-1797). Una placa del Ayuntamiento de Palma a la derecha del portal de este viejo casal nos recuerda el nombramiento del capitán Antonio como Hijo Ilustre de la ciudad el 20 de enero de 1967. De aquí salimos a la calle de Sant Pere, donde giramos a la izquierda para terminar la ruta en la plaza de la Drassana.
Dificultad 1 sobre 5
Distancia 1,6 km
Desnivel 3 m
Duración variable
Altitud máxima 20 m
Ruta circular
@Fita_a_Fita