Josep Tous Ferrer fue también uno de los pioneros que vieron las posibilidades de un nuevo medio de transporte: la aviación. Él fue el director –y el alma– de la compañía Aero Marítima Mallorquina, la primera en establecer una conexión aérea de las Islas con la Península: concretamente de Palma con Barcelona.
Tous siguió atento a los primeros vuelos que se llevaron a cabo en Mallorca. Según Luis Fábregas, fue él quien localizó "un paraje del Pomelo" que parecía adecuado para este tipo de actividad. Era Son Sant Joan, el lugar en el que actualmente se encuentra el aeropuerto de Palma.
Miquel Buades Socias ha reconstruido esta historia punto por punto. Fue en marzo de 1921, en una reunión en el selecto Círculo Mallorquín de Ciudad, cuando se creó el Aero Marítima Mallorquina. Adquirieron un hidroavión que bautizaron con el nombre de Mallorca , al que pintaron la bandera mallorquina. Del primer vuelo dejó constancia un pasajero que escribió: "El motor no ha fallado ni una sola vez". Aquí quedó patente otra de las pasiones de Tous, al filmar una película de la jornada.
Josep Tous se encontró con algunas críticas a aquella iniciativa, y él mismo salió al paso con un artículo en La Última Hora , al que calificaba a los autores de "espíritus apocados". También afirmaba que, por resultar rentable, la línea aérea necesitaba una subvención del Estado. Y seguro que este "no regateará" en Mallorca lo que había otorgado a Sevilla para una terrestre.
Por una vez, y sin que sirviera de precedente, Tous acertó. En efecto, el gobierno estatal concedió al Aero Marítima el servicio de correos entre Barcelona y Palma, con una subvención de seis pesetas por kilómetro. También hay que decir que los mallorquines con influencias en Madrid –Antoni Maura, Alexandre Rosselló, el general Weyler y su hijo Ferran, diputado– movieron cielo y tierra para conseguirlo.
Pero para cubrir aquella concesión hacían falta no uno, sino seis aviones, y aquí Tous se encontró, otra vez, con las reticencias de aquellos que podían aportar el dinero necesario. Joan March negó a participar, así que fue Tous mismo el principal contribuyente a la empresa. Se planteó extender la línea a Mahón e Ibiza y se bautizaron como Menorca e Ibiza sendos hidroaviones.
Aquella aventura fue breve. Dos accidentes provocaron la suspensión temporal del servicio y otra vez le llovieron las críticas. En diciembre de 1923, el Aero Marítima cerraba su breve historia.